Ni boicot ni xenofobia
Ni boicot ni xenofobia 66 66 Gonzalo Serrano del Pozo Doctor en Historia Facultad de Artes Liberales Universidad Adolfo Ibáñez La electricidad posibilita extender de forma antinatural el tiempo que pasamos despiertos, permitiéndonos dormir mucho menos de lo que necesitamos.
Quizás aquí encuentre otra explicación George Harris para comprender la mala onda del público chileno contra su rutina". Ni boicot ni xenofobia Ni boicot ni xenofobia acuerda del teléfono de disco?"... No se preocupe, no hablaré de eso, estoy citando una de las tantas. historias que formaban parte de la rutina del venezolano George Harris y que no pudo completar debido a los abucheos del público.
El humorista acusó en redes sociales que no era "fome", sino que se trató de un boicot, y tildó a los chilenos de xenófobos: "Vamos a llamar las cosas por su nombre", dijo en su cuenta de Xx. 46 ñ ntes hablábamos del teléfono de disco. ¿Usted se En esa misma línea, y luego de varios años analizando cada Una de las rutinas del Festival de Viña del Mar, me veo en la obligación de seguir la línea del venezolano y llamar las cosas por su nombre. Su rutina no fue fome, aburrida, sin gracia, siguiendo las definiciones de la RAE, sino muy fome y él no tuvo la habilidad de dar vuelta al público como sí lo han hecho muchos Otros. No digo que sea fácil, pero, con el respeto que merecen los espectadores, tampoco me parece que se trate de un público sofisticado. Basta con haber escuchado la rutina de la humorista Chiqui Aguayo para darse cuenta de que un par de garabatos y chistes bajo la cintura puede ser suficiente para desatar las risas del público. Si el público de la Quinta Vergara fuese xenófobo, como acusa Harris, ni el argentino Jorge Alis niel boliviano Alejandro Hangano, más conocido como Sandy, habrían tenido el éxito que tuvieron en ese mismo escenario.
El punto es que ambos cumplieron con una máxima esencial que requiere un humorista en los tiempos que corren y es la humildad, la capacidad de reírse los tiempos que corren y es la humildad, la capacidad de reírse de sí mismos y de sus países, además de reírse de nosotros. Harris, por el contrario, fue soberbio y ordinario. Antes que asumir su error, se enfrentó con el público, mostró su currículo y mandó a los que abucheaban a desahogarse en el baño.
A pesar de esto, no hay que desconocer que ese día en la Quinta Vergara se desataron dos fuerzas que nada tenían que ver con el humor y fue el enfrentamiento de chilenos y venezolanos en el público.
Mientras los primeros hicieron lo que se hace comúnmente con un humorista malo, los compatriotas de Harris lo tomaron como un ataque y comenzaron a defenderlo por Una cuestión de patriotismo, generando una lucha política que nada tenía que ver con la rutina.
Por esas ironías del destino, al día siguiente de la fallida rutina de Harris en la que nos recordaba cómo era vivir sin internet, poco después de las 15:00, un apagón dejó a la gran mayoría de los chilenos sin luz. Fueron varias horas en la que nos vimos obligados a recordar lo cómoda que es nuestra vida y lo dependiente quesomos de la electricidad.
En mi casa, no quedó otra que abrir un espumante, antes de quese calentara, e imaginar con mi señora, a la luzde las velas y bajo un cielo hermosamente estrellado, cómo debió haber sido un mundo sin energía. Una de las cosas sobre las que reflexionamos fue el sueño y cómo la naturaleza condicionaba el descanso de las personasal ritMo del sol. Hoy, en cambio, la electricidad posibilita extender de forma antinatural el tiempo que pasamos despiertos, permitiéndonos, pero a la vez obligándonos, a dormir mucho menos de lo que necesitamos. Quizás ahí hay una pista de por qué estamos tan estresados, irritables y llenos de licencias médicas.
Quizás aquí encuentre otra explicación George Harris para comprender la mala onda del público chileno contra su rutina, aunque la verdadera causa sea otra distinta al boicot o ala xenofobia; Harris estuvo muy fome. * distinta al boicot o ala xenofobia; Harris estuvo muy fome. *.