COLUMNAS DE OPINIÓN: Cómo enfrentar una crisis nacional
COLUMNAS DE OPINIÓN: Cómo enfrentar una crisis nacional Gastón Gaete Coddou, Géografo Académico Universidad Playa Ancha Una crisis nacional, ya sea política, económica, social o sanitaria, pone a prueba la resiliencia de un país. En estos momentos, las decisiones que se toman -individuales y colectivaspueden marcar el rumbo hacia la recuperación o profundizar el conflicto. Históricamente, diversas naciones (España, Alemania y Chile, por ejemplo) han demostrado que para superar una crisis se precisa: liderazgo claro, cohesión social y estrategias basadas en evidencia. El primer elemento para superar una crisis es contar con un liderazgo que inspire confianza. Como indicó Bernard Bass (1985), «en contextos de incertidumbre, la población busca figuras que comuniquen con claridad y muestren empatía». Ejemplos en estas circunstancias fueron el discurso del presidente de Estados Unidos, Franklin D.
Roosevelt, quien durante la Gran Depresión dijo que «lo único que debemos temer es al miedo mismo». Otra actitud a destacar, fueron las intervenciones de la canciller alemana Angela Merkel, en la crisis migratoria de 2015; en ambas situaciones, estos líderes demostraron que la transparencia y la honestidad son cruciales para la superación de momentos críticos. En contraste, la falta de coordinación o los mensajes contradictorios -como ocurrió en algunos países durante la pandemia de COVID-19generan desconfianza y caos.
En este sentido, Jürgen Habermas (1981), advirtió que «la legitimidad de un gobierno en crisis depende de su capacidad para articular un relato coherente y actuar con responsabilidad». Por otra parte, ante una inestabilidad nacional se hace imprescindible la unidad nacional frente a la polarización, contexto en que Émile Durkheim (1893) observó que «las sociedades encuentran en la solidaridad orgánica el antídoto contra la desintegración». Chile, tras el estallido social de 2019, o Colombia durante el proceso de paz, mostraron que los acuerdos básicos entre fuerzas políticas y civiles son esenciales. No obstante, la polarización -como la que vivió España en la crisis del 2008 o Estados Unidos tras el asalto al Capitolio en 2021puede paralizar la acción colectiva.
Considerando estos u otros aconteceres símiles, Jonathan Haidt (2012) sostuvo que «en tiempos de crisis, el tribalismo político es un lujo que ninguna sociedad puede permitirse». Frente a lo indicado, se requieren mecanismos de diálogo inclusivo, como mesas de concertación o pactos nacionales, donde prevalezca el interés general sobre las agendas particulares. En tanto, las estrategias basadas en evidencia y adaptabilidad, aparecen como antecedente esencial cuando las decisiones en una crisis deben apoyarse en datos y asesoramiento experto.
Mariana Mazzucato (2013), subrayó que «los Estados que invierten en ciencia y planificación a largo plazo, resisten mejor las crisis sistémicas». Casos en este concierto, fueron respectivamente Corea del Sur, país que mitigó la pandemia con políticas de testeos masivos y rastreo tecnológico, mientras que Nueva Zelanda combinó restricciones tempranas con comunicación efectiva.
No obstante lo indicado, la rigidez puede ser un escenario contraproducente, ante el cual Jared Diamond (2005) sostuvo que «las sociedades que colapsan son aquellas que se aferran a modelos obsoletos en vez de adaptarse». Así pues, un país debe balancear medidas inmediatas (como rescates económicos) con reformas estructurales (educación, sistema sanitario) para evitar crisis recurrentes. Otra variable a tener en cuenta ante una crisis nacional es el rol de la ciudadanía: entre la resiliencia y la exigencia. Ninguna estrategia estatal funciona sin participación ciudadana.
Así pues, Viktor Frankl, sobreviviente del Holocausto, escribió en 1946 que «en las crisis, el sentido de propósito compartido es lo que mantiene viva a una comunidad». Teniendo en evidencia lo indicado, a nivel nacional durante el terremoto de 2010, Chile vio surgir redes de ayuda vecinal, mientras que en la crisis argentina de 2001, las asambleas barriales fueron clave para la supervivencia. Pero la resiliencia no debe confundirse con pasividad, hecho ante el cual Slavoj ·i·ek (2008) dijo que «la obediencia ciega en tiempos de crisis puede normalizar el autoritarismo. Por ello, la sociedad debe mantener un equilibrio: cooperar con las autoridades, pero exigir transparencia y rendición de cuentas. Por último, las lecciones internacionales y cooperación son imprescindibles, dado que ningún país resuelve una crisis en aislamiento. La globalización exige cooperación, como demostró el Plan Marshall (1948 1952) en la reconstrucción europea o el fondo común de vacunas COVAX durante la pandemia.
El economista Joseph Stiglitz (2002), insistió en este ámbito, que «los problemas globales requieren soluciones multilaterales». En síntesis, enfrentar una crisis nacional demanda liderazgo ético, unidad social, políticas basadas en evidencia, participación ciudadana y cooperación internacional. Como escribió Albert Camus (1947), «las crisis sacan lo mejor y lo peor de los seres humanos; la diferencia la marcan las decisiones que tomamos colectivamente»..