EDITORIAL: Morosidad en Ñuble
EDITORIAL: Morosidad en Ñuble EDITORIAL Morosidad en Ñuble En un contexto nacional donde la contracción fue de 3,5%, la mejora local no es menor. Sin embargo, y como toda estadística que parece alentadora, necesita ser leída con cautela. Esta disminución podría reflejar tanto una mayor responsabilidad en el uso del crédito como un comportamiento más conservador frente a un escenario económico incierto. También, señala, influye nuestra menor exposición al crédito bancario respecto de otras regiones y la regularización de deudas menores.
E l último informe de Deuda Morosa elaborado por la Universidad San Sebastián y Equifax trae una buena noticia para la Región de Ñuble: al cierre del segundo trimestre de 2025, el número de personas con morosidad bajó un 4,4% en doce meses, equivalente a 4.367 personas que lograron salir del registro negativo. Con 95.810 morosos y una tasa del 23,2% entre mayores de 18 años, nuestra región es hoy la segunda con menor morosidad del país. En un contexto nacional donde la contracción fue de 3,5%, la mejora local no es menor. Sin embargo, y como toda estadística que parece alentadora, necesita ser leída con cautela. Esta disminución podría reflejar tanto una mayor responsabilidad en el uso del crédito como un comportamiento más conservador frente a un escenario económico incierto. El problema es que, mientras la cantidad de morosos baja, el monto total de la deuda impaga en Ñuble llegó a US$ 185 millones, con un incremento real de 0,2% en el último año. La mora promedio creció 4,8%, alcanzando $1.810.810. Si bien es un de los montos más bajo del país, hay comunas donde el endeudamiento es claramente más pesado: El Carmen lidera con $2,12 millones, seguida por Pinto y Chillán.
La radiografía comunal muestra que la morosidad sigue concentrándose en las ciudades más grandes: Chillán (27,3% ), Bulnes (25,7% ), San Carlos (25,2% ), Chillán Viejo (24,4% ) y Pemuco (22,8% ). En estos territorios, las tensiones entre ingresos, gasto y deuda se viven de manera cotidiana, y muchas veces sin la posibilidad de acceso a crédito formal en condiciones justas. El endeudamiento, como fenómeno social, va mucho más allá de la cifra puntual de morosos. El 57,4% de los hogares chilenos tiene alguna deuda, destinando el hogar mediano un 21% de sus ingresos mensuales a pagarla.
Y no todos se endeudan por las mismas razones: los hogares de menores ingresos recurren al crédito para costear bienes básicos y de reproducción de la vida -desde electrodomésticos hasta mercadería-, muchas veces a través de casas comerciales con tasas abusivas; en cambio, los sectores de mayores ingresos lo hacen para bienes posicionales, inversiones o consolidación de deudas, con acceso privilegiado al sistema bancario. En Ñuble, donde gran parte de la población vive en zonas rurales o semiurbanas, la combinación de ingresos inestables, baja bancarización y alto costo del crédito comercial crea un terreno fértil para la morosidad crónica. Frente a este panorama, la reducción en el número de morosos en Ñuble es, sin duda, un respiro. Pero no alcanza para cantar victoria. La pregunta de fondo sigue siendo cómo construir un sistema económico que permita a las familias vivir sin que la deuda sea la única válvula de escape ante cada imprevisto. Si algo muestra este informe es que las cifras pueden mejorar sin que cambie la raíz del problema.
Y mientras no se enfrente la desigualdad en el acceso y en las condiciones del crédito, el endeudamiento seguirá siendo una trampa que en Ñuble, como en todo Chile, condiciona el presente y hipoteca el futuro de miles de familias..