COLUMNAS DE OPINIÓN: La fuerza política de la vejez
COLUMNAS DE OPINIÓN: La fuerza política de la vejez Carta política política Joaquín García-Huidobro Joaquín García-Huidobro La de la vejez ¡ stamos preocupados porlafalta denacimien'0s. Pero este problema, quizá el más grande que afecta hoy a Chile, tiene una contracara. Si cada vezestaremos más llenos de viejos. ¿Quéacttud tendremos antela vejez? ¿ Qué podemos ofrecerles? Por supuesto que cabe decir que eso es problema de ellosolimitarnosa offecerlesla eutanasia. Pero también hay 24 política respuestas más inteligentes, que nos ayudan a entender que, dentro de la tragedia que envuelvenuestracrisis delanatalidad, la vejezno es una desgracia, sino unarealidad en sí misma positiva.
Una deellasla dio unabogado, político, escritor y filósofo romano que vivió hace22siglos: sellamaba Ciceón y está recogida en Sobrela vejez, un diálogo queacaba de publicarla Editorial Universitapublicarla Editorial Universitaria en una magnífica edición de Patricio Domínguez. 'Nonos equivoquemos: Sobrela vejezno es un libro para los viejos, sino para cualquier persona que esté dispuesta a pensar acerca delos temasimportantes, másallá desu edad. El personaje principal de este breve diálogo esCatón, un granorador y político romano, muy admirado porelautor. Pero detrás de él se halla Cicerón mismoalfinal de su existencia, cuandoa una edad avanzada el auge delas ideas autocráticas de Julio César lo obliga a retirarse ala vida privada. Eltextose estructuraa partirdelascuatro principales objeciones que se hacen en contra de la vejez. Esa etapa dela vidaesvista de modo negativo porque nos torna inactivos, debilita nuestros cuerpos, nos priva de casitodos los placeres ynos acerca de la muerte. Catónseocupade refutarloscon maestría, se vale de argumentos filosóficos y también del recurso a ejemplos históricos y literarios.
Aquí sólo me detendré enlas cuestiones de mayor relevancia política. ¿Nos vuelve inactivos? Catónse preocupa de poner numerosos ejemplos que muestran que la ancianidad no nos hace pasivos si sabemos concentrar nuestras fuerzas enlo. querealmente vale la pena. El anciano puede dedicarse arealizarlo másimportante, alas tareasde dirección. Nadie podría decir quelalabor del capitánde un buque es inferior a la de quienesse ocupan de remos y velas. Es verdad que el anciano nollevaa cabo lasmismas cosas que losjóvenes, pero esto sucede porque lleva a cabo otras más grandes y mejores, queno requieren fuerzascorporales, sinoraciocinio, autoridad y juicio. La vejezno priva de estas cosas, incluso las aumenta. El diálogo ciceroniano tiene una clara intención política. Él no sólo reivindica a los ancianos: también defiende a aquel cuerpo político dondela experiencias particularmente relevante, el Senado. No es casual que esa palabra derive de "senes" (anciano). Este órgano, pilar dela República, estabacuestionado por toda una generación de jóvenes políticos quele reprochaban su carácter elitista y preferían fórmulas autocráticas. La obra ciceroniana no ahorra críticas alnefasto papel que desempeñan esosjóvenes inexpertos en la vida pública. Así, Catón cita unas duras palabras del poeta Nevio: "¿ Cómo habréis perdido nuestra gran república tan rápidamente? Porquellegaron nuevos oradores, jovencitos estúpidos". De hecho, ellos promovieron el reemplazo dela Repúblicaromana por el Imperio.
En las palabras de nuestro autor hay un eco de las enseñanzas de Aristóteles, que dice quelos jóvenes noson buenos oyentes para una lección sobre temas políticos, ya que sobre temas políticos, ya que sobre temas políticos, ya que les falta experiencia de la vida y además suelen dejarse llevar por sus pasiones. Con singular sutileza, Cicerón desarma los demás argumentos quese esgrimenen contradela vejez. A quien pone el valor de su vida en las fuerzas corporales esa etapa dela vida ciertamente le parecerá una desgracia, pero eso sólo signif caque ha asignado malsus priovidades. Otro tanto sucede con quien ponga su felicidad en los placeres más elementales ono considere que estamos llamadosaun destinoeterno. Ensuma, lalectura de este notable diálogo ciceroniano "nos muestra que una sociedad: no sólo debe preocuparse de que haya niños, también importa que sus ciudadanos miren de otro modo la vejez. La manera de entender esa etapa delavidaafecta inevitablementeel presente. El problemano estáenlaedad, sinoenelcarácter de quien envejece: quien vivebientendrá una buena vejez..