COLUMNAS DE OPINIÓN: LA SEMANA POLÍTICA
COLUMNAS DE OPINIÓN: LA SEMANA POLÍTICA Transcurridas dos semanas desde que la exministra del Trabajo y candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, ganara las primarias del oficialismo, se advierte ya que ha logrado consolidar su liderazgo en el sector, aglutinando la votación de quienes se identifican con la izquierda y que en gran medida forman parte de ese 38 por ciento que votó Apruebo al texto constitucional propuesto por la Convención. A diferencia de la derecha, ha logrado además imponer la idea de llevar una sola lista parlamentaria, para maximizar de esta forma la representación en el Congreso. Ello pone una presión adicional a las campañas de Kast y Matthei, que hasta ahora no han podido avanzar en una estrategia parlamentaria común.
Tanto el Frente Amplio como el Socialismo Democrático, eludiendo una debida autocrítica por una derrota que amenaza con ser terminal para sus proyectos políticos, se han sumado sin mayor reflexión a la campaña de Jara, privilegiando así una negociación parlamentaria que les permita retener la mayor cantidad de cupos posibles.
En esas tratativas, sin embargo, en varios dirigentes se aprecia un evidente conflicto de interés y pueden estar más interesados en defender su situación personal para integrar la lista definitiva de candidatos que en resguardar los fundamentos y futuro de sus partidos.
El caso de algunos parlamentarios DC, agrupación que ni siquiera fue parte de las primarias, simbolizado en la situación del diputado Eric Aedo, es un ejemplo todavía más elocuente de un pragmatismo mal entendido, en que el destino electoral propio se antepone a cualquier otra consideración de principios.
Y es que, al parecer, nada obsta a que en poco tiempo se pase de liderar dentro de su partido la opción del Rechazo al proyecto de izquierda y refundacional de la Convención, para luego apoyar entusiastamente a una candidata comunista (bailes y fotografías incluidos), sin siquiera esperar la definición de su conglomerado ni menos hacer mínimas exigencias programáticas.
Sus palabras justificatorias, en que sostiene que ha decidido apoyar a Jeannette Jara "no porque haya cambiado de principios, sino precisamente porque los mantengo", suenan vacías y seguramente quedarán como una muestra más de la decadencia del proyecto democratacristiano. Es claro también que el Partido Comunista no está dispuesto a comprometer su identidad histórica por una candidatura circunstancial, cuyo triunfo en segunda vuelta es incierto y está cuesta arriba según muestran las encuestas. Las imágenes, iconografía y discursos del acto celebrado el domingo pasado para conmemorar los 113 años de su existencia son una buena prueba de que no habrá renuncias ni autocríticas, ni tampoco cambios significativos.
De ahí que se deje entrever que es al crecimiento y fortalecimiento de su partido e ideario político a lo que aspiran como primer paso, para afianzarse así a la cabeza de una futura coalición de oposición.
Y es que su estrategia va mucho más allá de esta elección, que naturalmente aspiran a ganar, pero que, dadas la impopularidad del Gobierno y las prioridades ciudadanas centradas en seguridad, se hace difícilmente alcanzable en esta oportunidad.
Los problemas que ha mostrado la campaña de Jara para incorporar a intelectuales y figuras de la centroizquierda que no estén pensando en una campaña parlamentaria reflejan que pocos de ellos están dispuestos a comprometer su prestigio técnico en un proyecto como este. La debilidad que se percibe hasta ahora en su equipo económico, en que casi a diario los rechazos a integrarse se anuncian en los medios, es una buena prueba de ello.
LA SEMANA POLÍTICA Candidatura de Jara Es claro que el Partido Comunista no está dispuesto a comprometer su identidad histórica por una candidatura circunstancial, cuyo triunfo en segunda vuelta es incierto y está cuesta arriba según muestran las encuestas. En demasiadas ocasiones el Presidente Boric ha subordinado los intereses del país a gustitos ideológicos o proyectos partidistas, en clara distorsión de lo que debiera ser una política de Estado. Despropósito presidencial En medio de la campaña electoral, los problemas de gestión e ideologización del Gobierno han seguido quedando una y otra vez en evidencia.
A la situación de inseguridad y penetración del narcotráfico en distintas instituciones, se agrega una política exterior encabezada por el Presidente Boric que ya en demasiadas ocasiones ha subordinado los intereses del país a gustitos ideológicos o proyectos partidistas, en clara distorsión de lo que debiera ser una política de Estado.
Que en momentos en que Chile enfrenta una durísima negociación con Estados Unidos, y luego de que Trump haya anunciado un arancel del 50 por ciento a las importaciones de cobre que se busca por distintos medios revertir, el Presidente Boric persista en realizar en el país el próximo 21 de julio una cumbre de izquierda supuestamente en defensa de la democracia y contra los extremismos, que cualquiera advierte es en contra de líderes como el estadounidense, es un despropósito mayúsculo. A mayor abundamiento, los presidentes invitados varios de ellos de dudosas credenciales democráticas parecen haber sido elegidos con particular esmero para irritar de la mayor forma a los negociadores norteamericanos. Ya próximo a finalizar su período de Gobierno, es claro que el "habitar el cargo", anteponiendo siempre los mejores intereses del país, quedará como un aprendizaje pendiente para el Presidente.. - - -