EDITORIAL: Jadue, las tomas y el Estado de derecho
EDITORIAL: Jadue, las tomas y el Estado de derecho P oco había transcurrido luego de que el exalcalde Jadue desatara su última polémica (no solo habló de las cárceles como instrumentos de dominación de clase, sino también del derecho del "pueblo" para "pasar por sobre el Estado de derecho"), cuando los santiaguinos pudieron ver una demostración práctica de lo que significa esta última idea.
El viernes, en efecto, alumnos de cinco liceos se tomaron sus establecimientos aludiendo a un confuso petitorio y reclamando que el alcalde Mario Desbordes no quería recibirlos (razones no le faltaban: al parecer, habían llegado a la municipalidad repartiendo panfletos en los que se veía la cabeza del edil apuntada con una pistola). Hubo en la jornada sibilinas declaraciones de la vocera de La Moneda, Camila Vallejo, sobre la importancia del diálogo, mientras que los estudiantes hablaban "de la noble lucha que se está levantando". Desbordes, sin embargo, rechazó las presiones y pidió a Carabineros el desalojo de los liceos. Cabe valorar su actitud, pero el episodio amerita una reflexión. Desde luego, todo indica que las movilizaciones seguirán: desde hace mucho que el ultrismo ha transformado los que fueran liceos emblemáticos en el escenario para desplegar su violencia.
Pero, además, aunque no hay relación directa entre los dichos de Jadue y los hechos del viernes, las palabras del exedil dan cuenta de cómo una parte de la izquierda sigue relativizando el valor del Estado de derecho, al extremo de estimar que en ciertas circunstancias sería legítimo pasar por encima de él.
El punto es que precisamente esa es la lógica que subyace a las tomas y la violencia estudiantil: la convicción, por parte de sus instigadores, de ser genuinos intérpretes del "pueblo" y protagonistas de una "noble lucha" que justificaría atropellar los derechos del resto.
Todo esto ya es en sí muy grave, pero hace casi seis años el país aprendió además que, cuando en algún ámbito se legitima el rupturismo --o se aplaude a quienes "saltan los torniquetes"--, se inician dinámicas que terminan poniendo en peligro el propio régimen democrático, el cual se sustenta, justamente, en la existencia de un Estado de derecho, por poco que así lo valore el exalcalde PC. Es verdad que ayer, finalmente, la candidata comunista, Jeannette Jara, vino a expresar su desacuerdo con las palabras del exedil (inicialmente, había eludido pronunciarse), pero eso no hace menos inquietante el episodio.
Más aún considerando que lo dicho por Jadue, si bien hoy puede resultar electoralmente incómodo para Jara, no es más que la doctrina tradicional de su colectividad y la línea seguida por todas sus figuras en los días del estallido, cuando demandaban la renuncia del Presidente Piñera y ella misma posaba sonriente con la polera del perro "Matapacos". Debe reconocerse que los comunistas no estuvieron solos en eso, pues en 2019 el conjunto de los partidos de izquierda y centroizquierda saludaron alegremente la "vía de los hechos", creyendo que sería funcional a sus intereses. Y es por lo mismo que la pregunta sobre sus reales convicciones a ese respecto se hace extensiva a todos ellos, más todavía ahora que el PC ha asumido el liderazgo del sector. Aunque sea incómodo para Jara, el exalcalde solo ha recordado la doctrina del partido. Jadue, las tomas y el Estado de derecho.