COLUMNAS DE OPINIÓN: Construyendo juntos la Patria que soñamos.
COLUMNAS DE OPINIÓN: Construyendo juntos la Patria que soñamos. Agosto de Solidaridad: Construyendo juntos la Patria que soñamos. Por: P. Fernando Provoste Hidalgo, Párroco “San Miguel” de Nueva Imperial.
Hola Comunidad! El Mes de la Solidaridad, que celebramos en agosto agosto en Chile, trasciende la simple conmemoración; es una llamada urgente del Evangelio a vivir con autenticidad autenticidad la caridad en los detalles de nuestra historia cotidiana. cotidiana. Inspirado en la figura profética de San Alberto Hurtado, sacerdote que encarnó el amor de Cristo en obras concretas de justicia y servicio, especialmente hacia los más pobres. Su célebre pregunta “, Qué haría Cristo en mi lugar?” continúa resonando en nuestras conciencias. Es un cuestionamiento, una interpelación radical que nos invita a examinar nuestra vida diaria, nuestras relaciones y decisiones, y a preguntarnos si realmente estamos siendo testigos del amor de Dios. Desde la mirada cristiana, la solidaridad no es un acto ocasional de generosidad, sino un estilo de vida que brota del Evangelio. Se trata de reconocer en cada persona el rostro de Cristo, especialmente en quienes sufren, se encuentran marginados o sin voz.
El Señor nos lo recuerda con fuerza: “Todo lo que hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25,40 ). Amar a Dios y servir al prójimo son dimensiones inseparables de una misma realidad. En una sociedad marcada por el individualismo, la prisa y la indiferencia, la solidaridad es una verdadera profecía. Nos llama a levantar la vista de nosotros mismos mismos para comprender que nadie se salva solo, que la vida cristiana consiste en caminar en comunidad.
No se trata solo de ofrecer lo que sobra, sino de compartir lo que somos, de abrir nuestro corazón y nuestras estructuras estructuras sociales, a fin de transformar la realidad con gestos concretos de justicia y compasión. Solo así podremos podremos construir un tejido social donde la dignidad de cada persona sea respetada y valorada.
El Papa Francisco nos recuerda que la solidaridad es “pensar y actuar en términos de comunidad, priorizando priorizando la vida de todos por encima de la apropiación de bienes por unos pocos”. El Mes de la Solidaridad nos invita a revisar nuestras actitudes: ¿ Cómo respondemos respondemos frente a la pobreza? ¿ Qué acciones emprendemos emprendemos ante la injusticia? ¿ De qué modo acogemos al migrante, al enfermo, al anciano que está solo? La respuesta de la fe no puede ser la indiferencia. El cristiano está llamado a detenerse, conmoverse y hacerse prójimo real, como en la parábola del Buen Samaritano. Vivir la solidaridad significa dejar que el Corazón de Cristo habite en el nuestro, pasando de la indiferencia a la compasión, del egoísmo a la entrega, de la comodidad comodidad a la cruz fecunda. Cada gesto de amor, por pequeño que parezca, tiene un valor infinito en el Reino de Dios, porque transforma vidas, edificando un mundo mundo donde la dignidad de cada hermano se respeta y se custodia. Este mes de agosto no es solo un período de reflexión, reflexión, sino también una preparación espiritual y práctica práctica para septiembre, nuestro mes de la patria.
Es un tiempo para fortalecer en nuestro corazón los valores de solidaridad, justicia y fraternidad, para que en las celebraciones patrias no solo expresemos orgullo por nuestra nación, sino que también pongamos en práctica práctica aquello que nos hace auténticos hermanos y hermanas. hermanas. La patria que soñamos es aquella en la que todos trabajamos, desde la convicción del amor solidario, solidario, por un país más unido, más justo y verdaderamente verdaderamente fraterno..