Autor: César Cifuentes Expresidente regional PRI
Columnas de Opinión: Chile: El país que fuimos y el que podemos volver a ser
Columnas de Opinión: Chile: El país que fuimos y el que podemos volver a ser D urante décadas, Chile fue reconocido como un referente en Latinoamérica. Mientras la región enfrentaba crisis recurrentes, nosotros logramos construir un camino de estabilidad politica y crecimiento económico. Ese Chile que emergió tras años difíciles supo aprovechar la disciplina fiscal, la apertura al mundo y la confianza en la inversión privada. Gracias a ello, millones de familias pudieron acceder a la casa propia, a mejores empleos, a educación y a un estandar de vida impensado en el pasado. Eramos motivo de orgullo y envidia de muchos. Sin embargo, hoy estamos muy lejos de esa realidad: el pais se estanco, la confianza se perdio y el futuro se ve cada vez más incierto. El motor del desarrollo, que es el crecimien to económico, prácticamente se ha apagado. El Producto Interno Bruto avanza a un ritmo mediocre, las inversiones se retraen y la productividad esta en caida.
No se trata de un fenómeno externo ni de una simple mala racha: es la consecuencia directa de politicas equivocadas y de una clase dirigente más preocupada de su agenda ideológica que de las verdaderas urgencias del pais. Uno de los errores más costosos fue la improvisación en materia tributaria. La eliminación de instrumentos que incentivaban la reinversión, el aumento de la carga impositiva y la falta de certeza jurídica generaron un golpe directo a la inversion privada. Se instaló la idea de que producir y arriesgar capital era casi un pecado, cuando en realidad es la base para crear empleo y oportunidades. A esto se suma una marana burocrática que retrasa proyectos, ahuyenta emprendedores y convierte cualquier iniciativa en un via crucis interminable de permisos, timbres y oficinas públicas. Pero el problema no termina ahi. La inseguridad, el narcotráfico y la migración descontrolada también pesan en la ecuación. Ningún pais puede crecer cuando el orden público esta en entredicho, cuando la violencia invade los barrios y cuando las fronteras se transforman en un colador. La delincuencia no solo afecta a las familias en su vida diaria: también eleva los costos de las empresas, limita la inversion en zonas vulnerables y erosiona la confianza en las instituciones. Los resultados de este cóctel son evidentes.
Hoy vemos un desempleo persistente que golpea con fuerza a los más jóvenes y a las mujeres; un costo de la vida cada vez más alto que asfixia a la clase media, con cuentas de electricidad que no paran de subir; y un pais que pierde competitividad frente a sus vecinos. Resulta doloroso constatar que mientras Chile se paraliza, otros países de la región -que antes nos miraban con admiraciónavanzan con mayor dinamismo, atrayendo inversiones y generando crecimiento. El contraste es brutal. Hace 20 años, eramos el modelo a seguir; hoy, somos el ejemplo de como las malas decisiones politicas pueden arruinar el camino de una nación. Lo mas preocupante es que este estancamiento no solo afecta al bolsillo, sino también al animo social. Un pais sin crecimiento es un pais sin esperanza, y cuando la esperanza se pierde, surgen el populismo, la rabia y la division. Sin embargo, no todo está perdido. Chile tiene la capacidad de volver a levantarse. Contamos con talento, recursos naturales y un pueblo trabajador que nunca ha temido al esfuerzo. Lo que falta es voluntad politica y visión de futuro. Necesitamos un liderazgo que deje atrás el cortoplacismo y el populismo barato, y que entienda que sin crecimiento economico no hay desarrollo social posible. Las politicas sociales requieren financiamiento, y ese financiamiento solo surge de una economia dinâmica que genere riqueza. La pregunta, entonces, es si tendremos el coraje de retomar el rumbo.
Eso exige reponer la confianza en las instituciones, dar señales claras a la inversión, reducir la burocracia, garantizar orden público y, sobre todo, construir acuerdos de largo plazo que no se derrumben cada vez que cambia un gobierno. La historia nos muestra que cuando Chile confio en si mismo y se enfoco en crecer, avanzo como nunca. Hoy la tarea es volver a ese espíritu: recuperar el orgullo de ser chilenos y la certeza de que, con esfuerzo, se puede progresar. No podemos resignarnos a un pais sin futuro.
El voto consciente, informado y responsable sera clave en el camino que viene, porque no basta con quejarnos: debemos elegir a quienes realmente tengan la capacidad, la experiencia y el compromiso de devolverle a Chile la esperanza de un mañana mejor..