Yamandú Orsi, el izquierdista que llegó al poder en Uruguay con discurso pro inversión y más seguridad
Yamandú Orsi, el izquierdista AA ole En su campaña que no subirá los impuestos, no eliminará el símil de las AFP uruguayas y que terminará con el “colador” que es la frontera de su país junto con aumentar los policías en las calles. Pablo Rodillo M. E atender el almacén de sus papás, monaguillo, bailarín de folclore y profesor de Historia al movimiento de Mujica y Presidente. De izquierda pero conciliador.
En campaña aseguró que “no somos más que nadie ni menos que nadie” y que jamás apuntará con el dedo “descalificando a un adversario”. Él es Yamandú Orsi Martínez, de 57 años, delfín del popular expresidente José “Pepe” Mujica, y nuevo presidente electo de Uruguay tras vencer ayer en la segunda vuelta. Tras cinco años de gobierno de centroderecha, el país oriental al río Uruguay nuevamente será gobernado por el Frente Amplio. En campaña, lejos de delirios refundacionales, Orsi se basó en una premisa simple y directa.
Una que terminó cautivando alos uruguayos: “Un cambio no radical”. En ese sentido, aseguró que dará incentivos para revitalizar las actividades esenciales del país como la agricultura, la industria, el turismo y las pymes, además de haber adoptado un discurso amigable hacia los mercados. Además prometió no aumentar impuestos y subir la dotación policial. “Voy a ser el presidente que convoque una y otra vez el diálogo nacional, que construya una sociedad y un país mas integrado”, aseguró Orsi.
“No hay futuro si le ponemos un muro a las ideas”, agregó anoche en su discurso de victoria Fuerte discurso en seguridad Uno de los temas importantes para la sociedad uruguaya es la inseguridad por la que atraviesa el país. Los homicidios s bieron a 382 en 2023 para un país de 3,4 millones de habitantes que tiene altos niveles de desarrollo humano.
Y aunque la situación comparada con otros países de Latinoamérica, con una taml é sa de 11,2 homicidios cada 100.000 habitantes, no está entre las más críticas pero se aleja de la tasa registrada por ejemplo en Chile 76,3 cada 100.000 el año pasado según datos de la Fiscalía Nacional?, país con el que generalmente se compara. Así, la seguridad es la principal preocupación para el 49% de la población charrúa.
Con un fuerte discurso sobre este tema, Orsi aseguró que sus principales “enemigos son el narcotráfico, la delincuencia y la corrupción”. El presidente electo remarcó en campaña que se va a “reprimir el delito” creando 2.000 nuevos cargos policiales -que anunció se hará en marzo de 2025 al iniciar su mandatoy se aumentará la cantidad de cámaras de vigilancia llegando a 20 mil.
También aseguró que intensificará el patrullaje en las calles y en particular en las zonas fronterizas para evitar que “siga siendo un colador”. Objetivo económico: Crecimiento Orsi aseguró que otro de sus objetivos es que durante sus cinco años de gobierno haya crecimiento económico. Para ellos presentó un programa que mezcla las posiciones de centroderecha con las de la iz quierda. En ese sentido, las medidas que implementará para cumplir este objetivo, según dijo en campaña, es maximizar los esfuerzos para atraer inversiones. También se preocupará dela “protección dela industria nacional” a través de las compras públicas y la implementación de un “Plan Nacional de Riego” que permita dar un impulso a la producción agrícola. También apuntó al turismo, las tecnologías de la información y comunicación y la industria audiovisual. Orsise encargó de remarcar campaña que no se subirán los impuestos, salvo un que ocurriera algo imprevisto que podría llevar a revisar la carga impositiva.
También afirmó que no eliminará las AFAP (las AFP uruguayas) pero que si buscará modificar su funcionamiento buscando que el sistema de seguridad social sea “de ahorro no lucrativo”. También buscará bajar la edad de jubilación a los 60 años.
Un país no polarizado Como afirmó anoche el propio “Pepe” Mujica celebrando la victoria de Orsi, “Uruguay es un país pequeño pero se ha ganado un reconocimiento de ser estable, de tener una ciudadanía que respeta las formalidades institucionales. No es poca cosa en nuestra pobre y golpeada América Latina”, expresó. “Los jóvenes sean consentes de eso. Costó muchísimo aprender y generar eso”, agregó. Y es que los uruguayos esperan que no existan muchos cambios en los próximos cinco años. Sólo arreglar lo que, para ellos, está funcionando mal. Hablar de polarización es difí Ail en Uruguay. “Nosotros, comparados con los argentinos, somos Heidi en la pradera. Ellos siempre tienen quilombo. No es a veces, es siempre, solo con distintas graduaciones. Algunos están en la tercera guerra mundial y otros piensan en la cuarta”, afirman desde el mismo Frente Amplio uruguayo al diario La Nación de Buenos Aires.
“(En la región existe la concepción de que llega un gobierno y barre con todo, es refundacional, acá eso no pasa”, dijo por su parte presentador de radio. ¿Qué explica la buena convivencia política en Uruguay entonces? “Acá se da una lógica de dos bloques políticos enfrentados, dos bloques de tamaño similar y entonces opera algo largamente estudiado que es el efecto moderador del bipartidismo. Los dos bloques son parecidos y tienen chances de poder, y por lo tanto no hay incentivos para las promesas irresponsables”, aseguró el analista político Adolfo Garcé al diario bonaerense. “Rodeado de países polarizados en que el odio domina el ambiente, Uruguay confirmó que el civismo es su marca política.
Durante la campaña no hubo ataques personales o promesas milagrosas, ningún candidato se propuso refundar el país con medidas extremas y los electores no fueron insultados con debates de bajo nivel”, resumió el medio español Nueva Tribuna.