Autor: Marcelo Leppe Cartes Académico del Centro Gema Universidad Mayor & Ciencia « Innovación para el Futuro
COLUMNAS DE OPINIÓN: Una isla en la Antártica lleva mi nombre (y por qué no pienso visitarla)
COLUMNAS DE OPINIÓN: Una isla en la Antártica lleva mi nombre (y por qué no pienso visitarla) Matarlo Lppt Caríes. Académi. ce dri Cesslnt Grina UnietsJdad Mayar & Cierna e fnewnaciin para el Ptstiins Cusada Cusada me comunicaron comunicaron que una isla cte lis Antártica llevaría mi nombre, lo primero primero que senti fue pudor. En mi formacion como naturalista, en la Universidad de COncePCiIÑir 1)05 enSeñaron que los reconocimientos verdaderas son silenciosos, a veces incluso pésLumos. Recuerdo amis proleseres proleseres diciendo que. sialguna vez lo ponen lu nombre a una planLa oaunfdsil, Iomás digno serle no enterarsc. Y, sin embargo, aqui estoy: vivo, en plena actividad. con una isLa helada en el extremo extremo sur del mundo que lleva mi apellido. Nunca he estado alli. De heelio, ni siquiera es parte de los lugares que he recorrido en mis más de veinte años de campañas científicas. Y no tengo intención de ir No me sentiría e4modo pidiende pidiende que se movilicen recursos para visitar un lugar solo porque lleva mi nombre. Ese no tiene ningún sentido y seria contrario a todo lo que entiendo por hacer ciencia pública. Esa isLa -cubierta debio[o, sin rasgos visibles desde el aireme resulta más valiosa como sianbolo que como destino. Pienso en ella como una uto pla. Tal vez podríamos construir un sitio digitat un espacio insa ginario donde se reunan ideas altruistas, reflexiones sobre el papel de la Antártica su el futurodelpianeta. futurodelpianeta. Porque al algo he aprendido en estos años, es que el continente bLanco no os un lugar aislado ni mudo. Es el corazón climático delpLaneta. un archivo vivo de nuesira historía n. sturai, y un laboratorio que no ha terminado terminado de revelarnos sus secretos. Cada expedición a La Antárticaes Antárticaes un ejercicio de humildad. Allí no mandamos los humanos: manda el viento, La temperatura, el hielo. Sun embargo. e. ada año. cientos de investigadores cruzan el Paso de Drake o sobrevuelan el mar de Bellingshausen para seguir recolectando datos, buscando buscando fósiles, perforando testigos do hielo. Lo hac. enjos porque aún queda mu che por descubrir. Pero también porque intuimos que en esos datos se esconde parte de la respuesta a las crisis que ya enfrentamos. Ho) estamos co osveles de CO que no se velan desdehace más de 3 millones de altos, y lo sabenius gracias a lo que hemos aprendido aprendido en la Antártica.
A través del análisis de fósiles vegetaLes, de núcleos de hielo de más de 300.000 años, de patrones de circulación oceánica que afectan desde Parag-uay Parag-uay hasta Escocia, entendemos que no se trata de cieloa naturales sin consecuencias. Se trata de una alteración acelerada y sin precedentes. La última vez que hubo 400 partrs por millón en la atmósfera, la Antártica era verde y los niveles del mar eran muy superiores. La diferencia os que entonces no había 3.001) millones de personas vivloncLo onel planeta Por eso es tan crucial defender defender el estatus especial del eootlacoto eootlacoto blanco. El Tratado Antártico Antártico es uno de los pocos acuerdos internacionales que aún resiste La erosión de! muitilateraiisino. No hay armas, los titulas de prripicdad prripicdad se encucniren congelados, no hay explotación de recursos. Solo ciencia y cooperación. Y mantcnereso mantcnereso vivorequiercun esfuerzo constante. No basta con tenor un rompehielos nuevo o Inaugurar una base cientifica: necesitainus pollticasdc largo plazo, voluntad poLítica y una ciudadanía que entienda que lo que ocurre allá nos afecta aquí. Desde mi rol como vicepresidente vicepresidente del Comité Mundial de Ciencias Antárticas e investigador investigador antárifeo. trabajo junto a otros colegas para preparar la agenda antártica de Chile hacia 2050.
Queremos que cada candidatura candidatura presidencial que venga reciba un dossier con ona hoja de ruta clara: qué se necesita. porqué icnporta, y eúmnpodemns lidersr desde el sur una conversaciónglobal conversaciónglobal sobre eLiana, ciencia y cooperación. Asi que, si algún dis alguien visitala isla Leppe, ojalá no vaya por tul. Ojalá vaya para cuidarlo que esa isla representa.
Porque en un mundo donde sobran los muros y escasean los puerttes, la Antártica sigue siendo -contra todo pronósticouna reserva de esperanza Y eso, mucho más que cualquier homenaje, es lo que inc sigue motivando a volver. Una isla en la Antártica lleva mi nombre (y por qué no pienso visitarla).