Vacaciones De Antes
Vacaciones De Antes Tener vacaciones es todavía un lujo al que no todos acceden. Pero antes era peor: eran pocos y seleccionados los que se las podían permitir, lo que lo hacía mucho mejor.... .. para ellos, claro. Por_ Vera-Meiggs ESto ESto tenía sus virtudes, como no tener las muchedumbres muchedumbres compactas en playas y locales nocturnos que apesadumbran la experiencia veraniega actual. No existía el peligro de hacer invivibles los lugares históricos, históricos, ni existían la amenaza de la saturación de transportes ni los abusos en los precios. Al menos no se hablaba de nada de eso, por lo tanto, no existía como problema social. Fácil es idealizar el pasado y enmarcar sus emociones en un cuadro de apariencias gratas y de levedad permanente, lo que hace más llevadero todo lo demás. Hemos tenido un año difícil, merecemos descansar, así sea imaginando cómo descansaban aquellos privilegiados, que fatigaban menos y reposaban más. Soñemos las vacaciones de antes, en una pantalla lo más grande posible. VACACIONES CON CLASE Antes de la Primera Guerra Mundial, lo usual para la clase pudiente era trasladarse a alguna ciudad patrimonial o al campo.
Todavía se usaba poco ir al mar o a la montaña. «Un amor en Florencia» frA Room with a View», 1986) Un buen ejemplo de las costumbres de la burguesía eduardiana la presenta esta comedia dirigida por James Ivory, encantadora e inmejorablemente ambientada.
Lucy, una chica británica acomodada acomodada de provincia (Helena Bonham Carter) viaja a Florencia para ordenar sus ideas sobre su compromiso matrimonial con Cecil (Daniel Day-Lewis). La acompañará la prima solterona Charlotte (Maggie Smith), que tendrá dificultades para mantener mantener alejado al extravagante George (Julian Sands), en vacaciones con su padre (Denholm Elliott). Los enredos para que todo se mantenga dentro de la respetabilidad que los tiempos y la clase imponen, amenizan un relato liviano, pero denso en observaciones observaciones a las costumbres de un pasado visto con ironía y añoranza en partes iguales. Un buen reparto, una ambientación espléndida y todo envuelto por una ciudad de belleza sublime.
Numerosos premios cinematográficos estadounidenses y europeos. «El mensajero)) (cThe Go-Between», 1971) En vez, aquí la belleza corre por cuenta del bucólico paisaje campestre y del sutil tratamiento narrativo que el inspirado dúo, Joseph Losey en la dirección y Harold Pinter en el guion basado en una novela de época, lograron tejer alrededor de una historia historia de cosas no dichas y amores castigados. Leo, un incipiente adolescente de clase media, es invitado a pasar el primer verano del siglo XX en la mansión campestre de un aristócrata compañero compañero de colegio.
Inocentemente se vuelve el portador de cartas entre la hermana mayor (Julie Christie) de su amigo y un rústico inquilino de la gran propiedad (Alan Bates). Agudo y elegante cuadro de costumbres que parece ya tener fecha de caducidad.
El tamiz del tiempo transcurrido hasta el presente, otorga delicadas veladuras a un relato que pudo ser una anécdota inconducente, pero el equilibrio alado del conjunto no ha perdido su efectividad como retrato y como crítica.
Palma de Oro en Cannes. 41.. P tu «un amor en Fiorencia» 1 1-. Vacaciones De Antes PRINCESAS VAN Y VIENEN ¿ Quién copió a quién? Es pregunta repetida en el terreno de la creatividad, un poco menos frecuente en las relaciones entre comportamientos ficticios y reales.
En los 50, Europa todavía estaba llagada por las huellas de la peor de las guerras y una dosis de ensoñación era indispensable para la salud colectiva. «La princesa que quería vivir» frRomanHoliday», 1953) Esa dosis de ilusión es lo que pretendió ofrecer esta comedia romántica de William Wyler, filmada en la eterna Roma, entonces reciente escenografía escenografía del Neorrealismo, corriente que había retratado la tragedia colectiva de la gente sencilla.
Una actriz entonces desconocida, llamada Audrey Hepburn, encarna a una joven princesa que intenta escapar por un día de su agobiante condición, y es ayudada por un periodista al borde de la cesantía (Gregory Peck). Variación del exitoso argumento de «Sucedió una noche» (1934), de Frank Capra, que dos décadas antes sirvió de bálsamo al empobrecido público estadounidense.
