EL POLÍGRAFO
EL POLÍGRAFO Tras la serie de hechos violentos de esta semana, la ministra vocera Camila Vallejo fue consultada durante la vocería del lunes si el Ejecutivo sigue sosteniendo que Chile es un país seguro.
Respondió que "tenemos grandes desafíos en seguridad, pero no estamos al nivel que están nuestros países vecinos". ¿Es efectiva esta afirmación? Según el gabinete de la ministra Vallejo, su frase hacía referencia a la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (ONUDC). La dificultad de tener cifras homologables entre los distintos países hace compleja una comparación. Si se consideran los homicidios, en Chile, según datos del último Informe Anual de Homicidios --dado a conocer en abril de este año--, la tasa es de 6,3 víctimas cada 100 mil habitantes. Las cifras internacionales, autorreportadas por cada país, no están estandarizadas ni actualizadas.
Por ejemplo, el informe de ONUDC que cita la ministra cuenta con información hasta 2022, y Chile aparece con una tasa de 6,7 homicidios cada 100 mil habitantes, mientras que Argentina y Bolivia tienen 4,3 y 4, y ni Perú ni Brasil registran datos. En tanto, Colombia tiene una tasa de 25 y Ecuador de 27 homicidios cada 100 mil habitantes. Fundaciones como Insight Crime también han recogido datos. En su informe 2024 señalan que Perú, por ejemplo, estaría bajo la tasa de Chile (4,5) con 3,2 homicidios por cada 100 mil habitantes, mientras que no cuenta con datos de Argentina y Bolivia. El resto de los países latinoamericanos figura con tasas más altas, como Brasil (18,7 ), Uruguay (11,2 ), Colombia 25,7 y Ecuador, con 44,5 asesinatos cada 100 mil habitantes.
En el índice de Crimen Organizado, de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, Chile tiene un índice de 5,1 --en el puesto 8 de Sudamérica--, en peor posición que Argentina con 5 y Bolivia con 4,9, pero superado por Perú con 6,4. Los más altos del continente son Colombia, México y Paraguay.
Otra medición es el Índice de Paz Mundial (2024), del Instituto para la Economía y la Paz (IEP), en que de 163 países analizados Chile se ubica en el lugar 64 y ha retrocedido 10 puestos desde 2022. Según este ranking, Argentina y Uruguay están mejor que Chile (puestos 52 y 47 respectivamente), mientras que Brasil, Venezuela y Colombia tienen los peores índices.
Pilar Lizana, investigadora del área de seguridad en AthenaLab, señala "que si comparamos a Chile con otros países de América Latina, tenemos un mejor indicador de homicidios". Sin embargo, pone atención al aumento de la tasa de homicidios y sostiene que se deben tener en cuenta experiencias como la de Ecuador, que "en 2019 tenía la misma tasa de homicidios que Chile 2022 --6,7 por cada 100 mil habitantes-y en 2023 llegó a 44,5 homicidios por cada 100 mil habitantes". El abogado e investigador de Faro UDD Rodrigo Pérez de Arce coincide en que "cada año, incluso cada trimestre que pasa, nos vamos acercando a cifras más negativas, más parecidas a las de otros países", explica.
El correcto ejercicio para Pérez de Arce es comparar a Chile consigo mismo hace 10 años, lo que evidenciaría que "estamos bastante peor". Además, porque entre nuestros países vecinos están algunos con las tasas de homicidios más altas del mundo, no solamente en América Latina, indica.
Ministra Camila Vallejo dice que "no estamos al nivel de nuestros países vecinos" No existen cifras estandarizadas que permitan comparar con exactitud a Chile con el resto de Sudamérica, aunque en el ranking que cita la ministra Chile tiene peores índices que Argentina y Bolivia. Los expertos recuerdan además que hay países de la región que tienen las más altas tasas de homicidios del mundo y que se debe poner atención al aumento de los indicadores negativos en Chile. EL POLÍ GRAFO EQUIPO EL POLÍGRAFO Camila Bazán, Caterinna Giovannini y Cecilia Derpich ESCRÍBANOS Frases para chequear, noticias falsas y temas de investigación.
