LA GUERRA POR OTROS MEDIOS
LA GUERRA POR OTROS MEDIOS AnálisisGracias a la globalización de las comunicaciones, se observa una sensación generalizada de pesar y angustia frente al reordenamiento geopolítico global que está forzando el gobierno del Presidente Trump. Pareciera que las reglas, leyes, tratados internacionales y la propia Constitución de los Estados Unidos han sido reemplazados por órdenes ejecutivas. Parecen bloqueados los canales de diálogo y la cooperación. Parafraseando a Von Clausewitz, los aranceles son hoy una herramienta de guerra por otros medios. La administración Trump se ha embarcado en una guerra comercial 2.0, redefiniendo unilateralmente sus vínculos tanto con los (hasta ahora) países aliados como con los competidores y adversarios. El 1 de febrero el Presidente Trump anunció aranceles a Canadá, México y China, invocando el International Emergency Economic Powers Act (IEEPA) por el supuesto ingreso de fentanilo y de inmigrantes indocumentados desde estos países. Luego de conversaciones bilaterales, los aranceles del 25% a Canadá y México se suspendieron temporalmente, luego se reinstauraron el 4 de marzo y se volvieron a postergar dos días después.
El arancel a los productos chinos se aumentó al 20%. Se anunciaron también medidas para contrarrestar la falta de reciprocidad en el comercio bilateral y se instruyó analizar la situación impositiva que enfrentan los prestadores de servicios digitales y posibles alzas de aranceles a la Unión Europea. Los países afectados han reaccionado con retaliaciones. Los consumidores estadounidenses aún no perciben directamente los impactos en sus bolsillos, pero las caídas de los índices bursátiles y del dólar indican reacciones adversas de los mercados a las erráticas medidas de Trump. Efectos recesivos se harán sentir en muchos países, con caídas del PIB y del comercio mundial. Minerales y metales han sido un foco de atención de Trump. Luego de nuevos aranceles del 25% al acero y aluminio, anunció una investigación sobre los riesgos a la seguridad nacional de las importaciones de cobre. Aunque el objetivo de esta medida es China, es la que más debería preocupar a Chile. Por ahora, Chile que cuenta con un TLC y un histórico déficit comercial con Estados Unidos no parecería estar en la mira de Trump.
Pero, en el caso del cobre, hay que tener en cuenta que entre 2018 y 2022, un 64% de las importaciones de cobre refinado de Estados Unidos provinieron de Chile y que una parte del cobre refinado y fundido de China también se produce con materia prima chilena. Se anunció también una investigación sobre las importaciones de productos de la madera que podría repercutir en Chile. Es necesario estar muy alerta y tener canales de diálogo abiertos.. ALICIA FROHMANN