COLUMNAS DE OPINIÓN: incluir también es celebrar
COLUMNAS DE OPINIÓN: incluir también es celebrar 1 mes de agosto trae consigo una fecha significativa para los establecimientos educacionales: el Día de la Niñez. Esta celebración representa una valiosa oportunidad para reconocer, visibilizar y valorar la diversidad presente en nuestras aulas. No debería limitarse únicamente a regalos y dulces, sino transformarse en una instancia concreta para avanzar hacia una educación verdaderamente inclusiva. En nuestras comunidades educativas convivimos con estudiantes que presentan trayectorias, intereses, culturas, ritmos de aprendizaje y necesidades distintas.
Muchos de ellos son parte del grupo que identificamos como alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE), cuyas formas de participar, comunicarse y aprender pueden diferir de lo convencional, pero que son igualmente valiosas y dignas de atención y respeto.
El Día de la Niñez nos invita, como docentes del sistema escolar, a reflexionar profundamente sobre: ¿ qué acciones concretas promovemos en el aula para asegurar que todos los estudiantes vivan esta fecha, y cada día del año, en una comunidad que los comprenda y valore tal como son? Para responder a esta pregunta es urgente avanzar hacia una cultura escolar inclusiva, que promueva el acceso, la participación y el aprendizaje de todos los estudiantes.
Esto solo es posible a través del trabajo colaborativo entre docentes, el uso de estrategias pedagógicas diversificadas y la implementación de apoyos que permitan a cada alumno acceder al currículo, expresarse libremente, aprender con sentido y desarrollarse en plenitud. En este camino, los equipos del Programa de Integración Escolar (PIE) juegan un rol fundamental.
Desde su labor especializada, se orientan a la consNatalia Fica Académica Carrera de Pedagogía en Educación Diferencial Universidad de Las Américas, Sede Concepción trucción de entornos verdaderamente inclusivos, donde se articula la colaboración entre profesionales, asistentes y familias para diversificar la enseñanza, flexibilizar las evaluaciones y adaptar las formas de comunicación de acuerdo con las necesidades de cada estudiante. Celebrar la niñez implica también comprometerse con los derechos de todos los infantes, especialmente de aquellos que han sido históricamente invisibilizados o excluidos. Es transformar la educación desde una perspectiva ética y profesional, no solo por convicción personal, sino por responsabilidad social. Este mes, más que nunca, celebremos la diversidad, desafiemos nuestras prácticas, eduquemos desde la equidad y construyamos escuelas donde cada estudiante sea escuchado, valorado y donde su singularidad tenga un lugar para brillar. Incluir también es celebrar. Y cada acción que realizamos para avanzar en inclusión es, sin duda, un regalo auténtico en este Día de la Niñez..