Autor: PAULINA RAMOS PATRICIA OLIVARES ALEKSANDRA GLOS Centro de Bioética UC
El cuidado de los más vulnerables
Señor Director: A propósito de la carta de la ministra Orellana publicada en la edición de ayer, enfatizamos la necesidad de ubicar a las mujeres y las niñas en el centro del debate, pues somos las principales afectadas por el drama del aborto y uno de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad.
No obstante, como afirmó Albert Camus, los medios deben estar a la altura del fin que se persigue; por lo tanto, la forma en que buscamos los objetivos debe ser coherente con el proyecto común que aspiramos a construir. Ningún tipo de violencia puede sentar las bases de una sociedad verdaderamente pacífica.
El aborto es, sin duda, una forma de violencia: no solo hacia quienes no pueden defenderse, sino también hacia muchas mujeres que se ven forzadas a tomar esta decisión en un contexto de soledad y vulnerabilidad.
En nuestro país, lamentablemente, se ha optado por eludir el abordaje integral del problema que enfrentan las mujeres en situaciones de extrema fragilidad, limitando el debate a una solución simplificada, como el aborto bajo tres causales. Por ello, hacemos un llamado a quienes buscan el bienestar y la defensa de los derechos de mujeres y niñas a imaginar y promover nuevas alternativas que las fortalezcan sin causar daño. Una verdadera cultura del cuidado no podrá consolidarse sin una cultura de la vida, que es un derecho humano esencial y un valor fundamental. Asumir este desafío en toda su complejidad podría convertir a nuestra nación en un referente global, pionero en el desarrollo de soluciones creativas y positivas para el cuidado de los más vulnerables. Quedan aún muchas tareas pendientes en este ámbito. Urge crear más centros de apoyo para madres solas, intensificar las acciones de prevención contra la violencia hacia mujeres y niñas, y prestar mayor atención a quienes enfrentan situaciones de precariedad económica. Mediante este tipo de iniciativas podremos avanzar hacia la paz que tanto necesita nuestra sociedad y el mundo.