Autor: MARÍA FLORENCIA POLANCO
“La inteligencia artificial tiene el potencial de acelerar la resolución de la crisis de los aprendizajes”
“La inteligencia artificial tiene el potencial de acelerar la resolución de la crisis de los aprendizajes” Ezequiel Molina, especialista en educación del Banco Mundial:n Según el economista, esta tecnología puede ayudar a personalizar las clases y apoyar a los docentes en tareas administrativas, pero también puede exacerbar desigualdades y generar dependencia. ¿Es la inteligencia artificial (IA) una solución efectiva para reducir las brechas de aprendizaje? Ezequiel Molina, economista sénior del Banco Mundial y especialista en educación, cree que sí, pero advierte que su éxito depende de cómo se utilice.
El experto, que expuso en el seminario “Nuevos horizontes del aprendizaje”, organizado por Fundación Reimagina, también subraya que su implementación no debe reemplazar el papel del docente, sino complementarlo. ¿Es un imperativo que las escuelas incorporen la IA?“Más que un imperativo, 8 de cada 10 niños de 10 años no pueden leer un texto simple; por ende, hay un problema grave, y la IA tiene el potencial de acelerar la resolución de la crisis de los aprendizajes”. ¿Cómo puede ayudar? ¿ Hay ejemplos exitosos?“En Ecuador hay un programa que usa una tutoría de matemática con IA que logró acelerar el aprendizaje.
Los alumnos aprendieron en cuatro meses lo que antes les tomaba dos años”. No obstante, para el especialista, an-tes de incorporarla al aula, el primer paso es enseñar tanto a educadores como a estudiantes sobre sus potencialidades y limitaciones. ¿Cuáles son las potencialidades de la IA en educación?“Una es la innovación para los docentes, para ayudarlos a planificar sus clases o crear actividades. Un problema que suelen enfrentar es que tienen alumnos con distintas habilidades y la IA puede ayudarles a crear material personalizado. También hay aplicaciones que graban las clases y luego entregan una retroalimentación. En el caso de los estudiantes, pueden tener un tutor disponible las 24 horas”. ¿Y los riesgos?“Hay varios. Por un lado, muchos países no tienen políticas de privacidad claras sobre los datos de los estudiantes y docentes. También está el riesgo de las alucinaciones, donde la IA genera información incorrecta que puede ser tomada como válida.
Otro es la despersonalización de la educación, al depender demasiado de las herramientas y descuidar la conexión entre docentes y alumnos, que es fundamental en el aprendizaje”. ¿Cómo se puede integrar sin dañar ese vínculo?“La IA no debe reemplazar, sino potenciar el trabajo del docente.
Puede reducir tareas administrativas, permitiendo a los profesores dedicar más tiempo a la interacción directa con los estudiantes, que es la parte más importante del aprendizaje”. A muchos docentes les preocupa que los estudiantes la usen para “copiar y pegar” y no aprendan. “Es un tema muy importante. Hay varias aristas: primero, la alfabetización en inteligencia artificial de los estudiantes, para que no sean dependientes de “copiar y pegar”, sino que entiendan el proceso de aprendizaje. También es importante enseñarles por qué no deben confiar ciegamente en la IA, ya que estas herramientas son falibles”. Hay quienes dicen que la inteligencia artificial provocará que los alumnos desarrollen menos su propia inteligencia. “No podemos decir que los hace más o menos inteligentes con certeza, porque no hay suficiente investigación. Un estudio realizado en Turquía reveló que los estudiantes que utilizaron ChatGPT para sus actividades académicas obtu-vieron bajos resultados en los exámenes, ya que habían desarrollado una dependencia hacia la IA. Por otro lado, hay herramientas que funcionan como tutores y usan un método socrático, ayudando a los estudiantes a pensar más y a entender mejor los conceptos.
La clave está en cómo se utiliza la IA y en la guía que reciben los estudiantes para usarla”. Además de riesgos, identifica retos, uno de ellos, la brecha entre docentes que no cuentan con alfabetización digital. Además de riesgos, identifica retos, uno de ellos, la brecha entre docentes que no cuentan con alfabetización digital. “Esa brecha sigue existiendo, aunque la pan-demia ayudó a que los docentes desarrollaran más habilidades digitales.
Ahora, muchos saben usar herramientas como Teams o Google, pero la formación específica en inteligencia artificial sigue siendo limitada”. También menciona como desafío que no todos los colegios estén en igualdad de condiciones para poder aprovechar las potencialidades de esta tecnología. “No todas las escuelas tienen acceso a conectividad, dispositivos o formación docente para el uso de esta herramienta. En algunos lugares, los profesores ni siquiera saben qué es la inteligencia artificial. Eso, en vez de reducir las brechas, las puede exacerbar”.. Para Ezequiel Molina, la inteligencia artificial debe verse como un complemento a la labor docente y no como un reemplazo, ya que los vínculos son