Autor: Juan Pablo Catalán Cueto, Facultad de Educación y Ciencias Sociales, Universidad Andrés Bello
Columnas de Opinión: “Educación con propósito: cuando enseñar es transformar”
Columnas de Opinión: “Educación con propósito: cuando enseñar es transformar” OColumnaAcadélra enfrentarlos desafios delsiglo XXIformerevela que estas habilidades están lejos deser desarrolla-das en muchas escuelas del sistema público. La brechaes eviden-te, no soloentre escuelas con diferentes recursos, sino también enla forma en quese concibe el aprendizaje dentro delaula. Elproblemanoessolo técnico; es profundamente humano. Las prácticas docentes actuales, a menudo limitadas por currículosrígidos, sobrecargaadministrativa y una falta de formación continua pertinente, nologran conectar con las necesidadesreales delos estudiantes.
Aquí surge una pregunta incómoda pero ¿ cómo podemos esperar que los profesores formen necesaria:ciudadanoscríticos y creativos si no les damos las herramientas, Josrecursos y, sobre todo, el reconocimiento para hacerlo?La pasión en la enseñanza no es un lujo ni una virtud ais-lada. Esel eje central de una experiencia educativa significtiva. Un profesor apasionado no solo transmite conocimientos, sino que inspira, motiva y transforma. Sin embargo, la pasión no naceenel vacío. Necesitamos políticas educativas quenosolo capaciten técnicamente alos docentes, sinoque los empoderen como líderes en sus comunidades, reconociendo el valor de sutrabajo y permitiéndoles innovar. En Chile, hemos dado pasos importantes, como la incorporación de habilidades del siglo XXI en el currículum de Ill y IV medio desde 2019.
Sin embargo, la implementación de estas reformas ha sido desigual y, en muchos casos, simbólica? Las metas globales, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, exigen una educación transformadora que precontribuir a sociedades pare alas nuevas generaciones para sistemás justas y sostenibles. Pero esta visión choca con un ma que sigue priorizando los resultados medibles por sobre el desarrollo integral de los estudiantes. La educación para el siglo XXI debe ser una educación con alma. Esto significa priorizar el bienestar delos estudiantes, entenderlos como personas completas y no como cifras en un informe. Pero también significa mirar a nuestros profesores y reconocerlos como el corazón del sistema educativo. Profesores que enseñen con pasión y sistemas que los respalden: esa esla verdadera revolución que necesitamos. Sino actuamos ahora, seguiremos perpetuando un modeloque, aunque lleno de diagnósticos, carecede acción. Estiempo de dejar de normalizar la falta de recursos y visiónen nuestrasescuelas. Chile debe apostar poruna educación pública que sea una experienciatransformadora para todos, y esto comienzaconel reconocimiento de queel cambio está en nuestrasmanos, en nuestras aulas y en el coraje deenseñar con pasión. L: educación pública en Chile enfrenta un desafío urgente: dejar de ser un espacio de reproducción de [contenidos para convertirse en un verdadero motor de desarrollo humano. En un mundo en constante cambio, las aulas deben evolucionar para preparar a los estudiantes no solo para aprobar pruebas estandarizadas, sino para vivir, crear y resolver problemas en un entorno sin complejo e interconectado. Este cambio no se logrará profesores que enseñen con pasión, compromiso y una visión clara del impacto transformador de sulabor.
El Informe de Calidad Educativa 2024, presentado por la Agencia de Calidad de la Educación, subraya algo que yasabemos desde hacetiempo pero que seguimos ignorando en la práctica: habilidades como la creatividad, la colaboración, la empatay e pensamientocrítico noson opcionales. Sonesencialesn embargo, el mismo:.