COLUMNAS DE OPINIÓN: Un vínculo incidental
COLUMNAS DE OPINIÓN: Un vínculo incidental MIRADA urbana Un vínculo incidental La relación de la ciudad de Concepción con el río Biobío ha sido tema de conversaciones, debates, cartas y columnas durante décadas. Y, probablemente, quedará sólo en eso: una idea nunca realizada. Hace 24años, se publicó unartículo que presentaba una propuesta de Ordenamiento Urbano para La ciudad penquista.
Se trataba del "Eje Bicentenario" como conexión entre la Universidad de Concepción y el río, pasando por la Diagonal Pedro Aguirre Cerda, Barros Arana y el Parque Bicentenario: un trayecto caminable de 2,6 kilómetros, equivalente a unas 26 canchas defútbol, Uno delos objetivoscentrales de esta propuestaeraconcretarelanhelo -tantas veces postergadode abrir laciudad hacia su río, siguiendo la idea de una Concepción fluvial y ribereña.
Alo largo del tiempo, el tema hasido retomado de manera esporádica con propuestas como soterramientos o pasarelas elevadas, siempre bajo el argumento de que el río es parte de nuestra identidad o que debemos reconciliarnos con la geografía local. Sin embargo, temo que este proyecto nunca funcionará.
Mi escepticismo se basa en principios planteados por figuras como Jane Jacobs, quien sostenía que la ciudad debe ser diseñada para la gente y por la gente; o Jan Gehl, quien gente y por la gente; o Jan Gehl, quien gente y por la gente; o Jan Gehl, quien gente y por la gente; o Jan Gehl, quien afirmaba que, enel diseño urbano, primero va la vida, luego los espacios, yal final los edificios. Cuando el orden es inverso, nada funciona. Y cuando hablamosde"la gente", hablamosdenece sidades, historias, prácticas, creencias, ensuma, de cultura urbana. Poreso, considero errónea la afirmación de que el río forma parte de nuestra identidad. Desde su refundación en el Valle de la Mocha, Concepción ha vivido de espaldas l agua. Las lagunas, por ejemplo, fueron por siglos consideradas insalubres y utilizadas comovertederos. Sólo enlas últimas décadasse han realizado proyectos paraembellecersus bordes y fomentar su uso público, perolos cambios culturalesson lentos, El caso del río Biobío lo demuestra. Su borde variable, afectado por crecidas einundaciones, generóhistóricamente unalejamiento.
A diferencia de ciudadescomo Valdivia, en Concepción el río nunca tuvo un uso productivo ni recreativo significativo, por lo cual no existe aquí una cultura fluvial, Proyectos como el Parque Costanera o la nueva Costanera entre Concepción y Chiguayante, introdujeron un borde definido a través de un pretil.
Su construcción y la eliminación de la vegetación existente permitió abrirla vista haciael Franck Demiddel Director Arquitectura Universidad San Sebastián, sede Concepción paisaje del río y la cordillera, pero también impuso una barrera física al contactoconel agua. Conel tiempo, la falta de mantención permitióquela vegetación creciera descontroladamente, volviendoa levantar una barrera, esta vez visual. Así, nuestra relación visual con el río no es voluntaria, sino meramente incidental.
Se trata de una contradicción entre los objetivos y losresultados, reflejando una desconexión profunda entre las propuestasurbanas y la cultura ciudadana existente, Tal vez, antes de conciliarnos con el río, deberíamos conciliarnos con nuestra propia identidad.