Autor: Christian Kairies Gatica
Historias de fortaleza: la recuperación de las caletas del Biobío
Historias de fortaleza: la recuperación de las caletas del Biobío cmarcos@ladiscusion.cl SOLIDARIDAD Y TRABAJO FUE CLAVEHoy se cumple un nuevo aniversario de una de las tragedias naturales más importantes en la historia de nuestro país.
El 27 de febrero de 2010, como en muchos otros casos, resultó ser una prueba para sacar a flote el esfuerzo y la perseverancia, como motivo para dejar atrás los grandes daños que dejó el terremoto. Este relato recoge, entre muchas otras, historias de superación de los habitantes de las principales caletas costeras del Biobío.
A través de los testimonios de pescadores artesanales y comerciantes, se resalta la lucha por reconstruir sus vidas, enfrentando pérdidas y, en algunos casos, la falta de apoyo institucional, pero demostrando una notable capacidad de recuperación y una profunda solidaridad comunitaria. Bahía de San Vicente El 26 de febrero, una noche que parecía tranquila, la tripulación del barco “Laura Rosa Segunda” se alistaba para zarpar desde San Vicente con destino a Dichato.
La embarcación, cuyo dueño era Pelantaro Inostroza, fue testigo de una experiencia particular esa noche: “Laura Rosa Segunda zarpó ese día 26 de febrero a las 22:30 más o menos de la noche desde San Vicente hacia Dichato, porque la tripulación era de Tomé y dejamos el barco listo y en condiciones (... ) La tripulación recaló en la bahía de Coliumo como a las 01:00 más o menos de la mañana y encontraron algo raro en el mar, en las condiciones de las corrientes del océano”, relató. En ese entonces, la travesía se tornó inquietante cuando, desde San Vicente hasta la punta de Tumbes, la tripulación experimentó una velocidad de navegación anormalmente alta, 5 millas más de lo habitual. Al virar hacia el este, en dirección a la caleta de Dichato, la corriente comenzó a arrastrarlos hacia el norte, lo que indicaba que algo grande se estaba acercando. La tripulación decidió desembarcar a las 02:00, dejando la embarcación fondeada. Afortunadamente, todos pudieron desembarcar sin inconvenientes.
“Después, cuando subió la marea, la embarcación, con el líquido que traía el mar, perdió todos los elementos que tenía a bordo, que era la red de cer-co, que era una red como de 500m de largo por 60m de altura, y la panga”, detalló el dueño. Con las señales de comunicaciones totalmente cortadas, el escenario para Inostroza se tornó preocupante, pues no sabía en qué estado se encontraba su tripulación. “Imagínate la incertidumbre de saber qué había sucedido con la embarcación y la tripulación, porque nadie tenía ninguna información. Estaba todo cortado, no se podía ir por los caminos.
Preguntamos a la Capitanía de Puerto qué sucedió, si teníanalguna información, y no había ninguna información (... ) Como el tercer día logramos saber qué la tripulación se había desembarcado y no había ningún percance por ese lado”, dijo Inostroza.
Luego de un año, y con muchos esfuerzos, Pelantaro logró tener otra embarcación en el agua y en reemplazo de la de “La Laurita”, como él mismo nombró, y siguió funcionando y “tirándole para adelante”. Actualmente, Inostroza recuerda que los momentos fueron difíciles, pero dice estarsiempre agradecido de que no pasase a mayores, por lo menos su caso. Caleta Dichato El escenario que presentó Dichato fue uno de los más complejos de la Región. Recordemos que la localidad quedó completamente destruida. Pese a la compleja situación, hoy el sector se encuentra totalmente renovado, lleno de vida y comercios. En tanto, comerciantes dichatinos explicaron que gran parte del comercio, por no decir todo, se instaló luego del te-rremoto. Es decir, restaurantes, puestos de ventas artesanales, entre otros, que se encuentran ahora en Dichato, se instalaron luego de la catástrofe, por lo que la misma sirvió para impulsar la economía de la zona.
