La ciudad empapelada: ¿ quién se hace cargo?
La ciudad empapelada: ¿ quién se hace cargo? instala la publicidad, pero que genera costos que terminan afectando a otros. El impacto visual y el gasto de limpieza muchas veces no som asumidos por quienes los provocan, y ese peso secae finalmente en toda la comunidad. Si no existe regulación ni fiscalización efectiva, esDe circulo se mantiene y la situación se vuelve dificil de revertit. Este fenómeno tambien es un problema ambiental. Cada trono de papel, plástico o lona abandonado contribuye a la contaminación fisica y visual de nuestras ciudades. Hablamos de residuos que en muchos casos no se reciclan y se deterioran lentamente, arrastrados por el viento, la Ilervia o ignorados por todos. No solo ignorados, sino que muchas veces ensultan molestos y poco informativos; se ven letreros de actividades que pasavon hace mas de un año y ahi siguen.
Ahora que se acercan nuevas campa flas presidenciales, hay que pensar en el tema de fondo: nose trata de unasunto politico, sino de cómo se usa la publicidad para difundir mensajes en el es pacio publico. En medio del discurso de la sostenibilidad y del compromiso con el cuidado de nuestros entornos, segui mos permitiendo que las ciudades se conviertan en murales de basura visual.
Curiosamente, la propaganda electoral suele estar mucho mis regulada y "cuidada" por quienes la imtalan, lo que demuestra que cuando hay voluntad y reglas claras, es posible mantener cierto orden y hacerse responsables de lo que se deja atrás. Es momento de exigir que cada actor se haga cargo de limplar lo que instala.
FRANCESCA MACHLAVELLO NARVAEZ Académica Administración en Ecoturismo Universidad Andris Bollo Caminar por cualquier calle revela una realidad incomoda muros, postes, paraderos y fachadas tapizados de afiches que, muchas veces, sobreviven años después de que va mensaje dejó de tener sentido Desde anuncios de eventos privados hasta campañas informativas o promocionales, la publicidad se instala, pero casi nunca se retira. Esto no pasa solamente en las calles, sino que también ocurre dentro de cualquier establecimiento, como las universidades, por ejemplo. Lo lógico seria pensar que quien pone un cartel asume la responsabilidad de retirarlo. En la práctica eso no siempreocurre.
Y. al parecer, tam poco existe una regulación nacional clara que obligue a hacerlo de formasistemática, aungoren/Chilecontamos con la Ley 21.473, que busca ordenar la publicidad visible desde cales, ca minos y espacios públicos, establecien do permisos, requisitos y sanciones. Aun así, su aplicación sigue siendo un desafio.
En algunos municipios se suman ordenanzas sobre publicidad y propaganda, pero pocas veces se fiscalizan ni se imponen sanciones efectivas Asi, estos residuos visuales se convier ton en parte del paisaje urbano, degradando espacios públicos y refor zando la idea de que"nadie cuida lo que es de todos", una expresión clara de lo que en economia se conoce como la tragedia de los comunes: cuando algo es de todos, muchas veces termina siendo de nadie. Esto refleja muy bien este concepto, cuando un recurso es compartido portodos, pero nadie tiene la responsabilidad individual de cuidarlo, termina, generalmente, sobreexplotado y deteriorado. El espacio publico. en este caso, se convierte en un "muro común" donde todos pueden colgar sus mensajes sin pensar en quién retitará los restos después. Así, el beneficio es individual publicitarse o difundir información, pero el costo de limpiar y mantener el entorno secae en toda la comunidad. Desde la perspectiva económica, esto se poodeentender también como una externalidad negativa una actividad que beneficia a quien La limpieza de nuestras ciudades no depende solo de los municipios. Respetar la ciudad es respetar a quienes la habitan y comportarse como ciudadanos conscientes.. Opinión La limpieza de nuestras ciudades no depende solo de los municipios. Respetar la ciudad es respetar a quienes la habitan y comportarse como ciudadanos conscientes.