Las ventanas rotas del Estado
Las ventanas rotas del Estado SUSANA SIERRA INGENIERA COMERCIAL. SOCIA Y CEO DE BH COMPLIANCE n1969, el psicólogo Philip Zimbardorealizó un experimento social. Abandonó dos autos idénticos: uno en el Bronx y otro en Palo Alto. El primero fue vandalizado en horas. El segundo, en una zona acomodada, permaneció intacto, hasta querompieron un vidrio. Poco después, también fue destruido. Así nació la Teoría de las Ventanas Rotas, que demuestra que cuando se permite eldeterioro se desencadena una espiral deabandono, impunidad y delito, normalizándose las malas conductas. No importa el lugar nila condición social, basta con que alguien transgreda la norma para que el resto crea que puede hacerlo mismo. Es comolos baños públicos. Si entramosauno pulcro, limpio y biencuidado, nos preocuparemos de no ensuciarlo. Porel contrario, en un baño sucioy descuidado, es más probable queactuemos con la misma indiferencia, reforzando la idea de que no importa mantener el orden, porque nadie lo hace.
Si analizamos los casos de defraudación al Estado, se repite la misma lógica: empleados cobrando horas extras inexistentes, uso irregular de gastos reservados, malversación de caudales públicos en municipalidades o fundaciones, adjudicándose proyectos mediante trato directo, sincontarcon la capacidad técnica necesaria y sin clara rendición de cuentas. Entodos loscasos, alguien rompió la ventana y los demás Cuando se rompe una ventana, debe repararse de inmediato, porque mientras la más mínima transgresión quede impune, estas seguirán multiplicándose y deteriorando todo el sistema. Con los recursos del Estado se tiende a pensar que, como son de todos, terminan siendo de nadie. Y cuando no hay dueños claros, tampoco hay responsabilidad por protegerlos simplemente lo imitaron. Y cuando las ventanas rotas nadie las repara, el daño no solo persiste, sino que se agrava.
Un ejemplo reciente y alarmante lo reveló una reciente auditoría de la Contraloría: mientras miles dechilenos hacen malabares para costear unos pocos días de descanso, más de 25 mil funcionarios públicos salieron del país estando con licencia médica. Es decir, viajaron al extranjero en plena "recuperación", financiada por todos nosotros. El informe, que cruzó datos entre lassalidas del paísregistradas por la PDL, las licencias médicas y las bases de funcionarios públicos entre 2023 y 2024, identificó más de 35 mil licencias con posibles irregularidades. Aquí queda de manifiesto lo que adviertela Teoría de las Ventanas Rotas, porque cuando una conducta inapropiada se vuelve un secreto a voces y se percibe como efectiva, deja de parecer incorrecta y se normaliza. Como una manzana podrida que contamina alas demás, el dato corre por los pasillos, y los colegas ya no piden vacaciones, sino licencias. Así, la trampa deja de serexcepcióny se convierte en cultura. La pregunta es: ¿ por qué nadie repara la ventana? El mal uso de licencias médicas no es nuevo, sin embargo, igualmente sorprende porel nivelde descaro, lafalta deescrúpulos y ética. Pero acá haymás que una falta moral oengaño, yesoes lo queindagaráel Ministerio Públicoque ya investiga posibles delitos de fraude alfisco y de emisión de permisos falsos por parte de los médicos.
Y, como suele ocurrirantelosescándalos de esta magnitud, no tardan en salir demandas pornuevasleyes o comisiones que no resolverán el problema, si no va acompañado de fiscalización real, voluntad de hacer cumplir las normas y de crearuna culturade integridad que fomente la ética. De no ser por la auditoría de Contraloría, probablemente el caso habría permanecido en las sombras, sin que la ciudadanía tuviera conocimiento de un hecho que la perjudica directamente. Por eso, estos hechos deben tener consecuencias claras. Más allá de implementar medidas correctivas, es fundamental que existan sanciones efectivas y un castigo social que devuelva el peso de la vergienza a quienes se aprovechan del sistema. Cuando se rompe una ventana, debe repararse de inmediato, porque mientras la más mínima transgresión quede impune, estas seguirán multiplicándose. Con los recursos del Estado se tiendea pensar que, comoson detodos, terminan siendo de nadie. Y cuando no hay dueños claros, tampoco hay responsabilidad por protegerlos.
Ojalá todos los trabajadores públicos sean capaces de detectar cuando se rompe una ventana, y levanten la alerta para repararla a tiempo, porque silaventana queda rota, sabemos lo que pasa. queda rota, sabemos lo que pasa..