Albertina Concha, dueña del puesto “Artesanías de Cuescos de Durazno”, vivió el terremoto en la zona y dijo que “nosotros éramos dueños de la frutería de la esquina, La Veguita, la grande que está en pleno centro (... ) Esa sinceramente se fue toda. Se fue mi casa, se fue mi camión, se fue todo”, relató. Es que luego de la tragedia, al igual que en otros sectores costeros, la reacción fue impactante. Sin embargo, Concha dijo que el desastre no fue lo que le causó mayores penas, sino más bien fue el actuar de la comunidad.
“Éramos los que estábamos afectados y realmente nosotros como personas buscábamos a alguien que nos apoyara, por último, a armar el local; no digamos que llenarlo, sino que era armarlo: la estructura, materiales, cosas, pero llegaba gente que ni siquiera tenía locales y recibía los beneficios, y mucha gente que recibía beneficios ni siquiera era de acá”, aseguró. La artesana detalló que, en base a su experiencia y lo vivido, Dichato tardó alrededor de tres años en ponerse de pie. En ese sentido, también se refirió a la ayuda gestionada por el expresidente Sebastián Piñera.
“Lo hizo bien, nos apoyó en nuestras casas, nada que decir”. Aún así, lo más llamativo fue el actuar de la comunidad, pues Concha dijo que, al igual que en otros lugares, hubo personas que no repartieron correctamente los recursos, por lo que personas realmente afectadas no pudieron acceder a estos, situación que se repitió en otras caletas. Caleta TumbesEn el caso de Caleta Tumbes, cuya comunidad mayoritariamente está compuesta por familias vinculadas a la pesca, enfrentó la destrucción casi total de su caleta. Las historias de reconstrucción, trabajo arduo y esfuerzos colectivos surgen de los relatos de quienes vivieron este desastre natural. Jacqueline Riffo, quien compartió su experiencia al perder su hogar, dijo: “Bajamos al otro día después del terremoto, a las 6 de la mañana, para ver nuestras casas y no encontra-mos nada. Nuestra casa ya no estaba, no había rastro”. Junto a su hija, pasó tres meses en el cerro, viviendo en carpas. Con el apoyo de comunidades internacionales, como la ayuda de entidades japonesas y chinas, pudieron mantenerse a flote mientras reconstruyeron poco a poco sus vidas, relató.
Pese a los desafíos, el proceso de recuperación fue intenso y eficaz, según Riffo, “anduvo rápido porque la gente igual quería salir luego de todo lo que había pasado, de sacar las embarcaciones, de limpiar la caleta en sí, de sacar todos los escombros”. Sin embargo, como en el caso de Dichato, también hubo dificultades en la distribución de las ayudas, pues algunos se aprovecharon de la situación y realizaron una mala repartición de los recursos que llegaban en señal de apoyo. Ahora, por otro lado, entre las tantas historias que se encuentran en Tumbes, don Segundo, pescador artesanal de la zona, también narró su lucha. Segundo perdió dos embarcaciones en el desastre y, como muchos otros, tuvo que trabajar arduamente para poder adquirir los materiales que había perdido.
“Tuve que sacrificarme una temporada para trabajar en las lanchas grandes y así poder comprarme mis cosas”. Además, las ayudas del gobierno fueron escasas y, según él, el proceso de recuperación fue lento: “Nos levantamos, pero con los brazos cruzados”, mencionó sobre las dificultades económicas que enfrentaron. Los relatos son similares. Marcelo Quintero, otro pescador artesanal de la zona, habló sobre la situación posterior al desastre, donde la solidaridad entre familias fue clave, aunque lamentó la falta de apoyo más allá de los círculos cercanos. “Aquí en la caleta, cada cual se mata solo. Es así la cosa. Aquí no es apoyo con apoyo, no. En verdad las cosas aquí así no existen. Aquí esta caleta no es así”, aseguró Quinteros.
En Tumbes, la restauración de las pequeñas empresas lo-cales también fue un desafío significativo, tal es el caso de Erika Cerda, dueña del restaurante “Kika´s”, conocido por comenzar su funcionamiento meses antes de que ocurriera la tragedia.
