EDITORIAL: El caso Epstein golpea a Trump
EDITORIAL: El caso Epstein golpea a Trump D onald Trump celebró este domingo los primeros seis meses de su segundo mandato.
Parecía una ocasión para festejar: el presidente de Estados Unidos logró sacar adelante su ambiciosa reforma fiscal, disciplinando a prácticamente la totalidad de los congresistas republicanos; ha recibido respaldo de la Corte Suprema en decisiones que refuerzan el poder del Ejecutivo, y ha avanzado en su idea de una nueva estructura arancelaria para el comercio exterior de su país. Sin embargo, la reaparición en las primeras planas del caso de Jeffrey Epstein, el millonario abusador que murió en la cárcel en 2019, a la espera de un juicio por tráfico sexual, aguó los festejos.
Trump y Epstein fueron amigos por cerca de 15 años, pero dejaron de verse un par de años antes de que el millonario enfrentara su primer juicio por abuso de menores, en 2006, y mucho antes, también, de que el actual mandatario fuera elegido por primera vez. No hay prueba alguna de que haya participado alguna vez, o ni siquiera conocido, alguna de las actividades más sórdidas de Epstein.
Pero las teorías de la conspiración al interior del movimiento MAGA (Make America Great Again), las mismas que Trump ha aprovechado tantas veces a su favor, afirman ahora que existe una lista de nombres de amigos ricos y famosos del millonario, y que el FBI y el Departamento de Justicia, ambos bajo el control de la Casa Blanca, están ocultándola.
La misma fiscal general, Pam Bondi, alimentó dichas teorías afirmando varias veces, a comienzos de año, que su ministerio divulgaría información adicional sobre el caso, incluidos "muchos nombres" y "muchos registros de vuelo". Pero ahora Justicia y el FBI han explicado que no existe tal lista, ni evidencia de chantaje, y la credibilidad del gobierno ha caído en picada entre sus seguidores más radicales.
Uno de los antiguos abogados de Epstein echó más leña al fuego al pedir que la exsocia de este, Ghislaine Maxwell, condenada en 2021 por su papel en los abusos sexuales de Epstein, reciba inmunidad para testificar, ante el Congreso, cuánto sabe sobre aquellos delitos. Ciertamente, Trump es un personaje acostumbrado a sobrevivir escándalos: basta recordar que consiguió ser electo presidente por segunda vez aun cuando enfrentaba cuatro procesos por delitos federales.
Su tabla de salvación, esta vez, podría venir de donde menos lo esperaba: una carta que Trump le habría escrito a Epstein cuando este cumplió 50 años, y que fue publicada el jueves por The Wall Street Journal. El presidente asegura que la misiva es falsa, y demandó al periódico y a su dueño, Rupert Murdoch, pidiendo una indemnización de 10 mil millones de dólares. Es difícil que la acción judicial llegue a algún lado, pero al menos parece haber movido la ira del MAGA y los conspiranoicos hacia la prensa, otro de sus blancos favoritos.
Con todo, el caso expone uno de los flancos más frágiles de Trump, como un líder cuyo prestigio político se basa casi puramente en sus atributos personales y que no construye adhesiones políticas sino mediante la amenaza o la intimidación.
Cuando la credibilidad o la imagen personal se ven erosionadas, la ausencia de una base política coherente y leal no hace más que dejar en evidencia aquel vacío. "El caso expone uno de los flancos más frágiles del mandatario, cuyo prestigio político se basa casi puramente en sus atributos personales". El caso Epstein golpea a Trump.