Debate abierto: ¿Está la IA formando alumnos poco críticos y cada vez menos creativos?
Debate abierto: ¿ Está la IA formando alumnos poco críticos y cada vez menos creativos? A fines de junio, la publicación de un estudio desarrollado por académicos del MIT encendió las alarmas.
Tras dividir en tres a un grupo de estudiantes en Boston, los investigadores les pidieron a unos que escribieran ensayos usando ChatGPT; a otros, que solo accedieran a motores de búsqueda (como Google), y al resto, que solo utilizara su cabeza. La conclusión fue que el primer grupo, aquellos jóvenes que usaron la inteligencia artificial generativa, fueron menos críticos si se les comparaba con el resto. Esto, porque, al medir su actividad cerebral, los electroencefalogramas mostraron que distintas regiones de sus cerebros se conectaban entre sí con una menor frecuencia. Los evaluadores que leyeron sus textos los describieron como "sin alma" y al final de la tercera sesión --se hicieron varias, espaciadas por varios meses--, se evidenció que muchos parecían limitarse a copiar y pegar.
El estudio, liderado por Nataliya Kosmyna, no tardó en volverse viral en redes sociales, y comenzó a ocurrir otro fenómeno: las conclusiones de la investigación se tergiversaron, con muchos sitios publicando que la IA generativa volvía a las personas más tontas y perezosas.
Kosmyna debió salir a aclarar que el estudio era preliminar, que aún no había sido revisado por pares y que era demasiado pronto para sacar conclusiones de una muestra tan pequeña, pues solo incluyó a 54 estudiantes.
Además, recalcó que durante la cuarta sesión el grupo que hasta entonces no había usado herramientas tecnológicas había sido invitado a usar ChatGPT por primera vez, y que en ese entonces había mostrado un nivel de conectividad neuronal aún mayor.
Situaciones nuevas Ante una tecnología que crece a pasos agigantados y que parece estar cada vez más presente en las aulas, son muchos los académicos que han pedido seguir investigando los efectos de este tipo de herramientas en el aula. "Tanto el pensamiento crítico como la creatividad son procesos cerebrales bastante complejos y que no son innatos.
Por lo tanto, requieren desarrollarse, estimularse y estar fortaleciéndose constantemente", recuerda Carolina Leppe, docente de la Escuela de Educación de la U. de O'Higgins y profesora detrás del curso "Neurociencias, Emociones y Aprendizaje Activo". "Por lo general, la IA nos otorga todo listo; así lo ven los jóvenes, que es algo que es llegar y tomar. No hay un procesamiento de ese contenido, y ahí se pierde la posibilidad de desarrollar estos procesos cerebrales", indica.
Pero --continúa--, ante este debate no zanjado de si la IA perjudica a los alumnos, el hecho de que la investigación del MIT mostrara que al usarla por primera vez se evidenciaran más conexiones neuronales, no parece una completa anomalía. "Cuando nos vemos enfrentados a algo nuevo, algo que nos genera curiosidad, que es novedoso y que logra motivarnos, efectivamente se activan áreas del cerebro, como el sistema límbico y la corteza prefrontal", señala Leppe. "Usar una herramienta como ChatGPT por primera vez nos puede generar sorpresa, nos pone en un estado de alerta cognitiva; queremos saber mucho más de cómo funciona, de qué es lo que puedo lograr hacer. Lógicamente, eso puede producir que diversas regiones del cerebro se vayan conectando.
Incluso se pueden ir liberando ciertos neurotransmisores, como la dopamina, que se asocia a la recompensa, y así se va generando mayor interés". Al estar en situaciones nuevas, "va a haber una reorganización dinámica del sistema nervioso para poder adaptarse a este nuevo entorno, nueva tarea, nuevo desafío", complementa Francisco Parada, director del Centro de Estudios en Neurociencia Humana y Neuropsicología de la U. Diego Portales, quien señala que un mal uso de los chatbots supone tomar sus respuestas ciegamente, sin mayores cuestionamientos o capacidad de edición. Cuando su uso se vuelve rutina, es difícil que la IA garantice una activación cerebral constante, concuerdan los especialistas.
Consultado respecto a sugerencias para que profesores y estudiantes puedan sacarle mayor provecho, entendiendo que la IA seguirá desarrollándose, Parada comenta que "prohibir nunca es bueno, sobre todo con herramientas que están acá para quedarse". Y recuerda que cuando recién se masificaba internet, muchos centros educativos también se sintieron amenazados. "Hay que fomentar usos activos, creativos. Usar esta IA generativa como una herramienta de exploración, de brainstorming. Quizás pedirle preguntas (más que solo respuestas) o conceptos clave", explica.
Usar la IA para "agilizar procesos administrativos del aprendizaje, como transcribir los textos dentro de una imagen (por ejemplo, cuando hay texto en una foto)" es una buena idea, plantea Pablo Álvarez, coordinador de docencia universitaria de la U. de La Frontera, quien agrega que la IA también puede ser una aliada para tratar temas de moralidad. "Es una oportunidad para abordar la enseñanza de aspectos éticos ligados a la creación y uso de información, una dimensión propia del desarrollo profesional", indica. Reciente estudio del MIT puso el tema en la palestra Debate abierto: ¿ Está la IA formando alumnos poco críticos y cada vez menos creativos? M.
CORDANO n No parece haber una respuesta concreta, pero por ahora el consenso parece ser que la activación neuronal disminuye cuando su uso se vuelve rutinario y es poco desafiante, con los estudiantes solo limitándose a copiar y pegar. La investigadora del MIT, Nataliya Kosmyna, debió salir a aclarar que su estudio --que aún no ha sido revisado por pares-no concluía que la IA generativa volvía a las personas más tontas. Por ahora, la conclusión es que las volvería menos críticas, pero la misma autora ha aclarado que se necesita más investigación al respecto. PEXELS / MATHEUS BERTELLI Otras miradas La U. de Harvard publicó en mayo de este año un estudio que sugiere que la IA generativa vuelve a las personas más productivas, pero menos motivadas.
Otro metaanálisis dado a conocer ese mismo mes, esta vez de la U. de Munich y para el que se revisaron 28 estudios, concluyó que la IA por sí sola no es más creativa que los humanos. Y que cuando las personas colaboran con ella, pidiéndole retroalimentación más que solo respuestas, la creatividad humana logra mejorar de forma significativa..