Autor: Camila Bañales Seguel Ing. Agrónoma. Dra. Ciencias Ambientales Colaboradora de Colectiva
Columnas de Opinión: Defender la vida, toda la vida
Columnas de Opinión: Defender la vida, toda la vida Las guerras envenenan la Tierra. Según la ONU, más del 90% del agua en Gaza ya no es apta para el consumo humano. Se han destruido más de 70 sistemas de saneamiento, derramado combustibles, colapsado alcantarillado, y acumulado residuos médicos sin tratamiento.
No hay “zona segura” cuando se destruyen hospitales, se bombardean reservas de agua, se contamina el suelo con fósforo blanco. ¿Cómo pensar en restaurar ecosistemas cuando se destruye la posibilidad misma de la vida? ¿ Qué planeta podemos cuidar si normalizamos que haya territorios convertidos en infiernos inhabitables? Esta semana, el ataque al barco Madleen, que transportaba ayuda humanitaria y a defensoras ambientales como Greta Thunberg, nos recuerda que no puede haber justicia climática sin derechos humanos. No es solo una crisis política: es una crisis de humanidad. En ocho meses de ofensiva sostenida, más de 36 mil personas han sido asesinadas, la mayoría mujeres y niños. Más de un millón de personas enfrentan hambre aguda. El 70% de las tierras agrícolas ha sido destruido. Incluso los pocos árboles que quedaban en patios y huertos familiares han sido talados o bombardeados. Gaza se ha convertido en una zona de sacrificio total. Me ha costado escribir sobre esto, quizás por respeto, por miedo a no tener las palabras. Pero hoy me es imposible seguir hablando de restauración ecológica sin nombrar la destrucción sistemática de cuerpos, tejidos sociales y territorios. Como científica ambiental, no puedo ser neutral frente al genocidio. Toda defensa de la Tierra debe partir por defender la dignidad y derecho a existir de quienes la habitan: infancias, mujeres, familias, pueblos, ecosistemas. La vida toda la vida está conectada y merece ser cuidada. No basta con salvar las aves si se bombardean hospitales. No sirve plantar árboles mientras se arrasan justicia amescuelas. La biental exige primero el respeto a la vida humana. No puedo ser indiferente. Me duele profundamente. Pero escribo también desde la convicción de que cada vez seamos más quienes digamos basta y que cada cual, desde sus trincheras, podamos hacer eco de lo que ocurre. Cuidar la vida empieza por indignarse cuando la destruyen.. ENFOQUE