Editorial: La planificación para la lluvia
Editorial: La planificación para la lluvia 0 as precipitaciones que azotaron a Puerto Montt este fin de semana, con 60 mm de agua caída en 24 horas y ráfagas de viento que alcanzaron los 95 km/h, han vuelto a desnudar una realidad incómoda y persistente: la carencia de un plan de manejo de aguas lluvia capaz de soportar eventos meteorológicos de esta magnitud.
Los anegamientos en múltiples sectores, el colapso de alcantarillas, los cortes de luz y las afectaciones a viviendas y locales comerciales, especialmente en la emblemática calle Varas, no son producto de la fatalidad, sino la consecuencia directa de una planificación urbana deficiente y una inversión insuficiente en infraestructura crítica. Resulta desolador constatar cómo, año tras año, la ciudad se ve sobrepasada por lluvias que, si bien intensas, no deberían generar el caos generalizado que presenciamos. El Departamento de Gestión del Riesgo de Desastres y Emergencias de la Municipalidad reportó el previsible catálogo de daños: desde caídas de árboles hasta el peligroso aumento del caudal del río Chinchinco-Chamiza. Pero es en el corazón comercial de la ciudad donde la situación adquiere tintes de negligencia crónica.
La Cámara de Comercio de Puerto Montt, a través de su vicepresidente Luis Díaz, ha sido clara: el colapso del sistema de alcantarillado en calle Varas debido a la gran cantidad de agua caída es un problema denunciado “durante los últimos cinco años”. Díaz incluso recuerda que esta problemática fue ratificada en la Comisión de Infraestructura el pasado 5 de mayo. ¿Cuántas alertas más son necesarias? ¿ Cuántas inundaciones deben ocurrir para que se pase de la ratificación a la acción concreta y definitiva? La evidencia más contundente de esta falencia estructural proviene, paradójicamente, de una de las empresas de servicios involucradas.
Jorge Soto, subgerente de Operaciones de Suralis, fue categórico al señalar que la contingencia vivida “evidencia el mismo problema que nos afecta cada año: el producto de la falta de un sistema adecuado de drenaje urbano; nuestras cámaras de alcantarillado colapsadas por el ingreso irregular de aguas lluvias”. Estas palabras no son una excusa corporativa; son el diagnóstico de un experto que admite que la infraestructura sanitaria no está diseñada para la realidad local. Editorial. Temporal evidencia la urgente necesidad de un plan de aguas lluvia, deuda pendiente quela ciudad ya no puede postergar más. Editorial