Autor: Exequiel Ramírez Universidad Santo Tomás
Columnas de Opinión: Antofagasta, un camino con corazón
Columnas de Opinión: Antofagasta, un camino con corazón “El futuro es nuestro y lo construimos entretodas y todos.
El desafio es consensuar esa estrategia de desarrollo, que acompañará el crecimiento, identificando los proyectos más relevantes que necesitamos emprender en el mediano y largo plazo”. Ye Pie corazón este 'camino? Es la preG gunta planteada al final del epílogo en el último libro escrito por Humberto Maturana, 'La Revolución Reflexi-va”, una invitación a crear unfuturo de colaboración. se trata de una reflexiónmuy vigente hoy, al momento de soñar el futuro de nuestra región de Antofagasta. Región que, alo largo desu historia, ha visto su anclaje en el guano, la plata, el salitre, el cobre y ahora, por qué no, el litio y las energías renovables. Territorios. despoblados que fueron habitados por ciu dadanos llegados de distintos confines dela Tierra, en busca delas oportunidades que la generosa geografía denuestro desierto les ofrecía. Historia que serepite y que es importante revisar de cara al futuro y lo que esperamos que sea nuestraregiónen los próximos cincuenta años, por fijar un horizonte de tiempo.
El salitre, el auge del oro blanco, fueel primero que traccionó y fue capaz de lograrque se habitaran estos territorios que, por miles deaños, estabaninhabitados, logrando posicionar ala Región de Antofagasta como uno de los principales aportadoresal erario nacional.
Con la crisis del salitre, durante la década de 1930, la región experimentó su primera debacle, con estampidas de población, lo cualse recuperó con el cobre a raíz de la Segunda Guerra Mundial, y que se hamantenido en constante creci-miento. Hay un consenso de quelasgrandes fortunas producidas por el salitre poco y nada dejaron para nuestra región. En palabras de nuestro recordado don Floreal Recaba-rren, citando a Radomiro To-mic sobre el dilema del desarrollo local, “todo lo que produce el norte se vende fuera del norte y se paga fuera del norte. Todo lo que consume. el norte se compra fuera del norte y se paga fuera del norte. Ni lascataratas del Niágara soncapaces dellenareste caño abier-to en ambos extremos”. Hoy estamos todas y todosllamados a serlos co-constructores de la región que soñamos. La pandemia nos enseñó, de una forma muy dura, queestamos todos interconecta-dos, y que nosetrata de un caminar individual, sino un transitaren colaboración y en convivencia.
La Región que soñapostsalitre, mosnoeslaregión la región que soñamos es una región que se proyecteal futuro, que instale capacidades confluyendo en una estrategia de desarrollo que nos permita abrir posibilidades para las próximas generaciones con innovadores tractores de crecimiento. Hoy estamos viviendo una oportunidad única en nuestra región, con inversiones jamás vistas en la historia, que confluyen en territorio y tiempo, y somos todos los llamados a aprovecharlas.
Una región en que la calidad de vida de todos sus habitantes, el acceso a la salud, el acceso a una educación de calidad, avivienda, el cuidado delmedioambiente, estén en el las prioridaprimer plano de des, siendo visibilizadas como para eldecondiciones debase sarrollo. Una región en donde no tengamos personas invisibles. La pandemia nos puso en evidencia realidades invisibilizadas, quizás por costumbre o coraza. Peor ya no somos inoentes, ya sabemos de sus existencias. Quizás no nos guste reconocernos con estas insensibilidades. No obstante, es el primer paso para cambiar. Y cambiar es irremediable. Comose ve, los desafíos para cultivar nuestro desierto todavíason grandes, porquegrandes son las tareas que se deben llevar a cabo para mejorar las condiciones de vida de las y los habitantes de nuestra región.
Pero ya tenemos las primeras luces que alumbran el camino que deberemos continuar para alcanzar estos objetivos, y que susresultados permeen y alcantodos los sectores, para cenaque crezcamos juntos sin que ningún grupo quede rezagado deeste desarrollo. El futuro es nuestro y lo construimos entre todas y todos.
El desafío es consensuar esa estrategia de desarrollo, que acompañará el crecimien10, identificando los proyectos más relevantes que necesitamos emprender en el mediano y largo plazo, y que requerirán mucha generosidad de las autoridades, ya quetrascenderán asus períodos. tiempo, los proAl mismo yectos habilitadores, aquellos que es necesario emprender enel corto plazo, en lo inmediato, y que son básicos para cualquier estrategia de desarrollo que queramos emprender. Entre ellos están aquellos que mejoren la calidad en la educación escolar y aquellos que mejoren lacobertura enla salud primaria.
Y esque, sin estas necesidades básicas cubiertas, es dificil pensar en cualquiertipo de de-sarrolla que incluya a todas y todos quienes habitamos este desierto y que buscamos, en el sentido figurado, hacerlo lorecer para que sus beneficios y bondades alcancen a todos.
Y ese trabajo requiere mucha pasión, tiempo, dedicación, esfuerzo y, sobre todo, diálogo; que nos volvamos a encontrar en esos grandes acuerdos que nos permiten avanzar sin caer en mezquindades ni egoísmos, y que nos brindan luces del camino que debemos seguir para concretar enel menor tiempo posible ese enorme cúmulo de desafíos que tenemos pendientes para poder llamarnos con orgullo“Norte Grande”, como bautiza-ra estas tierras antaño el célebre poeta Andrés Sabella. Volviendo ala pregunta dial: “¿ Tiene corazón estecamino? Sí tiene. El camino es bue-no; si no, denada sirve”. Elijamos un camino concorazónpara el desarrollo de nuestra querida Región de Antofagasta. 63. Exequiel Ramírez Tapia, rector Universidad Santo Tomás. SÍ TIENE. EL CAMINO ES BUENO; SI NO, DE NADA SIRVE”. ELIJAMOS UN CAMINO CON CORAZÓN PARA EL DESADE R NUERSTRAO QULERIDLA ROEGIÓ N”.