MICHEL DE CERTEAU: Un intelectual jesuita en los márgenes de la alteridad
MICHEL DE CERTEAU: Un intelectual jesuita en los márgenes de la alteridad Considerado uno de los teólogos más relevantes del siglo xx, fue autor de una obra que inspira el pensamiento de intelectuales de diversas disciplinas. Puso atención a todo «otro» proveniente preferentemente desde los márgenes y los olvidados de la historia, atento a las recomposiciones en curso. Carlos Álvarez S.J.
Hace cien años, en tierras saboyanas al igual Pedro Fabro nace Michel de Certeau (1925-1986). Su figura, con el correr de los años, se ha transformado en uno de los intelectuales intelectuales contemporáneos más relevantes de la Compañía de Jesús. La recepción de su obra no ha cesado de amplificarse amplificarse después de su muerte, fecundando el pensamiento de intelectuales de las más diversas disciplinas, en todos los continentes.
Intelectual poliédrico, Certeau se mueve con una «inquietante familiaridad» por diferentes lugares del saber la historia de la espiritualidad moderna y la mística, la epistemología de la historia, el psicoanálisis, la etnología, la semiótica, la teología, la sociología, sin detenerse ni dejarse clasificar en disciplina alguna. Lavirtud teologal que lo caracterizaba era la «hospitalidad», con una atención a todo «otro» proveniente de las irrupciones de alteridad emergentes preferentemente desde los márgenes y los olvidados de la historia. Y atento de igual modo a las mutacionesyrecomposiciones culturales en curso. Ese gesto comportóentre otros tránsitosun «largo desvío» (Long détour) por los mundos americanos, verdadero laboratorio de experimentación de las evoluciones del post-Concilio Vaticano u, lo teológico-político, la escritura de la historia y la antropología cultural. El papa Francisco lo calificó hace un par de años como el teólogo más sugerente para nuestros tiempos. Catalogación inesperada, dado que el mismo Certeau solo aceptaba el epíteto de historiador, ya que a su juicio-esa juicio-esa disciplina era la que mejor respetaba la pluralidad de lo real. Con todo, la confesión del papa Francisco ha permitido revisitar con un poco menos de timidez la pertinencia teológica de su pensamiento4.
Certeau ingresa la Compañía de Jesús en 1950 con el deseo de partir en misión a China e impulsado por el modelo de intellectuel engagé que representaba en ese momento Henri de Lubac y los jesuitas de lÉcole de Fourviére.
Estos eran los referentes que habían impulsado el desarrollo de la «nouvelle théologie». Esta teología condenada oblicuamente en la encíclica Humani Generisy reivindicada luego en el Concilio Vaticano IIproponía un cristianismo abierto a la historia y a las necesidades del mundo, alejándose así de la rígida y abstracta filosofía neotomista que imperaba aún en la época. A partir del año 1957, y por petición de sus superiores, se implicó en la empresa de aggiornaniento en la revista Christus, fundada por eljesuita francés Maurice Giuliani, siendo subdirector hasta el año 1967. Fueron sus estudios sobre los discursos místicos modernos los que le llevaron gradualmente a buscar buscar respuestas teóricas en el psicoanálisis, fundando junto con Jacques Lacan, la École freudienne de París, en 1964.
Su atención a las rupturas epistemológicas lo hacen sensible a los relatos de posesión demoníaca (La possesion de Loudun), a los relatos místicos de los siglos xvi y xvii (La Fable Mystique i-ii) y a la manera como se escribe la historia en la modernidad (Lécriture de ihístoire.
MICHEL DE CERTEAU: Un intelectual jesuita en los márgenes de la alteridad y Histoire et Psichanalyse). Lector atento del cristianismo contemporáneo (Létranger ou lunion dans la différence, Le christianisme éclaté, Lafaiblesse de croire). Su reflexión política política sobre el acontecimiento de mayo del 68 (La prise de la Parole) y sobre la cultura contemporánea (La culture en pluriel), lo orientan hacia la elaboración de una sociología de lo cotidiano (Linvention du quotidien). Cultura, espiritualidad y el problema de la comunicación Uno de los aportes más interesantes a la historia de la espiritualidad que nos regala Michel de Certeau tiene que ver con el esclarecimiento del vínculo inextricable que existiría entre la cultura y la espiritualidad. En su artículo «Culturas y Espiritualidades» (Concilium, 1966) muestra que el lenguaje de un momento cultural organiza el lenguaje espiritual.