“Kika´s” se inauguró a mitad de 2009 y, en 2010, a pocos meses de su inauguración, fue devastado por las olas del tsunami: “No quedamos con ventanas, con implementos de la cocina, los instrumentos, horno, refrigerador, todo voló”, relató Cerda.
Con el apoyo de su familia y algunos recursos quelograron conseguir, como los aportes del Desafío Levantemos Chile, pudo comenzar la reconstrucción: “De una y otra manera buscamos los recursos y pudimos levantarnos nuevamente”. Aunque el proceso fue lento, para la temporada estival de 2011, su negocio ya estaba operando parcialmente, lo que permitió una señal de esperanza para la comunidad. Los pescadores artesanales de Caleta Tumbes, aquellos que dependen de pequeñas embarcaciones, fueron los que enfrentaron la reconstrucción más difícil. Según Segundo, los pescadores más pequeños no recibieron el apoyo necesario y, por tanto, tuvieron que recurrir a sus propios medios para seguir adelante. “No tuvimos apoyo de nadie. No tuvimos apoyo del sindicato, de nadie”, señaló, resaltando las dificultades adicionales para los pescadores que dependen de embarcaciones pequeñas. Estos testimonios reflejan la resiliencia de una comunidad que, a pesar de la tragedia, nunca se rindió. En Caleta Tumbes, los desafíos fueron y siguen siendo numerosos, pero sus habitantes, según los relatos, demostraron tener la fortaleza necesaria para sobreponerse a las adversidades. OPINIONESTwitter @DiarioConce contacto@diarioconcepcion.cl. Hoy se cumplen quince años del terremoto 2010 y las familias vinculadas a la pesca artesanal siendo ejemplos de relatos de superación, donde pescadores y comerciantes enfrentaron la tragedia con esfuerzo para reconstruir sus vidas. SOLIDARIDAD Y TRABAJO FUE CLAVE FOTO: RAPHAEL SIERRA P. FOTO: RAPHAEL SIERRA P. Historias de fortaleza: la recuperación de las caletas del Biobío cmarcos@ladiscusion.cl SOLIDARIDAD Y TRABAJO FUE CLAVEHoy se cumple un nuevo aniversario de una de las tragedias naturales más importantes en la historia de nuestro país.
El 27 de febrero de 2010, como en muchos otros casos, resultó ser una prueba para sacar a flote el esfuerzo y la perseverancia, como motivo para dejar atrás los grandes daños que dejó el terremoto. Este relato recoge, entre muchas otras, historias de superación de los habitantes de las principales caletas costeras del Biobío.
A través de los testimonios de pescadores artesanales y comerciantes, se resalta la lucha por reconstruir sus vidas, enfrentando pérdidas y, en algunos casos, la falta de apoyo institucional, pero demostrando una notable capacidad de recuperación y una profunda solidaridad comunitaria. Bahía de San Vicente El 26 de febrero, una noche que parecía tranquila, la tripulación del barco “Laura Rosa Segunda” se alistaba para zarpar desde San Vicente con destino a Dichato.
La embarcación, cuyo dueño era Pelantaro Inostroza, fue testigo de una experiencia particular esa noche: “Laura Rosa Segunda zarpó ese día 26 de febrero a las 22:30 más o menos de la noche desde San Vicente hacia Dichato, porque la tripulación era de Tomé y dejamos el barco listo y en condiciones (... ) La tripulación recaló en la bahía de Coliumo como a las 01:00 más o menos de la mañana y encontraron algo raro en el mar, en las condiciones de las corrientes del océano”, relató. En ese entonces, la travesía se tornó inquietante cuando, desde San Vicente hasta la punta de Tumbes, la tripulación experimentó una velocidad de navegación anormalmente alta, 5 millas más de lo habitual. Al virar hacia el este, en dirección a la caleta de Dichato, la corriente comenzó a arrastrarlos hacia el norte, lo que indicaba que algo grande se estaba acercando. La tripulación decidió desembarcar a las 02:00, dejando la embarcación fondeada. Afortunadamente, todos pudieron desembarcar sin inconvenientes.
