Un país que camina hacia la inercia económica
Un país que camina hacia la inercia económica CCésar CCésar Cifuentes presidente regional PRI El El último Índice Mensual de Actividad Económica (lmacec) de septiembre confirma confirma lo que veníamos anticipando: nuestra economía no crece, y el gobierno sigue sin una respuesta eficaz, dejándonos en la deriva. El crecimiento nulo no es sólo una cifra decepcionante decepcionante para la administración actual; es la realidad que experimentan diariamente las familias chilenas.
Esta inacción y falta de compromiso para reactivar el desarrollo económico están afectando a áreas fundamentales como la salud, la educación y la inversión inversión en infraestructura, a la vez que se deja de lado la urgencia de reducir el desempleo. Es indignante ver cómo se desmoronan las bases de un sistema que debería estar orientado a sostener y mejorar la vida de todos.
La inyección inyección de recursos en áreas estratégicas parece cada vez menos una prioridad, y en lugar de proyectos concretos que promuevan el empleo de calidad, se ven anuncios vacíos y soluziones cosméticas. ¿Dónde están los fondos que deberían garantizar que nuestros hospitales funcionen adecuadamente? adecuadamente? ¿ Qué pasa con los recursos destinados a proyectos de infraestructura esenciales que impulsarían impulsarían el crecimiento económico y mejorarían la conectividad? El problema no es la falta de fondos, sino la administración deficiente y el desinterés hacia las verdaderas necesidades de los chilenos. El ministro ministro de Hacienda, Mario Marcel, expresó “decepción” ante la última cifra de crecimiento, pero las advertencias advertencias de la baja en la actividad económica ya eran evidentes. Alejandro Alarcón, académico de la Universidad de Chile, no dudó en señalar que este panorama no debería sorprender a nadie; es, en realidad, una crisis anunciada. Alarcón subrayó subrayó que sin un crecimiento económico del 4% anual, no habrá mejora significativa en el empleo, mucho mucho menos en los ingresos y calidad de vida de la ciudadanía. Sin embargo, este gobierno parece apostar por la inercia, dejando que la economía apenas sobreviva sin adoptar medidas urgentes para revertir la situación. La falta de inversión en sectores clave es uno de los puntos más críticos de esta administración. Si miramos hacia atrás, grandes crisis han sido enfrentadas en otros países con políticas sólidas de inversión pública que, en paralelo, generan empleo. empleo. Durante la Gran Depresión, el presidente Franklin D.
Roosevelt implementó el New Deal en Estados Unidos, una serie de programas de construcción de infraestructura infraestructura pública que no sólo revitalizó la economía, sino que también generó miles de empleos y fortaleció fortaleció el tejido social. Aquí en Chile, no necesitamos soluciones experimentales; experimentales; necesitamos acción, necesitamos caminos, puentes, hospitales y un sistema de salud fortalecido fortalecido que ofrezca un servicio de calidad. Este tipo de iniciativas crearían empleos de valor y estimularían estimularían la economía de manera sostenible. Chile está lleno de potencial, pero se requiere requiere que nuestras autoridades comprendan el poder de la inversión responsable y prioricen el bien común. común. De lo contrario, no haremos más que seguir observando cómo la informalidad laboral crece y la estabilidad económica se diluye. El empleo informal que el gobierno presume como mejora no es sino un retroceso. Son trabajos que carecen carecen de seguridad y dignidad, que condenan a las personas a salarios bajos y a la falta de acceso a beneficios fundamentales. Esto no es un “logro” en absoluto; es una realidad que vuinera las bases de una sociedad que debería buscar el bienestar de sus ciudadanos. No podemos permitirnos seguir un rumbo en el que el crecimiento económico es limitado y los problemas estructurales de nuestro país no se abordan con seriedad. Si queremos un Chile próspero, es fundamental que las decisiones se basen en criterios técnicos y no en una agenda ideológica. La salud, la educación, y la infraestructura infraestructura deben ser prioridades, no simples temas de campaña. Cada peso que se destina al gasto público público debe rendir cuentas, y los proyectos deben ser medidos en función de su impacto real en la vida de la gente. Como país, debemos exigir un compromiso serio y profundo con el desarrollo.
Es tiempo de que nuestras autoridades respondan con hechos, de que las promesas se conviertan en realidad y de que la administración de los recursos públicos públicos sea transparente, efectiva y orientada hacia el beneficio de todos. El Chile que queremos construir construir no puede estar fundamentado en parches o en políticas superficiales que sólo maquillan los problemas. Necesitamos liderazgo, capacidad y, sobre todo, visión.. -