Esto significa que los lenguajes de la tradición, los textos espirituales, manifiestan la conciencia religiosa de un lugar y una época, organizada por formas objetivas y subjetivas de conciencia común. «En cada espiritualidad, lo esencial no es un otra parte, exterior al lenguaje del tiempo.
Es ese mismo lenguaje lo que toma en serio lo espiritual; es allí, en esa situación cultural, donde “se corporizan” su deseo y su riesgo; es a través de él como encuentra a Dios y lo sigue a la historia de la espiritualidad que nos regala Michel de Certeau tiene que ver con el esclarecimiento del vínculo inextricable que existiría entre la cultura y la espiritualidad. i Después deTeilhard de Chaedin, De Certeau forma parte de Iosjesuitas delsiglo xx que siguen suscitando una literatura secundaria (libros y artículos) numerosa, numerosa, con Henri de Lubac, Karl Rahnery Bernard Lonergan, según Paul Begheyn, bibliógrafo oficial de la Compañía dejesús. 2 Cf. Luce Giard (Ed. ), Michef deCerteau, Le voyagede l, euure (Paris: Éditions Facultés jésuites de Paris, 2017). 3 https:/fwww.la-croix.comlReligionjCatholicismejFrancej Michel-Certeau-leclaireur-2o17-o7-14-1200862874. Cf. Isabela Bruckner, Carlos Alvarez, Stella Morra, Dancing with the absence. Rethinking theology with Michel de Certeau, próxima aparición en Insterdisciplinaryjournalfor Insterdisciplinaryjournalfor Religion and Transformation in Contemporary Society. https:(( brill. com(view)journalsfjraelaopfissue. xml Carlos Alvarez, Henri deLubac et MicheldeCerteau.
Ledébat entre théologie et sciences humaines au regard de la mystique et de lhistoire, Les Éditions du Cerf, París, 2024, p. 27-60.6 Michel de Certeau, CuIturas y espiritualidades, La debilidad de creer (Buenos Aires: Kast Ediciones, 2010), so-st. Uno de los aportes más interesantes.
MICHEL DE CERTEAU: Un intelectual jesuita en los márgenes de la alteridad A partir de su definición de quién es un místico, es posible vislumbrar la sintonía de esta con su «nomadismo intelectual», inseparable de su comprensión de la experiencia espiritual que nos dan los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. buscando, que expresa su fe, como experimenta simultáneamente simultáneamente una entrevista con Dios y una entrevista con sus hermanos reales»6, expresa. El problema de la «comunicación))7 está en el centro del proyecto intelectual de Certeau. Es una clave fundamental para su diagnóstico de la ruptura comunicacional comunicacional manifestada en la «revolución simbólica)) de mayo de 1968. Este acontecimiento confirmó muchas de las intuiciones que Certeau venía desarrollando desde hacía tiempo: la crisis de todo un sistema cultural era cada vez eminente. Un síntoma clave de esta crisis fue su aguda conciencia del desfase entre el lenguaje de la tradición cristiana y la mentalidad contemporánea. Este acontecimiento marcó también una ruptura en su itinerario, con su convicción de que debía participar en la redefinición de las disciplinas de las ciencias humanas, humanas, teatro de la crisis. La crisis puso de manifiesto los vínculos y relaciones entre las distintas disciplinas de las ciencias humanas.
Mayo de i968 dio un nuevo marco a su proyecto intelectual, que veía la necesidad de redefinir sus contornos en una actividad de diálogo hospitalario, e incluso de elucidación de las determinaciones recíprocas, especialmente en la redefinición de las fronteras en los campos de las humanidades y las ciencias religiosas. Michel de Certeau y América Latina La relación de Michel de Certeau con América Latina es fundamental para comprender su trayectoria intelectual y la evolución de la elaboración de sus dispositivos teóricos. teóricos.