Envíenos sus sugerencias a elpoligrafo@mercurio.cl o al WhatsApp +56 9 9533 6345 Otra de las aristas que se ha abierto tras los crímenes de la semana pasada --donde se registraron disparos con alto poder de fuego-es cuál es el origen de las armas que se están usando para cometer delitos y especialmente homicidios.
En ese contexto, la diputada Ximena Ossandón (RN) dijo el miércoles en Radio Universo que "el porcentaje de armas robadas no tiene nada que ver con las armas que hay en las poblaciones (... ) Son entregadas por los narcos y no las que les roban a las personas". Al revés, el delegado presidencial de la RM, Gonzalo Durán (CS), planteó en TVN que el Gobierno aumentará el control y la fiscalización de las armas de fuego legalmente inscritas, las que por distintas razones terminan siendo usadas en la comisión de delitos". ¿De dónde provienen las armas? Consultada sobre el origen de sus datos, la diputada Ossandón dijo que "es cosa de recorrer las poblaciones" y que nunca se ha hecho el catastro de dónde vienen las armas"; mientras que el delegado Durán señaló que "las cifras provienen del Plan Calle sin Violencia, que ha permitido identificar un total de 321.662 armas inscritas en la Región Metropolitana y fiscalizar 6.966 de ellas por parte de Carabineros en lo que va de este año". Cifras de Carabineros muestran que en 2022 fueron incautadas 3.019 armas, mientras que entre enero y agosto de 2023 fueron 1.107. De estas, 549 son cortas, 175 largas, 110 hechizas, 12 modificadas y 251 adaptadas, según un informe entregado al Congreso en septiembre del año pasado.
Según los expertos, es difícil estimar con exactitud el origen de las armas, ya que no hay estadísticas claras y porque es poco frecuente encontrar armas en los lugares donde se cometieron los crímenes o hay hallazgos de cadáveres. Daniel Johnson, director de Paz Ciudadana, dice que "estadísticas serias de cantidad armas decomisadas y agrupadas entre Carabineros, PDI y el Ministerio Público no hay.
No tenemos una estadística única de los decomisos y sus características". Y agrega que tampoco los datos son actualizados con rapidez, ya que los peritajes para saber sus características y origen pueden durar hasta seis meses.
Sostiene que las cifras que tienen mayor detalle son las de los decomisos y en estos "hay menor cantidad de armas hechizas, y por lo tanto, entendemos que hay un abastecimiento de armas de fabricación formal.
La otra línea que observamos es que puede haber un porcentaje importante y creciente de armas que provienen del mercado ilegal, que son armas fabricadas formalmente, pero que entraron informalmente al país". Patricio Rosas, criminólogo y académico de la U. de Chile, también sostiene que el único universo muestral desde el que se puede hacer una referencia son las armas incautadas, unas 2.500 a 2.700 anualmente, mientras que los informes de la Dirección General de Movilización Nacional muestran que las armas robadas y perdidas doblan esta cifra. "Las armas robadas no son encontradas y, por inferencia, van a manos delincuenciales". Dice que la evidencia muestra que la mayoría de las armas incautadas son de puño y no armamento largo, ya que estas últimas son más difíciles de ocultar y usan un calibre muy inusual. "Un fusil puede denotar cierto estatus criminal en la contracultura, como redes sociales o videoclips, pero las municiones son difíciles de encontrar". Sí sucede que armas de puño, como pistolas, son intervenidas con piezas que las transforman en automáticas, logrando que incluso disparen ráfagas completas, con alto poder de fuego e impacto, explica.
Armas y delitos: diputada Ossandón dice que provienen de "los narcos" y delegado Durán, que "en su mayoría son inscritas" No hay registros que permitan estimar el origen de las armas con exactitud, pero los decomisos muestran mayor cantidad de armas inscritas. Sí hay una tendencia a intervenir armas de puño, como pistolas, para aumentar su poder de fuego e impacto. El Polígrafo analiza el debate en torno a la crisis de seguridad.