Autor: Por: Valentina Echeverria O.
Titín Molina: entre gaviotas, guitarras y libros, la vida de un cantor sin fronteras
Titín Molina: entre gaviotas, guitarras y libros, la vida de un cantor sin fronteras D MARRICHIHUEU ! ! --«Me conocen más como Titin Molina», se presentó.
Su nombre es Hector Molina y su huella está marcada en la historia del Festival de Viña del Mar, donde participó seis veces y en 1991 se alzó con dos gaviotas de primer lugar y artista más popular.
A él pertenece El Caballito de Metal, la canción más vendida en la historia del certamen, con más de dos millones de copias. «Después fue jurado, en 1993, y recorri casi todos los festivales folclóricos del país», Su guitarra y sus letras lo llevaron por todo Chile, pero también lo empujaron hacia el camino de la filosofía. «Paralelamente desarrollé mis estudios y me fui a España a doctorarme en la Universidad de Salamanca» Allí obtuvo un doctorado en Filosofía Política con calificación sobresaliente cum laude, además de un reconocimiento como «visita ilustre» de la ciudad Española. «Más allá de lo académico, me entregó afecto y amigos, muchos amigos». Para Molina no hay fronteras entre música, poesía y pensamiento. «La poesía es música, y la música también es poesía. Cheikspier decía que cuando se terminan las palabras comienza la música». Con esa mirada, ha tejido colaboraciones con poetas iberoamericanos y portugueses, además de mantener viva la raíz folclórica chilena de norte a sur.
Su historia también está ligada a la política, siendo concejal de Los Vilos durante 12 años, periodo en que promovió iniciativas culturales como la Casa de la Cultura de Coquimbo. «Fui parte del gobierno local que más recursos llevó a la comuna.
Más que discutir, buscábamos gobernabilidad grupal, que es lo que necesitan los pueblos». Defensor de la diversidad cultural Actualmente, se desempeña como presidente de la Coalición Chilena para la Diversidad Cultural, institución que reúne a 12 organizaciones entre Iquique y Puerto Montt. «Representó a la Sociedad de Autores de Chile, más de 14 mil personas. Acabamos de premiar 45 artistas, porque en el fondo hemos creado la Medalla al Mérito Cultural, y en la última entrega alcanzaremos más de 220 visualizaciones.
La gente quiere ver reconocidos a sus artistas, desde Chimbarongo hasta Paihuano» La convicción de Molina es clara, asegurando que «el desarrollo real de los pueblos pasa por enriquecer culturalmente al pais nuestra labor es transversal, no importa el partido, la religión o la condición social.
Se trata de reconocer lo que cada artista le ha entregado a Chile». El presente entre libros y música Titín Molina ha escrito varios libros, y el más reciente ya ha alcanzado cuatro ediciones y 3.500 ejemplares vendidos. «Lo emocionante es que nace del apoyo comunitario, de gente de Los Vilos que cree en la cultura». Pero este volumen es más que un texto biográfico: «¡ Marrichihueul Cantos, cuentos y sueños para todas las vidas» es un estudio antropológico, histórico y filosófico que rescata la cultura mapuche a través del canto, el cuento y el sueño. Sueños para La Serena Radicado entre Los Vilos, La Serena y Santiago, confiesa sentirse agradecido de esta región. «Me eligieron tres veces autoridad, y eso habla del cariño de la gente. Además, La Serena me ha acogido como un hijo», relata. Uno de sus grandes anhelos es que la capital regional sea reconocida por la UNESCO como Ciudad Creativa. «Tiene todos los elementos: escuelas de música, historia, poesía, talentos. Sería un sueño aportar a que se concrete», asegura. De Viña a Salamanca, España; de los escenarios a la filosofía, Héctor sigue cultivando música, poesía y memoria. A sus anhelos se suman su valorada obra escrita ¡ Marrichihueu!, y el sueño de ver a La Serena reconocida como Ciudad Creativa de la UNESCO.
Hoy, mientras recibe nuevas distinciones como la medalla en el Encuentro Iberoamericano de Poesía, Titín Molina sigue fiel a las pasiones de la palabra, la música y la comunidad. «Nos ha costado sangre, sudor y lágrimas, pero estamos felices por lo que hemos construido», reconoce. Su voz, que un día hizo corear al público de Viña, hoy se transforma en páginas escritas y en gestos de reconocimien to hacia otros artistas. Porque Titín Molina, el cantor de El Caballito de Metal, sigue cantando, aunque a veces lo haga con la pluma, su música ahora también vive en la memoria escrita de los pueblos. Poeta, músico y politico El eco de su canto.
Hoy, mientras recibe nuevas distinciones como la medalla en el Encuentro Iberoamericano de Poesía, Titín Molina sigue fiel a las pasiones de la palabra, la música y la comunidad. «Nos ha costado sangre, sudor y lágrimas, pero estamos felices por lo que hemos construido», reconoce. Su voz, que un día hizo corear al público de Viña, hoy se transforma en páginas escritas y en gestos de reconocimien to hacia otros artistas. Porque Titín Molina, el cantor de El Caballito de Metal, sigue cantando, aunque a veces lo haga con la pluma, su música ahora también vive en la memoria escrita de los pueblos.