El mismo plato nuevo
El mismo plato nuevo Señor Director: Nos enorgullecemos de nuestras vivencias, pero evitamos hablar de envejecer. "No represento mi edad", dicen, como si el paso del tiempo fuera algo que esconder. Nos dividimos por edades: los jóvenes admiran a otros jóvenes, mientras los mayores son invisibilizados y privados del espacio que su experiencia merece. Este desequilibrio social nos fragmenta y condena a repetir el plato nuevo cada vez, ignorando la experiencia que podría guiarnos hacia un verdadero desarrollo. Hablar de envejecer no es sexy, pero profundamente necesario. Siendo los más longevos de Latinoamérica, no podemos aspirar a un desarrollo real mientras neguemos el valor de la experiencia. Nuestros niños deben admirarnos no por aparentar juventud, sino por nuestra fortaleza y sabiduría. Envejecer debe ser sinónimo de contribuir y enseñar. Esto requiere valentía para liderar con una mentalidad flexible, abierta y con sed de nuevos aprendizajes. No se trata de sumar años, sino de sumar valor. Solo así el plato se transforma: de algo insípido y repetido, a una receta única, llena de matices. Porque envejecer es la maduración que da sentido y riqueza a todo lo demás. XIMENA HODGE.