“Después, cuando subió la marea, la embarcación, con el líquido que traía el mar, perdió todos los elementos que tenía a bordo, que era la red de cer-co, que era una red como de 500m de largo por 60m de altura, y la panga”, detalló el dueño. Con las señales de comunicaciones totalmente cortadas, el escenario para Inostroza se tornó preocupante, pues no sabía en qué estado se encontraba su tripulación. “Imagínate la incertidumbre de saber qué había sucedido con la embarcación y la tripulación, porque nadie tenía ninguna información. Estaba todo cortado, no se podía ir por los caminos.
Preguntamos a la Capitanía de Puerto qué sucedió, si teníanalguna información, y no había ninguna información (... ) Como el tercer día logramos saber qué la tripulación se había desembarcado y no había ningún percance por ese lado”, dijo Inostroza.
Luego de un año, y con muchos esfuerzos, Pelantaro logró tener otra embarcación en el agua y en reemplazo de la de “La Laurita”, como él mismo nombró, y siguió funcionando y “tirándole para adelante”. Actualmente, Inostroza recuerda que los momentos fueron difíciles, pero dice estarsiempre agradecido de que no pasase a mayores, por lo menos su caso. Caleta Dichato El escenario que presentó Dichato fue uno de los más complejos de la Región. Recordemos que la localidad quedó completamente destruida. Pese a la compleja situación, hoy el sector se encuentra totalmente renovado, lleno de vida y comercios. En tanto, comerciantes dichatinos explicaron que gran parte del comercio, por no decir todo, se instaló luego del te-rremoto. Es decir, restaurantes, puestos de ventas artesanales, entre otros, que se encuentran ahora en Dichato, se instalaron luego de la catástrofe, por lo que la misma sirvió para impulsar la economía de la zona.
Albertina Concha, dueña del puesto “Artesanías de Cuescos de Durazno”, vivió el terremoto en la zona y dijo que “nosotros éramos dueños de la frutería de la esquina, La Veguita, la grande que está en pleno centro (... ) Esa sinceramente se fue toda. Se fue mi casa, se fue mi camión, se fue todo”, relató. Es que luego de la tragedia, al igual que en otros sectores costeros, la reacción fue impactante. Sin embargo, Concha dijo que el desastre no fue lo que le causó mayores penas, sino más bien fue el actuar de la comunidad.
“Éramos los que estábamos afectados y realmente nosotros como personas buscábamos a alguien que nos apoyara, por último, a armar el local; no digamos que llenarlo, sino que era armarlo: la estructura, materiales, cosas, pero llegaba gente que ni siquiera tenía locales y recibía los beneficios, y mucha gente que recibía beneficios ni siquiera era de acá”, aseguró. La artesana detalló que, en base a su experiencia y lo vivido, Dichato tardó alrededor de tres años en ponerse de pie. En ese sentido, también se refirió a la ayuda gestionada por el expresidente Sebastián Piñera.
“Lo hizo bien, nos apoyó en nuestras casas, nada que decir”. Aún así, lo más llamativo fue el actuar de la comunidad, pues Concha dijo que, al igual que en otros lugares, hubo personas que no repartieron correctamente los recursos, por lo que personas realmente afectadas no pudieron acceder a estos, situación que se repitió en otras caletas. Caleta TumbesEn el caso de Caleta Tumbes, cuya comunidad mayoritariamente está compuesta por familias vinculadas a la pesca, enfrentó la destrucción casi total de su caleta. Las historias de reconstrucción, trabajo arduo y esfuerzos colectivos surgen de los relatos de quienes vivieron este desastre natural. Jacqueline Riffo, quien compartió su experiencia al perder su hogar, dijo: “Bajamos al otro día después del terremoto, a las 6 de la mañana, para ver nuestras casas y no encontra-mos nada. Nuestra casa ya no estaba, no había rastro”. Junto a su hija, pasó tres meses en el cerro, viviendo en carpas. Con el apoyo de comunidades internacionales, como la ayuda de entidades japonesas y chinas, pudieron mantenerse a flote mientras reconstruyeron poco a poco sus vidas, relató.