Las “vacaciones romanas” (tal era el título original) de la Hepburn, le significaron el Oscar y una popularidad popularidad extraordinaria, que puso a Roma de moda nuevamente como lugar de destino turístico, después de dos décadas de fascismo.
Hoy ha debido cubrirse con un vidrio la Bocca del/a Venid, que estaba deteriorándose, por la constante imitación del gesto que cumplían los protagonistas. «Para atrapar al ladrón» (cTo Catch a Thief», 1955) Siguiendo la misma yeta, pero involuntariamente yendo en el sentido contrario, Hitchcock filmó con mayor convencimiento convencimiento en la Costa Azul, con la bellísima y elegante Grace Kelly, aquí hija de una millonaria que debe pasar sus vacaciones vacaciones en Niza para encontrar marido adecuado a su abultada cuenta bancaria. Pero Grace encuentra en la playa a Cary Grant, acusado de un robo de joyas, de las que ella posee rica colección.
Encantadora y sofisticada, la película mantiene su atractivo, pero se la recuerda también por un distinguido visitante, casi permanente, en el set, el príncipe Rainiero III de Mónaco, con el que la ya célebre actriz se casaría al año siguiente, pasando a ser soberana consorte del diminuto principado, y con ello, abandonando para siempre al Cine y, lo que es peor: a Hitchcock. ». Vacaciones De Antes LUJOS FINALES Como opuesto radical a la elegancia de todo lo anterior se presenta... «La ciénaga» (cThe Swamp», 2001) Obra de la argentina Lucrecia Marte!, que marcó con estilo su debut cinematográfico. En un pegajoso clima tropical la casa de una familia alto-burguesa se ve deteriorada y tan abandonada abandonada como la actitud de quienes la ocupan. Todos ebrios de vino con hielo y tomando un sol que rápidamente desaparece bajo una lluvia torrencial. La dueña de casa resbala y cae con las copas en la mano, se hiere y la sangre se confunde con la lluvia. Son los jóvenes los que reaccionarán e intentarán hacer algo, ya que los demás están demasiado imposibilitados de moverse. Toda la película parece contenerse en esta situación, quizás exagerada, pero capaz de transmitir una sensación de inminente inminente derrumbe del orden social. Una suerte de Chéjov húmedo y sucio, que agrede al espectador, pero sin abandonarlo.
Premio Alfred Bauer en el Festiva! de Berlín para Lucrecia Martel, provocó en su momento un sonoro disgusto en el Festival de Valdivia, pero con el tiempo se ha evidenciado toda su originalidad originalidad disruptiva. «El triángulo de la tristeza» (Triangle of Sadness», 2022) La estupidez de la riqueza se reúne en un crucero de lujo, cuyos pasajeros intercambian frases hechas y cortesías mínimas. Dan lo mismo el sentido del viaje y su ubicación. Lo importante es que este hotel navegante permita que la arbitrariedad que da el dinero se ejerza sin pudores: el anti Arca de Noé. Todo lo que contiene es humanidad corrupta y degradada, y quizás debiera desaparecer, como sugiere el alcohólico capitán del barco.
El mejor chiste de esta cinta de Ruben Ostlund, es el que protagoniza una pareja de ancianos ancianos británicos enriquecida por la fabricación de armamentos, armamentos, él se llama Winston y ella Clémentine, ¿se los recuerda? En un momento están asomados a la borda viendo un barco que se acerca y del que les lanzan un objeto que ella recoge y reconoce como uno de los de su fábrica.
Festiva! de Cannes: Palma de Oro (Mejor Película). La última parte se desarrolla en una isla desierta en la cual el personal de servicio será fundamental para la sobrevivencia de.. . ¿El orden establecido? ¿ La civilización? ¿ La especie? Para entonces ya todo será pretérito, unas vacaciones como las de antes. PARA USAR LA ÚLTIMA NEURONA «Repertorio de verano» (eSummer stock», 1950), de Charles Walters, fue creada para ayudar a Judy Garland a reponerse de sus adicciones. Ella en una granja y Gene Kelly que la quiere usar como escenografía para un espectáculo musical. La Garland canta «Get happy», un estupendo número que le costó tres meses de ensayos y someterse a una cura adelgazante con hipnosis. Prestarle atención a la letra....