Autor: P. Luis Alarcón Escárate Párroco San José-La Merced Vicario Episcopal Curicó y Pastoral Social Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó
COLUMNAS DE OPINIÓN: Detenerse para escuchar a Jesús
COLUMNAS DE OPINIÓN: Detenerse para escuchar a Jesús Octavo domingo del año Jesús hizo esta comparación: ¿ Puede un ciego guiar a otro ciego? No caerán los dos en un pozo? El discipulo no es superior al maestro, cuando el discipulo llegue a ser perfecto, perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿ Cómo puedes decir a tu hermano: rHermano. deja que te saque la paja de tu ojo, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? iHipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacarla paja del ojo de tu hermano! No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. El hombre bueno saca bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón.
El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca (Lucas 6,39-45). Como en otras ocasiones, la lucidez del Padre Pagola nos ilumina este domingo y con ello esta semana en la cual nos preparamos para iniciar el camino cuaresmal. Es un mensaje que nos hace entrar en la atención que debemos poner a nuestra vida, sobre lodo interior; para darle sentido a nuestro actuar exterior. Nuestros pueblos y ciudades ofrecen hoy un clima poco propicio a quien quiera buscar buscar un poco de silencio y paz para encontrarse consigo mismo y con Dios. Es difícil liberarse del ruido permanente y del asedio constante de todo tipo de llamadas y mensajes. Por otra parte, las preocupaciones, problemas y prisas de cada día nos llevan de una parte a otra, sin apenas permitirnos ser dueños de nosotros mismos. Ni siquiera en el propio hogar, escenario de múltiples tensiones e invadido por la televisión, es fácil encontrar el sosiego y recogimiento indispensables para descansar gozosamente ante Dios.
Pues bien, paradójicamente, en estos momentos en que necesitamos más que nunca lugares de silencio, recogimiento y oración, los creyentes hemos abandonado nuestras iglesias y templos, y sólo acudimos a ellos en las eucaristías del domingo. Se nos ha olvidado lo que es detenernos, interrumpir por unos minutos nuestras prisas, prisas, liberamos por unos momentos de nuestras tensiones y dejarnos penetrar por el silencio y la calma de un recinto sagrado. Muchos hombres y mujeres se sorprenderían al descubrir que, con frecuencia, basta pararse y estar en silencio un cierto tiempo, para aquielar el espíritu y recuperar la lucidez y la paz. Cuánto necesitamos los hombres y mujeres de hoy ese silencio que nos ayude a entrar en contacto con nosotros mismos para recuperar nuestra libertad y rescatar de nuevo toda nuestra energía interior. Acostumbrados al ruido y a las palabras, no sospechamos el bienestar del silencio y la soledad. Ávidos de noticias, imágenes e impresiones, se nos ha olvidado que sólo alimenta alimenta y enriquece de verdad a la persona aquello que es capaz de escuchar en lo más hondo de su ser. Sin ese silencio interior, no se puede escuchar a Dios, reconocer su presencia en nuestra vida y crecer desde dentro como hombres y como creyentes. Según Jesús. el hombre saca el bien de la bondad que atesora en su corazón. El bien no brota de nosotros espontáneamente. Lo hemos de cultivar y hacer crecer en el fondo del corazón. Muchas personas comenzarían a transformar su vida si acertaran a detenerse para escuchar escuchar todo lo bueno que Dios suscita en el silencio de su alma. P. Luis Alarcón Escárate Párroco San José-La Merced Vicario Episcopal Curicó y Pastoral Social Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó.