Autor: Constanza León A.
“Me tocó avisarle a mis papás que mi hermano menor había muerto”
Victor Pérez, candidato a presidente de la UDI: El exministro, que vuelve al ruedo para competir con Javier Macaya, revela su faceta más personal. “Nosotros cambiamos Chile, pero hay puertas que se abrieron mal y nos reventó en la cara”, sostiene.
Acá no hay ni roce ni conflicto, más bien mucha inquietud y ganas de participar”, dice muy calmado Víctor Pérez, quien nos recibe en la oficina de Jacqueline van Rysselberghe en la sede de la UDI.
Las aguas están agitadas ad portas de la elección, este sábado, del nuevo presidente del partido donde corren dos listas: la que lidera Javier Macaya, a quien le cedió el puesto María José Hoffmann y Pérez, quien llegó a reemplazar a Pablo Longueira. Este abogado de 66 años, después de casi 30 años en el Congreso —fue senador por Bío Bío y Ñuble— y 98 días como Ministro del Interior, vuelve al ruedo. Nacido el 18 de octubre, es un beatlemaníaco de tomo y lomo, le encanta leer, ver series policiales y bailar. “Voy poco a bailar, pero si bailo, bailo toda la noche (risas). Me resulta una vez al año. Me gusta mucho bailar cueca, pero busco un lugar donde nadie me reconozca para bailar tranquilo”, cuenta. Víctor Pérez está casado en segundas nupcias con Ana María Serra, también abogado, “una gran jefa de campaña”, comenta celebrando su trabajo en la región en la última senatorial. Tienen seis hijos, de 37 a 15 años, “los suyos, los míos y el nuestro”. Y dos nietas. Su mujer es de una familia de Laja. “Su padre me ayudaba mucho, su hermano también. Yo nunca la había visto, es 18 años menor. En la municipal del 2000 los invité a todos a una comida para presentarles a una candidata a alcalde. Mi suegro, un gallo espectacular que en paz descanse, me dice: “No puedo ir, pero va a ir mi señora”. Y llegó con la Ana María... ¡se acabó la campaña de la candidata! ”, recuerda. Fue un flechazo. —Ana María está muy conectada con el tema social. Leí en una revista regional que ella tuvo una fuerte atracción con el socialismo, hasta que descubrió a Jaime Guzmán. —Nunca me ha contado eso. Sí tiene una inquietud social, trabaja mucho en las poblaciones. Ella hizo un trabajo súper importante en mi campaña. Trato de mantener aparte a mi familia. Mi vida pública es una cosa, pero que lo familiar sea para mí. Pérez se ríe con ganas cuando recuerda su viaje a París en plena marcha de los chalecos amarillos. “El arco de triunfo rayado entero, impresionante... hasta que vi un “Pic... pa Macron” ¡ Obvio que había un chileno! ”, dice y suelta una carcajada. El exministro se sensibiliza cuando habla de sus hijos —“no me lo recriminan, peRo siento que falté en momentos importantes”— y de su padre. “Mi padre murió de pena después de que murió mi hermano en un accidente automovilístico”, relata. Ricardo era el menor de los tres hermanos. El 7 de enero del 2011 él viajaba junto a su hija en su camioneta cuando lo chocó un joven que venía bajo los efectos del alcohol.
“Yo no sé por qué estaba en Concepción esa noche, me llamó un amigo y me dice: “tu hermano “Cacho” tuvo un accidente y no resistió”. Llamé a Hermes Soto, prefecto de Concepción en ese entonces, amigo mío, y le conté lo que pasó. Me confirmó todo. Fue atroz, porque a mí me tocó avisarle a mis papás, antes de que se enteraran por la tele. Manejé portodo Concepción pensando cómo decirles, hasta las 6.30 de la mañana. Incluso me encontré a unos tipos que necesitaban ir al aeropuerto y los llevé. Ensayé frases. Lo único que quería era que no contestara mi papá. Y él contestó. ¿Mi mamá está?, le dije. Y hablé con ella: “Te tengo una mala noticia: Cacho chocó y Eso ¡ Después de todo lo que había ensayado"”. Cuando se encontró con su madre, ella empezó a interrogarlo por cada detalle. “Hasta la última pregunta: ¿ Qué sentiste? “Nada. Supe y mi preocupación eran Ustedes”, le dije. Mi papá sobre todo. Y mi sobrina que estaba en el hospital”. “Mi madre —añade—, una mujer extraordinaria que tiene 91 años, es dura como ella sola.
Se le murió el hijo y el marido el mismo año y no derramó una lágrima”. El exsenador tiene vívidos recuerdos también de cuando entró a la política: el 4 de septiembre de 1970, a las 9 de la noche. El día que ganó Allende. “Estaba con la parte momia de la familia esperando los resultados. Yo leía mucho. A los 8 años leía El Mercurio y escuchaba a Hernández Parker en la radio. De vuelta para la casa, mi papá empezó a decir todo lo que iba a pasar con la UP. Nosotros en la Renoleta, viene una marcha del MIR y nos empiezan a agarrar el auto. Vi humillado a mi papá. Al día siguiente, me levanté y me fui a inscribir al Partido Nacional”. —Su vínculo con la dictadura hoy tiene otro peso supongo. Puede analizar los errores con la distancia. —Las cosas tienen causa y efecto. Hubo un gobierno militar porque existió Allende. Yo entré a la universidad de Concepción en 1972 y vi cómo funcionaba el MIR. No me van a decir que eran demócratas. Vi el día del Tanquetazo cómo se formaban militarmente. Ojalá esas cosas Nos toca jugar de visita. La asamblea constituyente es la cancha de la izquierda. Por eso necesitamos estar unidos”. La solución no era sacar a Rozas. Carabineros va a cambiar en la medida en que avancemos en su formación”. Nunca hubieran sucedido.
El nivel de odiosidad era increíble, pero con mi familia en el gobierno militar nos reconciliamos. ¿ Quién es tan culpable?, ¿el que torturó o el que generó el rompimiento? “Los errores nuestros son fruto de no escuchar a la gente” Sobre la elección que viene, subraya que “es sana la competencia, porque permite sacar al militante de su zona de confort. Es una necesidad unificarnos. Todos los partidos vamos a estar sometidos a stress. El 11 de enero vamos a tener que elegir a 2.500 concejales, ciento y tantos alcaldes, cincuenta y algo constituyentes, cuatro o cinco gobernadores”. —¿ Cómo es la UDI que Ud. Quiere? —Quiero una UDI que se junte. La UDI fue monolítica durante mucho tiempo porque nos juntábamos mucho y dejamos de juntarnos. Jaime Guzmán nos enseñaba a debatir. Él viajaba a regiones todo el tiempo para conversar, el militante sabía lo que estábamos pensando. En Arica, Magallanes y en Santiago comunicábamos lo mismo.
Un presidente del partido iba 4 o 5 veces al año a Los Ángeles, por ejemplo, un trabajo de mucha dedicación. —Es la gran demanda de la gente ahora que los políticos estén en la calle. —Absolutamente. Los errores nuestros son fruto de no escuchar a la gente. Nosotros cambiamos Chile, se transformó en un país líder en Latinoamérica, es indesmentible, pero hay puertas que se abrieron mal y nos reventó en la cara. Por ejemplo, las pensiones, nuestra idea era la capitalización individual, pero no nos cuestionamos la política pública que implementaba esa idea. Gente adquirió por primera vez una vivienda o un auto, pero a la hora de jubilar los condenamos a la pobreza. Y es una de las causas del estallido social. Yo soy partidario de la libertad de educación; pública y privada. Creamos el sistema para que el Estado los subsidiara. Y hay muy buenos proyectos, pero hay muy malos también. Algunos se enriquecieron con eso y no lo captamos adecuadamente. Nos reventó en la cara de nuevo. Tenemos que enfrentarlo con humildad. —¿ Qué cualidades tiene Ud. Que lo podrían diferenciar de su contendor? —Creo no tener diferencias importantes. La gracia de la UDI es que no tenemos diferencias fundamentales en lo político. Creo absolutamente en la gente joven, en Ñuble luché para que no haya ningún seremi mayor de 35 años. Yo fui alcalde alos 26. No puede ser que el joven sea solo el que lleva la bandera o el que pega el panfleto.
Mi hija cuando llegó a Santiago me dijo: “papá, las diferencias entre Santiago y Los Ángeles son obscenas”. Necesitamos políticas públicas eficaces, porque Chile no es de Plaza Italia para arriba. —Van Rysselberghe, Longueira, Ud., son próceres de la vieja escuela, ¿pueden ustedes renovar el partido? —Nos toca un desafío distinto. Nos toca jugar de visita. La asamblea constituyente es la cancha de la izquierda, no es la Nuestra. La gente así lo decidió. Por eso necesitamos estar unidos. Tenemos que construir algo, con nuestros principios. En el pasado tuvimos aciertos y errores.
En el futuro también los tendremos, pero tenemos que comprender que el escenario es muy distinto. —Parece ser su gran momento para ser presidente UDI. ¿En su intento previo no lo apoyaron? —No, fue una razón de carácter personal lo que me hizo no perseverar en la campaña. Ahora no era mi objetivo ser presidente de la UDI. Sucedió lo que sucedió y Pablo me pidió tomar la posta. Esto está lleno de contradicciones.
En diciembre de 2017, me quedaban cuatro años como senador y le dije a mi mujer: “No voy a ni una elección más”. Ella me dijo: “Ya, vámonos a Santiago”, porque acá ya teníamos 4 hijos. Me propuse los fines de semana en la casa, cosa que no había hecho en 28 años. Y me gustó.
Hasta que el Presidente Piñera me llama. ¡Se fueron a la punta del cerro todos los sábados y domingos! (risas). “Cuando dejé Interior me ofrecieron guardaespaldas y dije que no” Es conocido que cuando Pérez llegó al ministerio lo obligaron a ocupar Whats App. “Atroz, lo único que quiero es eliminarlo en cuanto pueda. Es fuente de conflicto. Yo siempre estoy informado”, asegura.
“¿ Cómo vive sin Whats App”?, me preguntó Piñera. '¿Cómo vive usted con Whats App, Presidente”?”, le dije yo”. —¿ Fueron duros esos tres meses en el Ministerio del Interior? —Fueron lo más entretenido que hay. Puede sonar arrogante, pero yo me sentía preparado para ser Ministro del Interior. Nunca me sentí angustiado. Hay momentos duros, pero es el centro de operaciones, donde la agenda de mañana siempre es muy distinta a lo que planificaste. “Esto va a terminar en acusación constitucional”, le dije a mi señora. Tuve absoluta consciencia de eso, porque hay un grupo que quiere solo crear problemas. La acusación nunca tuvo ningún fundamento ni razón, la mejor prueba es que los debates en la Cámara jamás se refirieron a la acusación propiamente tal. Nunca pensé que sería tan rápido, eso sí. Arrepiente de algo? —NOo. Siempre se puede hacer mejor. Ante el paro de los camioneros, hice algo muy parecido a lo que hicieron (Jorge) Burgos y (René) Cortázar.
Si alguien me dice “yo podría haber sacado a los camioneros de las carreteras”, que lo haga. —Tuvo un costo también supongo su apoyo irrestricto a Carabineros, en un momento en que la institución ya estaba súper cuestionada. —Puede ser. Pero el cuestionamiento a Carabineros es lo más fácil, es muy injusto. Subieron de 24 mil a 60 mil ¿ Y los que gobernaron 24 años qué hicieron en materia de preparación y transparencia? Nada.
Mandaron a un cabro de 22 años a Cuidar el orden público, con seis meses de experiencia en la calle, va corriendo y choca con otro cabro de 16 (caso Pío Nono). Hay tres organismos del Estado persiguiendo al Cabo Zamora y él tiene que conseguir su propio abogado. La situación de desigualdad es terrible. Por cierto, los carabineros pueden equivocarse. —Con la salida del general Rozas son 49 generales fuera. ¿Cambiará Carabineros con Rozas fuera? —Creo que no. La solución no era sacar a Rozas. Carabineros va a cambiar en la medida en que avancemos en su formación. Los problemas son de fondo. Tenemos un serio problema con las bandas criminales asociadas al narcotráfico. ¿Hemos especializado a las policías para enfrentarlos? No. Ellos están haciendo un esfuerzo salvaje. Ningún carabinero se levanta a dejar la escoba. Yo fui a ver a las carabineras quemadas en Plaza Italia, tenían 22 y 25 años. Lo que más le dolía a una de ellas es que le hayan tenido que cortar el pelo.
Y quería volver a trabajar. —Ud. no ha condenado las violaciones a los Derechos Humanos de Carabineros durante el estallido, ¿porque no cree que hayan existido o simplemente porque no lo ha verbalizado? —Hay víctimas que nunca tendrían que haber sufrido lo que sufrieron, no hay duda. La fiscal Chong dijo, en su primera presentación, que el cabo Zamora tomó al joven de los pies y lo lanzó. Claro, esa es una violación a los DD.HH., ¡ pero no fue lo que sucedió. En la audiencia cambió la versión y dijo que “lo impulsó”. Y en la medida cautelar ya dijo “chocaron”. Dijeron que la Estación Baquedano era centro de tortura, lo desmintieron y dejó de ser noticia. Pero claro, el carabinero que comete un delito tiene que ser sancionado. —Pero el gobierno actúa con distintos parámetros.
Como decía Matamala, aplican Ley de Seguridad del Estado cuando los mapuches amenazan a la Intendencia en Temuco y no cuando a la Fiscal Chong la amenazan de muerte. —El gobierno no los dejó libre, fue la justicia. El fiscal a mí me avisó a las 12.30 lo de Chong y eso sucedió a las 8 am ¡ Para justificar que me había avisado! Carabineros puso todo a disposición. Ahí yo dije que ella carece de objetividad, pero hay que respetarla. No se puede amenazar a nadie. Pero en Temuco cuando amenazaron con tomarse 130 mil hectáreas, ¿vamos a esperar que se las tomen? —Ud. Se ve un tipo duro. ¿Ninguno de estos casos lo afectó emocionalmente?—No. Yo trato de objetivizar las cosas y, cuando me equivoco, lo reconozco rápidamente. Yo no discriminé a nadie, me junté con gente de todos los partidos. —¿ Veía lo que decían en redes sociales? ¿ No lo complica? —Vi todo. Y no. Cuando salí del ministerio, me ofrecieron guardaespaldas y dije que no. Yo manejo mi auto. Me han agarrado a chuchás en la calle, como a otros. Tengo mi conciencia muy tranquila.