CARTAS: Los ignorados en el debate sobre violencia escolar
- losignorados en el debate sobre violencia escolar Señor Director: Los hechos de violencia escolar ocurridos en los últimos días —una riña con resultado de muerte en Melipilla, un ataque armado en un colegio de San Pedro de la Paz— son tan estremecedores como complejos. Ante situaciones así, es comprensible que crezca la preocupación.
Lo inquietante es que, una vez más, las respuestas tienden a centrarse en medidas punitivas y dispositivos de control, como si el problema fuera solo de orden y seguridad, y no también de sentido, de vínculo, de formación. Se suele violencia escolar como algo que llega desde afuera: la familia, las redes, la salud mental. Pero cuando los hechos ocurren en la escuela, deben ser comprendidos como conflictos escolares. No es lo mismo que suceda en una casa o en un mall. Un estudiante que agrede a un profesor no se comporta igual con un vendedoro un guardia. La escuela, portanto, noes solo escenario: es parte del conflicto, y también de su posible transformación. Pese a ello, las respuestas institucionales insisten en lo superficial. Se instalan cámaras, se anuncian escáner, se habla de “escuelas seguras” como si fuera un atributo adicional. Pero una escuela no debería necesitar adjetivos. No debería ser “segura” ni “sana” como condición extraordinaria. Debería ser, simplemente, escuela: un espacio formativo, de vínculos, de enseñanza, de vida. Mientras tanto, se consulta a autoridades, expertos externos o voceros gremiales. Pero pocas veces se pregunta a quienes habitan la escuela.
Qué piensan los propios estudiantes sobre la violencia quese vive? Cómo la explican los profesores que están ahí cada día? Por qué sus interpretaciones no forman parte del diseño de las respuestas? En lugar de protagonizar el debate, la comunidad educativa aparece como objeto de intervención. Recuperar esas voces no es un gesto simbólico. Es una condición necesaria para comprender lo que ocurre y para de habitar la escuela que no se basen en el miedo ni en el control, sino en el vínculo, la confianza y la formación. Pablo Castro Académico Universidad de La Serena