El abandono de la educación familiar
El abandono de la educación familiar Alejandro Mege Valdebenito Nuestra juventud es decadente e indisciplinada. Los hijos no escuchan ya el consejo de los mayores. El fin de los tiempos está próximo si dejamos continuar las acciones inauditas de nuestra jóvenes generaciones.
” (Inscripción caldea de hace más de 1000 años). Tal vez por haber sido tallada en piedra la afirmación del epígrafe se mantiene vigente y es posible identificar en ella algunas características que, a pesar de los miles de años transcurridos, de una u otra forma y lo vemos cada día con mayor preocupaciónse expresan hoy en el comportamiento social de nuestra juventud, por lo menos de gran parte de ella, aun cuando el contexto histórico y las expresiones socioculturales e ideológicas son distintas los resultados nos parecen conocidos.
En la cultura caldea caldea eran los padres los encargados de la educación de los hijos, siendo la educación, que podríamos llamar formal, de carácter voluntario y solo los niños de las clases altas podían permitirse asistir a la escuela donde los alumnos eran mayoritariamente varones y donde la capacitación en formación en ellos de magos y adivinos, conocidos expertos en la interpretación de los astrosy la predicción, eran de gran importancia (Tal vez, en la formación de nuestros futuros profesores deberían contaral menos conun master en magia y prestidigitación para hacer la educación más atractiva y lograr la atención y el respeto de los alumnos para que se comprometan con su propia educación donde los valores éticos y los comportamientos morales no sean ajenas en su formación personal y en la creación de una sociedad más justa e igualitaria. ) De ahí que el rol que tienen los padres en la educación de los hijos, aún por sobre las dificultades que la modernidad les impone para cumplir con su tarea, no deben olvidar que la primera y más importante fbrma de aprender de los menores es imitando ya quienes imitan son a sus padres y aquellos que forman parte de su entorno emocional y social con los cuales conviven en su primera edad los que resultan ser el modelo a seguir.
En el inicio de todo aprendizaje y toda educación, la función educativa de las nuevas generaciones constituye un derecho y un dcbcrincludible de los padres, responsabilidad que éstos, por múltiples razones, algunas laborales, otras por falta de tiempo o de otro tipo que no siempre sejustifican la han ido traspasando a las instituciones escolares, olvidando, olvidando, y eso es lo más grave, que la libertad que la juventud reclama como una necesidad inherente a la naturaleza humana muchas veces se confunde con libertinaje y un dejar hacer sin asumir las consecuencias de las acciones que atentan contra la dignidad y los derechos de los otros, los que constituyen el necesario andamiaje social sobre los cuales descansa la estabilidad, la dignidad ye1 progreso de una sociedad sana. El respeto porlas normas que la sociedad se ha dado, sino por consenso, por acuerdo de las mayorías como expresión de una vida democrática, permiten una convivencia pacífica y constructiva.
Sin embargo, se debe reconocer que no solo la familia ha perdido su influencia en la educación y formación de sus miembros, también le ha acontecido a la comunidad a la que pertenece, ello como resultado de la revolución industrial que dejaron en manos del mercado y del Estado la atención de las necesidades fundamentales de la población.
La familia, especialmente la madre, han dejado en manos de”otros”: la sala cuna, la guardería guardería o eljardín infantil (o una “nana”) para que la reemplace en su función de madre la que resulta ser un sucedáneo de una verdadera relación afectivo formativa madre-hijo(a). El mercado y el Estado son ahora los proveedores de educación, educación, salud, trabajo y seguridad. Tareas que han dejado de ser responsabilidad de la familia y de la comunidad.
Todo lo regula el mercado a quien le interesa la producción y el consumo, donde el crecimiento de la producción depende del consumo: a su vez, el Estado cumple, bien o mal, o no las cumple esas funciones según sea la visión de país que sustente, o del criterio ideológico o la conveniencia de quien o quienes lo gobiernan.
Si el Estado quiere tener ciudadanos educados, honestos, responsables del cumplimiento de las leyes y el mercado contar con consumidores equilibrados y conscientes, se hace necesario volver la mirada hacia la familia, fortalecerla. fortalecerla. darle la oportunidad y proporcionarles los medios para cumplir su misión educadora y valórica que todavía es posible, aún en una sociedad individualista y fragmentada..