"La peor pesadilla económica se ha hecho realidad"
Patricia Cohen/The New York as perspectivas de la economía europea han sido decepcionantes. La semana pasada, tras la elección presidencial de Donald Trump, empeoraron. Se espera que la profunda incertidumbre sobre las políticas del gobierno de Trump en materia de comercio, tecnología, Ucrania, cambio climático y otros asuntos enfríe la inversión y frene el creci miento.
El inicio de una posible guerra arancelaria por parte de Estados Unidos, el mayor socio comercial y aliado más cercano de la Unión Europea y el Reino Unido, golpearía a industrias importantes como la automovilística, la farmacéutica y la de maquinaria. “La peor pesadilla económica de Europa se ha hecho realidad”, dijo Carsten Brzeski, economista jefe del banco neerlandés ING. Los acontecimientos, advirtió, podrían empujar a la eurozona a “una recesión en toda regla” el año que viene. Con la agitación política en Alemania y Francia, las dos mayores economías de Europa, este último golpe difícilmente podría llegar en peor momento.
El mismo día que se anunció la victoria de Trump, el canciller alemán, Olaf Scholz, disolvió su gobierno de coalición por profundas diferencias sobre las prioriEuropa se prepara para Trump: El inicio de una posible guerra arancelaria por parte de EE.UU., el mayor socio comercial de la Unión Europea y el Reino Unido, golpearía a industrias importantes. Dades de gasto y el déficit. Para Alemania, que ya está sufriendo un segundo año de recesión, los retos económicos que plantea otro gobierno de Trump son especialmente graves. Su economía se tambaleó después de que Rusia invadiera Ucrania y terminara el flujo de gas ruso barato, ingrediente clave del éxito industrial del país. Alemania tiene problemas en dos frentes. Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles del continente y el mayor empleador de Alemania, anunció recientemente que probablemente cerraría plantas y despediría trabajadores. La competencia de los coches eléctricos chinos ya ha hecho mella en las ventas del sector en el extranjero y en Europa. Los dirigentes se debaten entre aplacar a China o enfrentarse a ella. El mes pasado, el gobierno alemán votó en contra del plan de la Unión Europea de imponer aranceles de hasta el 45 por ciento a los vehículos eléctricos fabricados en China. Otros países, como España, se abstuvieron. La mayoría lo aprobó y, en respuesta, China impuso nuevos aranceles al brandy europeo, la mayor parte del cual procede de Francia.
Aranceles como represalia El discurso de Trump durante la campaña de hacer que la Unión Europea “pague un alto precio” por no comprar suficientes importaciones estadounidenses e imponer aranceles generales del 10 o el 20 por ciento puede ser un punto de partida para las negociaciones. Sin embargo, incluso los analistas que esperan que tome medidas más modestas sostienen que es probable que imponga aranceles específicos a la industria automovilística.
El aumento de los aranceles estadounidenses, por supuesto, va mucho más allá de Alemania y de la industria automovilística e incluye a Novo Nordisk, la empresa farmacéutica que está detrás de Ozempic, así como a sectores como la alimentación, el vino, el queso, las perlas, los productos químicos, los reactores nucleares, la cristalería, el calzado y otros más en más de dos decenas de países. Luisa Santos, subdirectora de Business Europe, grupo de lobby que representa a miles de empresas, advirtió de que los aranceles elevarían los costos y obstaculizarían la inversión. “Seguimos esperando que, debido a la importancia de la relación económica, se reconsideren y no los tengamos”, dijo sobre los aranceles.
La inversión directa de la Unión Europea en Estados Unidos ascendió a 2,4 billones de dólares en 2022, lo que a su vez creó más de 3,4 millones de puestos de trabajo estadounidenses, según la Unión Europea.
Mientras tanto, el aumento de los aranceles estadounidenses sobre China, otra de las promesas comerciales de Trump, probablemente animaría a los fabricantes chinos a ampliar sus ventas fuera de Estados Unidos, aumentando la competencia con los productores europeos rivales. ¿ Qué pueden hacer? Las empresas europeas podrían tratar de establecer o ampliar su producción en Estados Unidos. Sin embargo, cualquier fabricante que utilice materiales importados de China vería aumentar sus costos independientemente de dónde estuvieran sus instalaciones. Vestas, empresa danesa y primer fabricante mundial de aerogeneradores, dijo que ya estaba aumentando la producción en sus dos plantas estadounidenses de Colorado. Más del 40 por ciento de sus pedidos se originaron en América en los tres meses que terminaron en septiembre. “El mundo se ha vuelto diferente en lo que respecta a los aranceles”, dijo Henrik Andersen, director ejecutivo de la empresa, en una llamada con analistas del sector la semana pasada.
Vestas ya ha tenido que sortear los aranceles que se impusieron durante el primer gobierno de Trump y el gobierno de Biden, dijo: “Por eso intentas excluir cada vez más volúmenes y cada vez más componentes de origen chino cuando se trata de Estados Unidos”.