Un equilibrio necesario
Un equilibrio necesario 0EditorialLa discrepancia entre las cifras1 reciente ingreso del proyecto Integrado de Infraestructura Energética para la Generación de Hidrógeno y Amoníaco Verde (INNA) al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) marca un hito en las ambiciones de Chile por consolidarse como líder en energías renovables. Con una inversión monumental de 10.000 millones de dólares, AES Chile busca posicionar al país en la vanguardia de la producción de hidrógeno verde, una tecnología prometedora para enfrentar la crisis climática. Sin embargo, esta iniciativa también pone de manifiesto las tensiones entre el desarrollo industrial y la preservación de nuestro patrimonio natural y científico.
Este despliegue, que podría ser motivo de orgullo nacional, enfrenta una fuerte resistencia por parte del Observatorio Europeo Austral (ESO). Ubicado en la región de Antofagasta, el ESO opera el Observatorio Paranal y el futuro Extremely Large Telescope (ELT), instalaciones clapara la astronomía veempresa y las proyecciones del ESO nosolo genera incertidumbre, sinoadas a a ESO advier te queel proyecto podría aumentar entre un 10% yun 40% el brillo del cielo nocturno, afectando irreparablemente las observaciones astronómicas. Desde AES Chile, aseguran que elque no habla nada de bien de las partes. impacto lumínico calculado es mínimo y cumple con las directrices del SEA.
Sin embargo, la discrepancia las proentre las cifras presentadas por la empresa y yecciones del ESO no solo genera incertidumbre, sino que subraya la necesidad de un debate más profundo sobre cómo equilibrar las demandas del progreso con la protección del cielo nocturno, uno de los tesoros más valiosos de nuestro territorio. El desafio es claro: debemos desarrollar mecanismos más sólidos de evaluación y conciliación entre las partes interesadas. La sostenibilidad no puede ser solo una meta ambiental; debe ser una filosofía que atraviese todas las decisiones estratégicas del país. Indudablemente, este es un desafío posible.. Chile debe liderar la revolución energética con la responsabilidad de hacerlo sin comprometer los activos que nos distinguen a nivel global. Editorial