En el año ig68, un par de meses previos a mayo del 68, el jesuita francés le pide a su provincial ser enviado en misión a Brasil, proponiéndole un trabajo «de ida y vuelta)), entre Franciay Brasil, que le permitiría participar en el burbujeante «laboratorio» políticoyeclesial que era entonces América Latina.
Como él mismo explica en su artículo «Problemas actuales del sacerdocio en América Latina», publicado por la revista Recherches de Science religieuse religieuse (1968)y traducido luego por la revista Mensaje (1969), la implicación de la Iglesia en la vida política y social de América Latina la convertía en un laboratorio sumamente sumamente interesante para desarrollar una nueva teología política o, al menos, para dilucidar la compleja relación entre revolucióny tradición. En otras palabras, Michel de Certeau quería explorar las posibilidades abiertas por una circulación de saberesyprácticas políticas, culturales y teológicas, capaces de confrontar su propia realidad con la de América Latina y viceversa.
Este proyecto bipolar entre Francia y Brasil nunca llegó a concretarse, pero nos queda el testimonio escrito de su discernimiento político y de su compromiso con la situación social del continente en un corpus importante de textos sobre los mundos americanos, que está en proceso de edicióny que sin duda marcará un nuevo momento de la recepción de su pensamiento.
Sus primeros viajes al continente datan del otoño europeo de 1966, fecha en la que es enviado por la revista Études a Brasil, con el objetivo de observar el congreso de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos. Realiza una segunda estadía a principios de 1967, quedándose en Venezuela, Chile y Argentina. De esa visita a Chile, donde aloja en la comunidad San Roberto Bellarmino, encontramos algunas huellas en los archivos de la Facultad de Teología, donde viene invitado a dar un ciclo de conferencias. Su estadía en Chile fue del 23 de febrero al 25 de marzo.
Cestiona la visita Manuel Ossa, en ese entonces profesor de teología fundamental de la Facultad de Teología de la puc, quien en correspondencia con Jorge Medina (decano de la Facultad), señala que el mismo Certeau se propuso para dar los siguientes temas: «Situación actual de la fe y de la teología con relación a las ciencias humanas»; «Papel de la historia religiosa en la reflexión cristiana»; «El cristianismo del siglo xvii y el de hoy día»; «La experiencia y el lenguaje de la fe en el mundo actual»8. En 1971, Certeau realiza un segundo viaje a Chile.
Pero esta vez es invitado oficialmente por la Facultad Facultad de Teología a dictar el curso de perfeccionamiento a los profesores sobre el tema «Teología e Historia», visto desde la perspectiva de las modernas ciencias del hombre.. MICHEL DE CERTEAU: Un intelectual jesuita en los márgenes de la alteridad La fábula mística y la crisis del lenguaje religioso Sin duda, uno de los ejes de su pensamiento es la historia de la mística. Sus trabajos al respecto hablan por sí solos: La fábula mística iy u, Le lieu de lautre, por solo nombrar algunos de sus trabajos más importantes al respecto. Aún más, podemos afirmar que la matriz del pensamiento de Certeau es la experiencia mística moderna.
La originalidad de su análisis sobre la mística moderna consiste en haber percibido que, en el siglo XVII, uno de los índices del proceso de subjetivación del discurso religioso propio de la modernidad modernidad se revela en el hecho de que la palabra mística pasa de cumplir la función de un adjetivo a la de un sustantivo. Esta modificación semántica tiene un significado teológico a nivel de la cristología, la eclesiología, la espiritualidad y la exégesis. Durante la primera mitad del siglo XVII, se observa una tendencia espiritualista que hace perceptible el nuevo valor del adjetivo místico, que enfatiza en exceso el carácter visible, político y externo de la Iglesia. Certeau establece una relación entre la emergencia emergencia de la mística modernayla crisis del lenguaje religioso. En su itinerario intelectual esto va a suponer una reflexión arqueológica de dicha crisis.
La unidad entre las palabras y el ser ya se había resquebrajado desde la crisis nominalista, nominalista, mediante un proceso de «desontologización del lenguaje» que no hizo más que profundizarse durante las décadas de 1960 y 1970.
