“Me convertí en el Uber de mis hijos... y soy feliz”
“Me convertí en el Uber de mis hijos... y soy feliz” Matías y su esposa Alejandra, con los hijos Antonia, Aylén, Angel y el pequeño Adán. SERGIO GILBERT ]. SERGIO GILBERT ]. cialmente calurosa en Los Nogales, al lado de La Calera, Matías Fernández (38) pelotea con su hijo Ángel (8) y un par de niños de su edad. También está su hermano Nazareno y, desde lejos, lo observan sus suegros y su abuela. Mati dice que Ángel "ya juega en la escuela de fútbol de Colo Colo y le gusta mucho pelotear. No sé si será futbolista, es muy chico aún para pensar en eso. Es diestro, le pega fuerte, pero como papá, sólo quiero que disfrute". El ex volante albo y de la Selección nacional está en esa parada.
La del papá que quiere estar en todo lo que pueda con sus cuatro hijos que, aparte de Angel, son Antonia (16), Aylén (12) y Adán (2). "Después de dejar el fútbol, me convertí en papá a tiempo completo. Soy el Uber de mis hijos porque los llevo al colegio, a sus actividades deportivas y, a la más grande, a las fiestas. También le cambio pañales a Adán y le preparo la papa... Soy feliz", sentencia. Sus hijas le salieron también muy deportistas. "Sí. Antonia hace vóleibol y equitación. Confieso que no me gusta eso de los caballos porque lo encuentro peligroso, pero igual con mi señora (Alejandra Santibáñez) la apoyamos y practica en un club en Chicureo.
Aylén hace patín carrera, es campeona nacional y ahora la vamos a acompañar a una competencia en Geisingen, Alemania, donde va a representar al Team Díaz". Igual esos deportes son más caros que jugar a la pelota. "Imagínese. La equitación no la practica mucha gente por eso mismo y, aunque la gente no lo crea, el patín carrera también. Unos patines de competencia valen harto caro y en Chile, son las familias las que sustentan a sus hijos deportistas.
Es algo que a mí me gustaría ayudar a cambiar". ¿Cómo puede ayudar? "Dando espacios para que los niños puedan hacer deporte sin restricciones económicas e incentivando a las empresas a que ayuden no sólo a los campeones, sino que a los chicos con proyección. Aylén por suerte tiene apoyo de algunas, como SQM Litio y Clínica Meds, y es parte del programa Promesas de Chile del IND. Pero falta mucho por hacer y en eso quiero estar.
Al menos desde el lado que yo sé más que es el fútbol". ¿Por eso administra ahora complejos deportivos? "Sí, con mi familia formamos una empresa -Matil4 Ltda y en dos complejos, uno en Quilpué y el de acá en Los Nogales, hacemos clases personalizadas y clínicas deportivas a niños entre 6 y 16 años. Tenemos una línea de ropa y accesorios deportivos que vendemos pero que también regalamos.
No estoy en esto para ganar plata, sino que para sentir que ayudo". El fútbol profesional, para usted ¿ quedó en el olvido tras el retiro? "No, porque a pesar de que no juego en ninguna liga y sólo veo por la tele los partidos de Colo Colo y de la Selección, me he E: medio de una tarde primaveral espeCEDIDA CEDIDA CEDIDA CEDIDA Matías Fernández y su vida luego de dejar el fútbol "Me convertí en el Uber de mis hijos... y soy feliz" Quien en 2006 fuera elegido el Mejor Jugador de América dice que "si no llegué a los mejores equipos de Europa no fue por mi personalidad ni por convertirme al cristianismo, fue porque físicamente no estaba para jugar a ese nivel". preparado para seguir en el fútbol profesional si es que me decido en algún minuto a hacerlo. Acabo de terminar el curso especial de la INAF para ex seleccionados que duró dos años" ¿ Ese en que estaban Medel, Vidal, Beausejour y Alexis, entre otros? "Ese mismo.
Yo aprobé el examen final y ahora sólo falta que me entreguen el cartón". ¿El resto también aprobó? "Sé que, por lo menos los que estaban en mi grupo sí, es decir, Alexis, Chupete (Suazo) y Mark (González)". ¿Su idea es empezar dirigiendo a niños y luego apuntar a un equipo profesional? "Por ahora, miro de lejos esa posibilidad. Estoy viendo posibilidades. Empezaré a hacer on line un Master en Coaching Deportivo y Psicología de Alto Rendimiento en una universidad española. Ahora que iré a Europa pasaré a Lisboa porque hay una posibilidad de hacer un convenio con Sporting para poder mandar becados niños chilenos a ese club en que jugué. Me han ofrecido trabajar en empresas de representantes, pero he dicho que no.
Y antes de pensar en dirigir a un equipo profesional, me gustaría probarme como entrenador en alguna universidad". ¿Usted cree que tiene la personalidad para dirigir a un equipo profesional? Se lo pregunto porque usted siempre fue callado, muy introvertido. "Yo creo que un buen entrenador es el que es capaz de transmitir a sus dirigidos sus ideas. Y en eso nada tiene que ver las personalidades.
Además, creo que ustedes (los periodistas) y la gente siempre tuvieron una imagen mía equivocada". ¿Estábamos equivocados? ¿ Usted no era para adentro? "A mí nunca me gustó hablar en la prensa porque no me gustan las polémicas. Pero yo hoy hago charlas en colegios, en empresas para hablar de Dios y de los valores del deporte y no tengo problemas para hablar en público". Seamos claros, Mati. Muchos nos formamos la idea de que usted tenía condiciones para llegar mucho más lejos en su carrera pero que su personalidad retraída lo perjudicó. ¿No fue así? "No. Yo creo que hice una bonita carrera y que llegué adonde tuve que llegar. Jugué y fui campeón en Colo Colo, jugué en Villarreal, en Fiorentina, en el Milan, en Sporting de Lisboa. Fui campeón de la Copa América y fui a un Mundial con la Selección. Es harto". Pero usted fue elegido el Mejor Jugador de América en 2006. Y uno apostaba que llegaría a clubes top, como llegaron, por ejemplo, Arturo Vidal, Claudio Bravo y Alexis Sánchez. Iré más allá: muchos piensan que desde que usted se convirtió al cristianismo se le acabaron las ambiciones. "Pensar y decir eso es no conocerme y ante eso no puedo hacer nada. Para empezar, yo me hice cristiano en 2014 y me acuerdo porque fue el año en que no pude ir al Mundial por estar lesionado. O sea, mi carrera ya estaba construida. Si no llegué a clubes como Real Madrid, Barcelona, Juventus o Manchester City fue porque físicamente no daba para eso. La gente no lo sabe, pero yo podía jugar extraordinario un domingo, pero no podía estar al mismo nivel el miércoles para jugar otro partido. Yo estaba consciente de eso, no lo decía porque siempre quería estar. Pero no me daba.
Eso lo conversaba con mis entrenadores, me trabajaban, pero nunca llegué a tener el físico de Arturo, Alexis, Bravo o el Bose (Beausejour). Nada tuvo que ver que yo leyera la Biblia o que fuese callado"..