Autor: Germán Gómez Veas
Columnas de Opinión: Práctica docente para un buen año escolar
Columnas de Opinión: Práctica docente para un buen año escolar OpiniónDoctor en Filosofía de la EducaciónEn sus pensamientos pedagógicos, Gabriela Mistralperfiló, gráficamente, laesencia del trabajo docente.
Esos pensamientosson reflexiones prácticas dedicadasa las maestras con quienes compartió labores en el Liceo 6 de Niñas de Santiago y destacan por acentuar el modo de ser y el mejor modo de hacer de los buenos educadores. Unade esas reflexiones plantea tres as-pectos centrales en el buen quehacer pedagógico: “Enseñar siempre; en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra”. En primer lugar, la exhortación recuerda que la actividad central del quehacer educativo es la de servicio.
En efecto, todo equipo docente es un conjunto de servidores que han buscado desarrollarse profesionalmente en un ámbito de especial formación humana: proveer conocimientos y formar y éticamente a los alumnos están en la esencia del servicio docente. Sin la práctica concreta y habitual del servicio, la actividad pedagógica sería más bien un tipo de trabajo meramente téc-nico. Además, dado que el ejercicio profesional educativo se ocupa de manera directa y transformadora de la persona, desarrollar un hábito de servicio en este rubro no es una actitud opcional.
El segundo aspecto, que por cierto está vinculado al anterior, es queel fin del servicio en educación esayudar a crecer a los alumnos, lo que pone a los educadores en relación vinculante respecto de los fines de la acción educativa.
Educar es ayudar a crecer en el sentido de que posibilita que los alumnos y alumnas saquen, desde su interior, sus potencialidades para resolver con ellas los diversos desafíos que presenta la realidad y asimismo, ese crecimiento compromete que los niños y niñas puedan proyectar esas potencialidades, pues de este modo darán sentido trascendente a su conducta, a sus propias existencias. Además, el quehacer educativo si es genuino, entraña que el profesor también experimente su propio crecimiento. Esto quiere decir, que los docentes que realizan una buena educación, advierten que su labor los hace ser mejoresseres humanos. En cuanto al tercer aspecto que se desprende fácilmente de la reflexión mistraliana, es que los docentes son modelos de conducta. En esta perspectiva, conviene subrayar que la formación humana encuentra en los modelos humanos el camino más seguro y confiable para cultivar los valores que se busca integrar en la vida personal. Los alumnos en las escuelas se están formando, aprenden a dar forma a la libertad de su ser personal, y en ese desafío los modelos humanos juegan un rol decisivo. Al igual que los padres, los educadores son cruciales en la formación integral.
Así, dado que el trabajo docente incide directamente sobre la formación de los escolares, entonces los educadores deben tener siempre presente que en la escuela ellos son quienes proveen esos valores por medio de su conducta diaria.
Entonces, si hubiera una máxima que sugerirle a los docentes para dar inicio a un año buen lectivo, es precisamente la de que se destaquen por la práctica de enseñar en todo momento, con la actitud, el gesto y la palabra.. Opinión