Al manifestar la disociación entre la radicalidad existencial de la fe y la expresión objetiva de las instituciones eclesialesy el lenguaje de la fe, los místicos de los siglos XVI y XVII se convierten en una metáfora para los creyentes contemporáneos. Certeau va a calificar de manera provocativa al discurso discurso cristiano, y particularmente a la mística, como fábula. No se trata de que dichos discursos sean irreales. Al contrario, la fábula arroja luz sobre cómo el problema de la comunicacióny la búsqueda de la palabra se ponen de manifiesto en los discursos místicos.
A partir de la noción de fábula, Certeau pretende dar espacio a las «voces» de la oralidad, tierras lejanas conquistadas por el progreso de la escritura moderna”. La palabra y la oralidad, excluidas del discurso científico desde el siglo XVI, se clasifican desde entonces en la categoría de fábula. El uso que Certeau hace de la noción de fábula desempeña desempeña una doble función. Por una parte, le permite explorar la historia de la mística moderna como historia de la enunciación mística. Por otra, la fábula le permite nombrar la situación actual del lenguaje cristiano. Es una calificación curiosa, original y compleja. Devuelve a la ficción el lugar que le corresponde como elemento necesario de todo lenguaje de fe. La fe es primeramente narración.
La fuerza de hablar de los acontecimientos en forma de fábula (lenguaje de la debilidad) reside en la posibilidad de mantener la ambivalencia de lo real, siempre hiperbólico y excesivo, nunca controlable por un discurso totalizador. Es la ficción la que permite que resurja la alteridad de la realidad.
Conclusión «Es místico aquel o aquella que no puede parar de caminar y que, con la certidumbre de lo que le falta, sabe, de cada lugar y de cada objeto, que no es eso, que uno no puede residir aquí, ni contentarse con esto. El deseo crea un exceso. exceso. Excede, pasaypierde los lugares. Hace ir más lejos, a otra parte. No habita en lugar alguno. Es habitado». Esta bella definición de la mística refleja tal vez el secreto más hondo de la vida de un místico que no se reconocía como tal. No me corresponde a mí decirlo.
Sin embargo, a partir de su definición de quién es un místico, es posible vislumbrar la sintonía de esta con su «nomadismo intelectual)), intelectual)), inseparable de su comprensión de la experiencia espiritual que nos dan los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Esta experiencia tiende a desligar el deseo de un lugar, de un objeto, de un lenguaje religioso o de un ideal.
Como señala Joseph Moingt, «atravesar la teología en dirección a otros lugares para volver a ella con una perspectiva diferente» describe acertadamente el gesto teológico de Certeau. 11 7 «Michel de certeau ha hecho de la comunicación el núcleo de un nuevo enfoque de los textos místicos [... ] El estudio de la mística se centrará, pues, colas condiciones condiciones de su enunciación: el texto místico es considerado como el lugar donde se inscribe profundamente el sujeto hablante». Participar en lo intransmitible. La comunicación cspirisual a través de la correspondencia deJean-JosrphSurin (Grrnoble: Jéróme Million), s6o. cf. carta dr Manuel Ossa a Jorge Medina, 13 de enero de 1967. Archivos de la Facultad Facultad de Teología de la puc. 9 Luce Giard. «Unchemin nnn tracé», dans Michel de certeau. Histoire et Psychanalyse Psychanalyse (Paris: collectionFolio Histoire, Gallimard, 1987)21-23. Patrick Royannais, «Lanthropologie du croire et la thóologie de la faiblesse de croire, RSR, vol. 4, W 91,2003, p. sos. Jacques Revel, «Michel de certeau: Linstitution et soncontraire», in Histoire, mystique et politique. Michel de certeau, éd.
L. Giardetsl., (Grenoble Éditions Jéróme Millon, sggs), iaç. lo Michel de certeau, Lsfsble mystique «Paris: Gaflimard, 1982). 170. it «Para la Aulklárung, sila «fábula» babia (fari), no sabe lo que dice, yes necesario esperar del escritorque interprete elconocimientode lo que ella dice sinsaberlo». Michel de certeau, La fábula mística 1, Ediciones Universidad Iberoamericana, ciudad de México, 2010, p. 22-23.12 Michel de certeau, La fábula mística t, (Madrid: siruela, aoo6) 294.13 Joseph Moingt, voyage mystique, 1tnR, Novembre, ig88..