EDITORIAL: Edad en campaña
EDITORIAL: Edad en campaña El primer debate televisivo se dará más temprano que nunca en la campaña presidencial de Estados Unidos, el próximo jueves 27, y será una oportunidad para que Joe Biden demuestre si está en plena capacidad de gobernar otros cuatro años. Desde que anunció que iba a la reelección han surgido voces poniendo en duda su estado de salud, especialmente en lo mental.
Quien, obviamente, es el más interesado en abrir esas interrogantes es Donald Trump, el cual si antes le decía "Joe somnoliento", ahora habla de una falta de "agudeza mental". Con Biden, de 81 años, enfrentando a un Trump de recién cumplidos 78 es imposible que la edad no sea tema de campaña.
En el caso del Presidente, se ha hecho evidente su deterioro físico desde 2020: camin a m á s l e n t o y muy rígido, habla en voz baja y tartamudea más de lo que acostumbraba. Más delicados son los síntomas de pérdida de memoria, confusión en los detalles de ciertas políticas o desorientación espacial. Según el consejero especial que lo entrevistó en febrero para el caso de los documentos clasificados, "es un hombre mayor, con mala memoria", pero que en el diálogo en general no mostró deterioro cognitivo avanzado. Un artículo del Wall Street Journal dice que su energía fluctúa y que tiene días buenos y malos. Cada vez que aparecen videos que lo muestran en situaciones de confusión, los asesores se apuran en desmentirlo. Eso pasó con las imágenes de la cumbre del G7. Durante una presentación de paracaidistas, Biden apareció desorientado, alejándose del grupo y caminando solo hacia un lugar fuera de la cámara; prontamente la anfitriona, Giorgia Meloni, lo fue a buscar. Desde la Casa Blanca reclamaron por este video subido por el New York Post, un diario de Rupert Murdoch que, dijeron, busca desprestigiarlo. Efectivamente, la imagen había sido manipulada, recortando el plano para que no se viera a uno de los paracaidistas al que el Presidente iba a saludar. Otro episodio ocurrió en una gala con celebridades de Hollywood, donde juntó 30 millones de dólares. Una imagen ahí lo muestra "congelado", mirando la audiencia, con Barack Obama tomándolo del brazo para sacarlo de escena. Sus asesores sostienen que esperaba que terminaran los aplausos.
Cualquiera sea la explicación, con el correr de la campaña estos ataques probablemente se intensificarán, y de ahí lo relevante del debate como instancia donde la audiencia podrá medir en directo la condición de los contendores. En una encuesta de febrero, el 59% de los entrevistados decía que ambos estaban muy viejos para el cargo. Y eso es evidente porque Trump también está avejentado. En el juicio en Nueva York donde terminó condenado, se le vio dormitando, desconcentrado, y es frecuente que confunda nombres y no identifique bien a las personas. Al volver de Italia, Biden hizo su propio diagnóstico sobre su antecesor: "Algo se quebró cuando perdió (la elección de) 2020. Está claramente trastornado". Con todo, las mismas encuestas muestran que el tema afecta más al mandatario en ejercicio, cuatro años mayor y cuyo deterioro físico es mucho más notorio.
Si bien no se conoce evidencia clínica de que ni Biden ni Trump estén menoscabados en las capacidades necesarias para gobernar, es legítima la preocupación mundial por saber si realmente están en condiciones de dirigir la nación más poderosa del planeta. El debate del 27 será clave para medir las condiciones en que se encuentran Biden y Trump. Edad en campaña. - -