Lula da Silva, un casi octogenario que no se cansa del poder
Lula da Silva, un casi octogenario que no se cansa del poder LOS MÉDICOS que trataron al Presidente Lula dijeron que deberá permanecer internado 48 horas en observación.
EFE El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de 79 años, se acerca a la segunda mitad de su mandato con problemas de salud, lo que genera incertidumbre sobre un posible intento de presentarse en las próximas elecciones. Lula fue operado de urgencia en la madrugada de ayer por una hemorragia dentro del cráneo, derivada de un accidente doméstico que sufrió dos meses antes.
El procedimiento, que duró cerca de dos horas y se desarrolló "sin complicaciones", permitió "drenar el hematoma del sangrado del cerebro", explicó en conferencia de prensa el doctor Roberto Kalil. "Está estable, conversando con normalidad y alimentándose", y "no tuvo ninguna secuela", agregó tras la intervención, realizada en el Hospital Sirio-Libanés de So Paulo.
Lula estará 48 horas "en observación" en la Unidad de Cuidados Intensivos y permanecerá en el hospital hasta "la semana próxima". Los médicos explicaron que el mandatario se sintió indispuesto y con dolor de cabeza el lunes, por lo que realizaron una resonancia magnética que mostró una "hemorragia intracraneal", consecuencia de la caída que sufrió hace un mes y medio. "El sangrado fue entre el cerebro y la membrana duramadre", detalló el neurocirujano Marcos Stavale. "Fue removido, el cerebro descomprimido y las funciones neurológicas preservadas", agregó el médico. "Es un tipo de complicación común, que puede suceder principalmente en personas de mayor edad", agregó el neurólogo Rogerio Tuma.
Sin sucesores claros a la vista Aunque salió "estable" y "sin secuelas" de la cirugía, el problema médico del mandatario puso sobre el tapete el tema del relevo en la izquierda, sin claras figuras para sucederlo eventualmente en los comicios de 2026.
Lula dijo en noviembre que si "no hay otro candidato" él estará "listo" para concurrir, aunque espera que "no sea necesario" y haya una "gran renovación política". De 2003 a 2010 ya había gobernado la mayor potencia de América Latina, dejando el cargo con una aprobación de 87%. El exlíder sindicalista fue elogiado por administrar una bonanza del precio de las materias primas que permitió sacar a millones de brasileños de la pobreza. Por eso siempre ha sido muy popular en las regiones más pobres del noreste, aunque también odiado por una parte de los brasileños, para quienes representa sobre todo el estigma de la corrupción. La condena que revirtió el máximo tribunal Justamente por esto último su suerte cambió. Condenado por corrupción en el "Lava Jato", el mayor escándalo político en la historia del país, estuvo preso 580 días, de abril de 2018 a noviembre de 2019.
La máxima figura del Partido de los Trabajadores sostuvo que fue víctima de una venganza política que permitió el triunfo del líder de extrema derecha Jair Bolsonaro en las elecciones de 2018, cuando él era gran favorito y tuvo que abandonar la carrera. En marzo de 2021, el Supremo Tribunal Federal anuló sus condenas --que muchos habían interpretado como el fin de su carrera política--, argumentando problemas procedimentales y le restituyó sus derechos políticos. En 2022, doce años después de salir del poder, llevó adelante su sexta campaña presidencial, la tercera exitosa. En las elecciones de octubre de ese año se impuso por poco (50,9% a 49,1% ) a Bolsonaro, entonces mandatario saliente.
Lula --ícono de la izquierda brasileña y latinoamericana-volvió así a la primera línea de la política, proclamando también al mundo que Brasil estaba "de vuelta" en la escena internacional, una ambición personal que también se ha visto obstaculizada por los problemas de salud. Presidente de Brasil: Lula da Silva, un casi octogenario que no se cansa del poder FRANCE PRESSE El mandatario se recupera de una cirugía intracraneal a la que fue sometido por una hemorragia. Tras caerse en el baño de su residencia el 19 de octubre y golpearse la nuca, Lula recibió puntos de sutura y evaluaciones periódicas. Por recomendación médica, a raíz de ese accidente, canceló su viaje a la cumbre de los BRICS en Rusia. Tampoco fue a la COP29 en Azerbaiyán.
Sin embargo, mantuvo sus compromisos, aunque varios días trabajó desde la residencia oficial. "Estoy bien, tuve un accidente, pero una tontería mía; fue grave, pero no afectó ninguna parte delicada", contó Lula dos días después de la caída. El 18 y 19 de noviembre fue anfitrión de la cumbre del G20 en Río de Janeiro, donde recibió a decenas de mandatarios. La semana pasada viajó a Montevideo a la cumbre del Mercosur. Ayer debía recibir en Brasilia al Primer Ministro de Eslovaquia, Robert Fico, quien en su lugar se reunió con el vicepresidente Geraldo Alckmin. n Consecuencias de un accidente grave.