Pese a los desafíos, el proceso de recuperación fue intenso y eficaz, según Riffo, “anduvo rápido porque la gente igual quería salir luego de todo lo que había pasado, de sacar las embarcaciones, de limpiar la caleta en sí, de sacar todos los escombros”. Sin embargo, como en el caso de Dichato, también hubo dificultades en la distribución de las ayudas, pues algunos se aprovecharon de la situación y realizaron una mala repartición de los recursos que llegaban en señal de apoyo. Ahora, por otro lado, entre las tantas historias que se encuentran en Tumbes, don Segundo, pescador artesanal de la zona, también narró su lucha. Segundo perdió dos embarcaciones en el desastre y, como muchos otros, tuvo que trabajar arduamente para poder adquirir los materiales que había perdido.
“Tuve que sacrificarme una temporada para trabajar en las lanchas grandes y así poder comprarme mis cosas”. Además, las ayudas del gobierno fueron escasas y, según él, el proceso de recuperación fue lento: “Nos levantamos, pero con los brazos cruzados”, mencionó sobre las dificultades económicas que enfrentaron. Los relatos son similares. Marcelo Quintero, otro pescador artesanal de la zona, habló sobre la situación posterior al desastre, donde la solidaridad entre familias fue clave, aunque lamentó la falta de apoyo más allá de los círculos cercanos. “Aquí en la caleta, cada cual se mata solo. Es así la cosa. Aquí no es apoyo con apoyo, no. En verdad las cosas aquí así no existen. Aquí esta caleta no es así”, aseguró Quinteros.
En Tumbes, la restauración de las pequeñas empresas lo-cales también fue un desafío significativo, tal es el caso de Erika Cerda, dueña del restaurante “Kika´s”, conocido por comenzar su funcionamiento meses antes de que ocurriera la tragedia.
“Kika´s” se inauguró a mitad de 2009 y, en 2010, a pocos meses de su inauguración, fue devastado por las olas del tsunami: “No quedamos con ventanas, con implementos de la cocina, los instrumentos, horno, refrigerador, todo voló”, relató Cerda.
Con el apoyo de su familia y algunos recursos quelograron conseguir, como los aportes del Desafío Levantemos Chile, pudo comenzar la reconstrucción: “De una y otra manera buscamos los recursos y pudimos levantarnos nuevamente”. Aunque el proceso fue lento, para la temporada estival de 2011, su negocio ya estaba operando parcialmente, lo que permitió una señal de esperanza para la comunidad. Los pescadores artesanales de Caleta Tumbes, aquellos que dependen de pequeñas embarcaciones, fueron los que enfrentaron la reconstrucción más difícil. Según Segundo, los pescadores más pequeños no recibieron el apoyo necesario y, por tanto, tuvieron que recurrir a sus propios medios para seguir adelante. “No tuvimos apoyo de nadie. No tuvimos apoyo del sindicato, de nadie”, señaló, resaltando las dificultades adicionales para los pescadores que dependen de embarcaciones pequeñas. Estos testimonios reflejan la resiliencia de una comunidad que, a pesar de la tragedia, nunca se rindió. En Caleta Tumbes, los desafíos fueron y siguen siendo numerosos, pero sus habitantes, según los relatos, demostraron tener la fortaleza necesaria para sobreponerse a las adversidades. OPINIONESTwitter @DiarioConce contacto@diarioconcepcion.cl. Hoy se cumplen quince años del terremoto 2010 y las familias vinculadas a la pesca artesanal siendo ejemplos de relatos de superación, donde pescadores y comerciantes enfrentaron la tragedia con esfuerzo para reconstruir sus vidas. SOLIDARIDAD Y TRABAJO FUE CLAVE FOTO: RAPHAEL SIERRA P. FOTO: RAPHAEL SIERRA P.