Autor: DANILO DÍAZ.
Ojalá pase algo
Ojalá pase algo emasiado lejos fue Michael Clark y quienes desde las sombras lo acompañaron en esas operaciones que siempre generaron dudas en Azul Azul, la concesionaria que controla Universidad de Chile. No tuvieron respeto por el nombre de la institución, por sus accionistas, pero ante todo por el sentido común. Es imposible tragarse las versiones oficiales que surgen desde el club.
La Comisión para el Mercado Financiero (CME) usó sus atribuciones y pone en entredicho todo el entramado que construyeron los “Sartor Boys”, quienes desde su llegada al fútbol lo hicieron con un llamativo tono de soberbia. El discurso de la profesionalización, el de así se hacen las cosas, aunque coquetearan con el descenso, los acompañó. En 2024, cuando el equipo rindió, la suficiencia brotó. La opacidad y el secretismo fueron un modus operandi, con la obsesión de ocultar a los verdaderos dueños de Universidad de Chile. Como el fútbol es pequeño, muy pronto nos enteramos de quiénes tomaban las decisiones deportivas, que en esta actividad son las resolutivas. En las sombras, los dueños reales se jactaban de que ellos “manejaban la U”. Lo contaban jugadores, representantes de futbolistas y entrenadores, que confidenciaban la manera en que actuaban los controladores laicos.
Lo que nunca entendimos es por qué ocultarse, ¿Qué pecado tiene ser propietario de un equipo de fútbol? La respuesta es sencilla: no se puede tener dos clubes en una misma división, Por eso, la relación de “primos hermanos” con Huachipato alegró las charlas futboleras. y todo En las conversaciones de dirigentes, funcionarios el mundo relacionado con el fútbol, el vínculo entre azules y acereros servía para tirar una “talla”. Era tan obvia la trenza y tan pueriles los argumentos para desacreditar lo que todos sabíamos, que al final se convirtió en un tema risible, Fue muy lejos Clark. La audacia de sus movimientos, esa que caracteriza a algunos integrantes del mundo financiero local, jugando al límite del fuera de juego, es un riesgo. La CMF notificó en la última semana que el mercado tiene normas y límites. Los ciudadanos observamos expectantes el curso de los acontecimientos. No por morbo. Simplemente esperamos una señal de orden y transparencia. A pesar de que Azul Azul no es una sociedad anónima deportiva, el devenir de los acontecimientos es muy importante para el país. La sociedad chilena está cansada de “salidas” similares al desenlace que tuvieron las isapres, donde pagamos los Moya. Lo ocurrido en la U es una perla más en un año fatal para el fútbol local. Hoy la ANEP carece de gerente general, renunció su tesorero y nos enteramos de que uno de sus directores, por razones profesionales, pasa casi todo el tiempo en Lima. El calendario nos dice que el 25 de enero comenzará la Copa Chile y a mediados de febrero vuelve el torneo de Primera División. La actividad, en lo grueso, concluyó el 10 de noviembre. Luego quedó la liguilla del Ascenso.
Más de dos meses sin competencia es una locura. ¿Cómo pasaron las fiestas de fin de año los futbolistas del Ascenso y la 2D que dejaron de jugar en octubre? Una buena pregunta para los integrantes del consejo de presidentes que en este período sí recibieron su cheque de la televisión..