La maquinaria bélica de EE.UU. emplea imanes de tierras raras. China domina ese mercado
La maquinaria bélica de EE.UU. emplea imanes de tierras raras.
China domina ese mercado CONTENIDO LICENCIADO POR THE WALL STREET JOURNAL Queda solo una pequeña cantidad de expertos en el campo, lo que requiere soluciones caras como importar talento extranjero, enviar estadounidenses al extranjero para que se capaciten y automatizar. "Si quiere que sea comercialmente viable, cómo va a lograrlo, porque hay una razón por la que ya no lo hacemos internamente", señaló Moshe Schwartz, importante miembro de la unidad de política de adquisiciones en National Defense Industrial Association, un grupo comercial que representa a la industria de defensa.
Presionar a los proveedores de defensa para que compren imanes más caros que son hechos en EE.UU. elevaría los costos y tendría un efecto dominó, afectando potencialmente la cantidad de sistemas de defensa, como submarinos y jets caza, que podría comprar el Departamento de Defensa, indicó Schwartz. La otra interrogante es quién más comprará los imanes. La demanda de defensa, aunque es considerable, no es suficiente. Otras industrias que utilizan imanes, como los fabricantes de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y máquinas de resonancia magnética, tendrían que estar dispuestas a pagar más hoy a cambio de una cadena de suministro confiable. El Departamento de Defensa en los últimos años ha comprometido más de US$ 450 millones para las tierras raras y los imanes que alimentan. El Departamento de Energía está ofreciendo sus propios incentivos porque los imanes son también fundamentales para los vehículos eléctricos.
El financiamiento está ayudando a un fabricante de imanes alemán a establecer su primera fábrica norteamericana, la que se empezó a construir en marzo, dos décadas después de que se cerró su última fábrica en EE.UU. La instalación, en Sumter, Carolina del Sur, comprará tierras raras localmente. Esos suministros podrían provenir de otros proyectos que están recibiendo fondos de gobierno, como las plantas de procesamiento que se están construyendo en California y Texas, propiedad de mineras estadounidenses y australianas, respectivamente. Su mayor obstáculo son los precios bajos chinos. Una investigación del Departamento de Comercio de EE.UU. en 2022 encontró que la posición dominante de China le permitía fijar precios lo suficientemente bajos como para lograr que la producción fuera insostenible para los competidores. En Occidente, las minas y las instalaciones de procesamiento enfrentan más regulaciones. La maquinaria de guerra estadounidense depende de minúsculos trozos de metal, algunos tan pequeños como monedas de 10 centavos. Los imanes de tierras raras son necesarios para jets caza F-35, sistemas de guía de misiles, drones Predator y submarinos nucleares. El problema: China fabrica la mayoría de los imanes de tierras raras del mundo, con un 92% de la participación en el mercado global. Ahora, Washington está distribuyendo cientos de millones de dólares en subvenciones y créditos tributarios para reactivar la fabricación de imanes en EE.UU. Las fábricas de defensa están contra reloj. Una ley de 2018 restringió el uso de imanes hechos en China en el equipo militar estadounidense, lo que limitó la lista de proveedores potenciales a una pequeña cantidad en Japón y Occidente. Para 2027, las restricciones se extenderán a imanes hechos en cualquier parte que contengan materiales que se hayan extraído o procesado en China, cubriendo casi todo el abastecimiento mundial actual. Después de tres décadas de desindustrialización de post Guerra Fría, la reconstrucción de la industria --contra el peso de China en el mercado-es una batalla cuesta arriba, incluso con la ayuda del gobierno.
Solo una compañía en EE.UU. está produciendo el tipo predominante de imán de tierras raras. "No vamos a poder simplemente girar un interruptor y llegar a donde queremos estar", manifestó Anthony Di Stasio, alto funcionario de defensa estadounidense. "Lo único con lo que puede en realidad determinar el éxito en estos momentos es a través de cuántas ondas positivas ha hecho luego de lanzar la piedra al lago". La oficina que dirige Di Stasio en el Departamento de Defensa se está metiendo de lleno en las cadenas de suministro para invertir en las piezas y partes que hacen que funcionen las fuerzas armadas.
Gran parte de lo que invierten es en el procesamiento de minerales y fabricación de metales, apostando a que sin considerar cómo evolucione, por ejemplo, la tecnología submarina, se necesiten los mismos componentes básicos. "Acerquémonos lo más que podamos a la tierra de modo que sepamos que aún la vamos a necesitar dentro de 15 años", agregó Di Stasio. Al menos un actor importante, General Motors, ha acordado comprar imanes hechos en EE.UU. cuando empiece la producción.
Otros dicen que están interesados. "Si piensa en cuántas narices rotas y ojos en tinta y coronarias sufrieron las personas durante los últimos dos años por las interrupciones de la cadena de suministro, y cuántos millones se perdieron, tener un producto cerca o en la región... es muy valioso", manifestó Kirk Anderson, director de asuntos gubernamentales en Nidec Motor, una compañía japonesa que fabrica motores en EE.UU.
