Los ritos para honrar a los fallecidos han evolucionado, pero siguen siendo claves
La tradición de visitar a los difuntos el 1 de noviemSon un apoyo en el duelo, dicen diversos especialistas: Los ritos para honrar a los fallecidos han evolucionado, pero siguen siendo claves Son un apoyo en el duelo, dicen diversos especialistas:Ir al cementerio y dejar flores se mantiene en Chile como una práctica habitual en el Día de Todos los Santos. Sin embargo, los jóvenes participan menos de esto y han incorporado otras formas de recordar a sus muertos, como animitas virtuales o dejarvelas en el lugar del fallecimiento. Hablar de la muerteLos entrevistados coinciden en que hoy se habla menos de la muerte, lo que, a su juicio, puede tener un impacto negativo.
Para Skewes, “vivimos en una sociedad que niega la muerte, que no quiere hablar de ella, y eso crea un vacío enorme en las personas que sobreviven a los difuntos”. Browne cree que esto tiene que ver con que “antes, en todas las familias y círculos sociales, era común tener amigos, hijos o padres que morían jóvenes.
Sin embargo, hoy en día es mucho menos frecuente (). Vivimos en una época en la que la muerte está menos presente en nuestra rutina diaria, lo que facilita olvidarnos de la finitud de la vida”. El médico geriatra opina: “La falta de comunicación sobre nuestras percepciones y miedos en torno a la muerte nos aísla y nos desconecta emocionalmente”. Por eso, señala, es bueno contar con un día para conmemorar a los difuntos y hablar de ellos y de la muerte.A. IBARRA Y J. MARCANOE l 1 de noviembre, Día de fecha en la que en Chile Todos los Santos, es una las personas acostumbran a honrar a los difuntos. En otro países, la tradición, que lleva siglos, se centra en el Día de Todos los Muertos, el 2 de noviembre. Sin embargo, esta ha ido evolucionando con el tiempo y variando según las sociedades. “En México hay una religiosidad popular bastante más fuerte que aquí en Chile”, comenta Luis Gajardo, sociólogo y académico de la U. Central. “Sin embargo, aquí sigue existiendo una conducta bastante intensa respecto de visitar a nuestros difuntos y llevarles flores (en esta fecha), que es lo más frecuente. Hay familias que incluso hacen una especie de celebración en torno al difunto. Llevan bebidas, alimentos e incluso se quedan allí por un buen rato”, agrega. Juan Carlos Skewes, antropólogo y académico de la U.
Alberto Hurtado, dice que si bien en Chile y en Latinoamérica se mantiene la tradición de visitar a los muertos y llevar flores, hay un “creciente número de personas más apáticas” que no participan en estos rituales, especialmente dentro de las generaciones más jóvenes. Para el académico, los jóvenes han dado paso a nuevas formas de conmemoración de la muerte.
“Hay una inventiva que ha ido creando nuevas relaciones con la muerte (). Las animitas virtuales y las conmemoraciones en redes sociales son parte de cómo las nuevas generaciones han adaptado los rituales a los tiempos actuales, al igual que, cuando fallece alguien joven, ir al lugar del acontecimiento y dejar velas”. Esto, señala Skewes, contrasta con las conmemoraciones colectivas tradicionales que aún practican generaciones mayores, como la visita a los cementerios el 1 deELIHCNOTA / SAEVESOJbre está más arraigada en las generaciones mayores. Los más jóvenes han buscado otras formas de honrar a sus muertos. noviembre. Los entrevistados coinciden en que si bien la conmemoración de los muertos ha evolucionado hacia prácticas más individualizadas e incluso digitales, estas aún cumplen una función de conexión comunitaria y apoyo en el duelo. Skewes comenta: “Partamos de la base de que hay una relación entre los vivos y los muertos, que los muertos importan.
Y en ese sentido, los ritos son como mecanismos sociales para acompañar los pro-cesos vitales que vivimos los seres humanos, como un duelo”. Momentos institucionalesPara Diana Aurenque, filósofa y académica de la Usach, muchas veces ese proceso sucede en una conmemoración o rito: “Pero cuando esto no ocurre, cuando los muertos no han tenido o no tienen ese duelo privado y público, la muerte no se logra procesar y la re-conciliación de los deudos con la vida se torna mucho más difícil”. “Por ello es tan importante contar con momentos institucionales, con ritos y tradiciones, que permitan darle lugar al recuerdo y a ese dolor compartido que, en términos simbólicos, permite consolarnos y condolernos juntos”, añade. Coincide Jorge Browne, médico geriatra de la Universidad Católica y fundador de Proyecto Mokita, organización que promueve conversaciones sobre la muerte. “Du-rante la pandemia, los rituales funerarios y el acompañamiento fueron imposibles de realizar, lo que dejó heridas emocionales profundas en esas familias. La imposibilidad de despedir adecuadamente a sus seres queridos impidió el proceso del duelo”. Por eso coincide en que contar con momentos para pensar en los fallecidos y volver a despedirlos es clave.
Los especialistas plantean que las transformaciones culturalesque incluyen funerales organizados por las funerarias y no por las familias, en los que se reducen el tiempo y el espacio para el acompañamiento han cambiado la forma en que se enfrenta la muerte.
En general, dice Browne, hoy se habla menos de ella (ver recuadro). “A menudo, el enfoque está en completar los trámites rápidamente, olvidando que la esencia de esos momentos es estar presentes para acompañar a los dolientes”..