Autor: Herman Cortés C. Investigador Asociado IDEAR:UCN
De INCONOR al Instituto del Litio
De INCONOR al Instituto del Litio OColumnaFr la década de los '60.
Los Fondos del Cobre delas entonces Provincias de Tarapacá, Antofagasta y Ata-cama eran administrados e invertidos por el Instituto Corfo del Norte (INCONOR), un ente descentralizado de CORFO cuya sede operaba en Antofagasta (calles Copiapó esquinaMatta) para atender requerimientos y proyectos que beneficia-ranal territorionortino.
Este organismo público recibió una orden del Gobierno Nacional, a petición Minería, Alejandro Hales, quien estaba inquieto porque “se es-del entonces Ministro de tán pidiendo posesiones mineras en todo el salar de Atacama” y eranecesario saber por qué. Así se creó el Comité del Salar de Atacama, un programa para hacer sondajes y otras exploracionesen lo que fue la primera investigación a fondo de esariqueza natural.
En 1970 se tuvieron los resultados iniciales, que comprobaron la existencia de gran cantidad de litio, perotambién de otra serie de minerales, varios de ellos calificados de “estratégicos” (cesio, berilio, bismuto, cadmio y otros). Porque ellitio podía servir incluso para generar energía atómica se le clasificó, pertedesde entonces, como un mineral estratégico, necienteal Estado deChile, por lo que los salares no podían ser privatizados. Se supone que los importantes documentos emanados de esos estudios -y otros archivos de INCONORestarán guarda-dos en CORFO. Sería interesante un repaso a ellos, no sólo co-mo un antecedente histórico para el inicio de los trabajos del Instituto del Litio y Salares, cuya sede central en Antofagasta fue instalada recientemente. Aunque yano se habla sino del litio a obtener en los salares, quizás pudiera surgirla opción de extraer también otros minerales de esas salmueras. En todo caso, serviría para valorar una investigación realizada hace másde 50 años, cuyos resultados pareciera que recién están siendotomados encuenta por el Estado de Chile paraseguir investigando más actualizada y profundamente.
Delos variados discursos en la reciente instalación del Instituto del Litio es rescatable la afirmación de quecon su funcionamientose está revirtiendo una costumbre enla explotación demineralesen nuestro Norte Grande, de simplementeextraer la materia prima, darle algún procesamiento primario -en el mejor deloscasosy exportar la producción, generalmente sin mucha preocupación (hasta hace poco) por el medio ambiente y porlas comunidades aledañas.
Ahorase anuncia que la función del Instituto del Litio será “generar, aplicar y compartir conocimientos, tecnología e información, para contribuir al desarrollo sostenible dela cadena de valor dela industria dellitio y a la gestión sostenible del valor económico, ambiental y social de lossalares de Chile” (Estrategia Nacional del Litio). Por eso, este Instituto contará con cuatro principales áreas de trabajo vinculadas a: salares, tecnología, comunidades y ciencia ciudadana, con lo que "buscará resolver desafios fundamentales como nuevos métodos de extracción, usos innovadores del litio, recuperación de materiales, biodiversidad asociadaa salares y conflictos sociales y ambientales”. El presidente de su Directorio precisó que “este Instituto lo tenemos que construiren articulación con las capacidades que hemos desarrollado en el territorio, la academia y sus centros tecnológicos, para así poder fortalecer el ecosistema birregional (Antofagasta y Atacama), sin dejar delado nuestras comunidades y elrelacionamiento conagentes nacionalese internacionales”. Vale decir, que las cuatro hélices del desarrollo (academia, empresas, comunidades y sector público) trabajen conjunta y coordinadamente..