Nidec está en conversaciones para comprar imanes a una compañía estadounidense que recibió financiamiento de gobierno. "Esparcido a los cuatro vientos" Los primeros imanes de tierras raras fueron descubiertos en la década de 1960 por científicos en un laboratorio de la Fuerza Aérea de EE.UU. En las siguientes dos décadas, las inversiones militares llevaron a versiones más potentes capaces de mantener su fuerza en temperaturas extremadamente altas y extremadamente bajas. Eso dio lugar a nuevas proezas de ingeniería, como los sistemas de guerra electrónica avanzados de los jets caza F-15 que pueden operar hasta a 70 mil pies en los cielos. Estos imanes eran caros, lo que limitaba sus aplicaciones. En la década de 1980, los científicos de GM y Sumitono, una compañía japonesa, inventaron en forma separada un nuevo tipo de imán de tierras raras.
Utilizaron materiales menos caros, pero que eran tan potentes que podían atraer objetos cientos de veces su propio peso, mejorando el par de torsión y la eficiencia de los motores eléctricos, contó John Ormerod, consultor de la industria. Para fines de la década de 1980, Estados Unidos era uno de los principales productores, segundo después de Japón. Los minerales se extraían y procesaban en California y los imanes se fabricaban en el medio oeste. GM escindió una división de imanes llamada Magnequench, que vendía a las industrias automotriz, electrónica y de defensa. Para entonces, China había entrado al juego. El auge de la minería de tierras raras china junto con los costos más bajos de la mano de obra asiática debilitaron gradualmente las ventajas estadounidenses. En 1995, GM vendió Magnequench, que fue adquirida por un grupo de inversiones que incluía una compañía estatal china. El acuerdo fue aprobado por el gobierno de EE.UU.
Un ingeniero, Mitchell Spencer, fue enviado a la ciudad portuaria de Tianjin en 1998 para que ayudara a establecer lo que sería, según le dijeron, una fábrica hermana de la planta de magnetismo en Anderson, Indiana.
Poco después de que él regresó a Indiana, Magneq u e n c h c e r r ó l a planta de Anderson y finalmente todas sus operaciones de m a n u f a c t u r a e n EE.UU. " C o n s t r u í m i propia horca", dijo Spencer. El talento estadounidense, agregó, fue "esparcido a los cuatro vientos". De vuelta al futuro La interrupción en las cadenas de suministro durante la pandemia de covid-19 hizo sonar las alarmas. El financiamiento de la era de la pandemia permitió que el gobierno apoyara a Noveon Magnetics con sede en Texas, una empresa emergente que había empezado una producción de imanes a pequeña escala en 2018. La compañía recibió alrededor de US$ 29 millones para aumentar la producción en sus instalaciones en San Marcos, Texas. Los imanes que ahí se fabrican se utilizan en misiles crucero, sistemas de defensa antimisiles y helicópteros.
A medida que aumentaban las tensiones con China, el Departamento de Defensa entre 2020 y 2022 anunció un financiamiento de US$ 45 millones para MP Materials --la principal minera de tierras raras de EE.UU. -con el fin de que levantara instalaciones para procesar minerales en el país. La primera de esas instalaciones entró en funcionamiento el año pasado. La compañía planea empezar a fabricar imanes en Texas el próximo año. Igualmente se destinaron alrededor de US$ 250 millones para Lynas Rare Earths de Australia para la construcción de un complejo de procesamiento de tierras raras en Seadrift, Texas. El año pasado, el gobierno anunció casi US$ 100 millones para la compañía alemana VAC para sus instalaciones de fabricación de imanes en Carolina del Sur. VAC había permanecido durante décadas como una de las pocas fábricas de imanes de tierras raras de Occidente y ahora planea producir imanes en masa en sus instalaciones de EE.UU. Ha enviado a trabajadores estadounidenses a Alemania para su capacitación y va a automatizar para ahorrar en costos. Sus imanes serán alrededor de un 50% más caros que los chinos dependiendo de las especificaciones, indicaron ejecutivos.
Las empresas se han topado con desafíos inesperados, entre ellos una campaña organizada por cuentas falsas de redes sociales prochinas que investigadores de ciberseguridad llamaron "Dragonbridge". Después de que Lynas, la productora australiana, anunciara su planta de Texas, una avalancha de publicaciones en línea de cuentas que se hacían pasar como locales sostenía que el proyecto sería ambientalmente destructivo y afectaría la salud de la comunidad. Hace poco, una baja en los precios de tierras raras, provocada en parte por la expansión de la producción china ha causado preocupación por los nuevos proyectos.
En una teleconferencia sobre ganancias que tuvo lugar a principios de este año, un analista preguntó a ejecutivos de MP Materials si reconsiderarían sus planes en vista de los bajos precios actuales. "Lo que le diría sobre eso es que estamos hablando de una cadena de suministro del mundo occidental que básicamente no existe", señaló el jefe ejecutivo James Litinsky. "Aun cuando el entorno sea difícil, por lo que escuchamos de los clientes, sigue habiendo un deseo de que exista esta cadena de suministro". Artículo traducido del inglés por "El Mercurio". País asiático tiene el 92% de participación global: La maquinaria bélica de EE.UU. emplea imanes de tierras raras. China domina ese mercado JON EMONT The Wall Street Journal Las necesidades de defensa de Estados Unidos están impulsando un esfuerzo de reactivación después de décadas de desindustrialización. RESTRICCIÓN Una ley de 2018 restringió el uso de imanes hechos en China en el equipo militar estadounidense. Un empleado de Noveon Magnetics realiza una prueba antes de recubrir imanes en una instalación de Texas. KATIE HAYES LUKE PARA THE WALL STREET JOURNAL.