EDITORIAL: ¿Se justifica el optimismo económico?
EDITORIAL: ¿ Se justifica el optimismo económico? E l más reciente informe de la OCDE presenta estimaciones para la evolución de la economía mundial en 2025 y 2026, junto con análisis detallados de cada país. En términos agregados, la organización anticipa un crecimiento real del producto mundial de un 2,9% para ambos años, lo que captura el impacto de la guerra comercial desencadenada por Estados Unidos.
Para esta potencia, se presenta una revisión a la baja en las estimaciones de expansión de la actividad, llegando a 1,6% en 2025 y 1,5% en 2026 (en 2024, el crecimiento fue de 2,8%). En el caso de China, se anticipa una desaceleración desde el 5,0% del año anterior a un 4,7% para el presente año y un 4,3% para 2026. Para Chile, los equipos técnicos de la OCDE proyectan un crecimiento del 2,4% en 2025 y 2026, lo que significaría nuevamente que nuestra economía crecería por debajo de la del planeta.
Entre los elementos que sustentarían la actividad, estaría el consumo de los hogares --el informe no se refiere al gradual y sustantivo encarecimiento del empleo formal bajo la actual administrac i ó n y s u s u b s e c u e n t e potencial impacto--, mientras que la inversión crecería 2,2% y 2,7% este año y el próximo, respectivamente, motivada por menores intereses y una mayor confianza empresarial. En cuanto a las exportaciones, continuarán sujetas a la incertidumbre internacional. Respecto del gasto del gobierno, se proyecta un fuerte incremento en 2025, de 3,9%, superior al 3,2% de 2024 y al 2,4% de 2023. Precisamente es a esta tendencia a la que se han referido distintos expertos para advertir de un cierto descontrol en los niveles de gasto bajo la administración Boric.
El ajuste recién se produciría en 2026, con un aumento de solo 1,3%. La factibilidad de este resultado, y de la dinámica de nuestras finanzas públicas, dependerá fundamentalmente del último presupuesto que presente la actual administración y de la convicción del siguiente gobierno de, ahora sí, hacerse cargo de los desequilibrios fiscales de Chile. En materia de inflación, se espera que caiga gradualmente, hasta alcanzar un 3,3% en 2026.
La combinación de una política monetaria neutra y de una fiscal que, potencialmente, se guíe por la regla de balance estructural, emerge como un factor que contribuiría a avanzar hacia el objetivo de política (3% de inflación anual). Finalmente, en línea con lo que los análisis técnicos han sugerido, la OCDE plantea que una simplificación de las regulaciones, la agilización de los permisos y el fomento de la innovación pueden ser elementos que impulsen la inversión y el crecimiento de la productividad. Afortunadamente, y quizás como respuesta a la magra gestión económica de la actual administración, estos parecen configurarse como temas comunes en parte importante de las candidaturas a la Presidencia de la República.
En perspectiva, las cifras que entrega la OCDE no distan significativamente de las proyecciones que ha realizado, por ejemplo, el Banco Central (crecimiento en el rango 1,75-2,75% el 2025 y 1,5-2,5% en 2026). Esos discretos números, sin embargo, sí contrastan con el optimismo que intenta proyectar el Gobierno y que utiliza cada cifra del Imacec por sobre el 2% para construir un relato centrado en un crecimiento puntual por sobre el tendencial, buscando instalar la idea de que la economía se estaría normalizando. Esto es sin duda debatible, particularmente por la ausencia de reformas que potencien el crecimiento de largo plazo. Así, si la normalización de la economía implica crecer en torno al 2%, la apuesta de alcanzar el desarrollo deberá esperar un gobierno más ambicioso que el actual.
Ahora bien, probablemente tal posibilidad, la del arribo de un gobierno de orientaciones distintas (o el fin del actual), sea lo que subyace a los avances que se observan en la actividad o incluso en el mercado accionario. Por cierto, la actual administración aprovechará tal impulso para insistir en su relato. Ello poco importa.
Lo verdaderamente relevante es que todas las candidaturas aprendan de los errores económicos de este gobierno y planteen programas e ideas para volver a retomar, de forma permanente, un crecimiento, al menos, por sobre el 3%. Eso sería una fuente de optimismo real. Si la "normalización" implica crecer en torno al 2%, la apuesta de alcanzar el desarrollo deberá esperar un gobierno más ambicioso. ¿Se justifica el optimismo económico?.