Elon Musk vs el mundo
Andrea Gartenlaub Facultad de: Comunicaciones y Artes UdLaConvertido en una parodia de sí mismo, el otrora empresario modelo Elon Musk, dueño de Tesla Motors, Space y la red social X, se ha transformado en el mayor hater de los medios digitales.
En las últimas semanas, Musk ha estado bastante activoa través de su cuenta (Qelonmusk, de hecho, el 3 de agosto pasado publicó una frase lapida-ría: "La guerra civil es inevitable”, inflamando un circuito de fake news queenlazó perfecto con los peores disturbios raciales en elReino Unido en décadas.
En esemismo lapso, tuvo tiempo deenviar mensajes a Nicolás Maduro para definir el futuro de Venezuela vía un combate de boxeo, y anunciar una entrevista a Donald Trump, mientras difundía noticias falsas sobre la vicepre-sidente de EE.UU. y actual can-enfrentadobiemos de Brasil y Australia sobre la falta de control en su red social y sunegativa acerrar cuentas que promueven información falsa.
En este escenario ¿ qué se puede hacer frente a los tweets de Elon Musk y particularmente sobre la información que di funden las plataformas? Esta semanael gobierno británico ha al magnate, no solo en los intercambios con su primer ministroKeir Starmer, sino a través de los dichos del ministro de Tecno-logía de ese país quien señaló sobre Elon Musk que “él es la única persona que no rindecuentas a nadie", añadiendo queel impacto de su plataforma y mensaje en el discurso públicono debe subestimarse. En términos concretos, durante 2023presenta a grandes marcas como CVSUnilever, Health, gigantes que constituyen Mars, un 90% del gasto publicitario y mundial.
X señala que estas empresas han realizado "un boicot comercial" contra la plataforma, reduciendo sus presupuestos publicitarios en un 70%. Los demandados arguyen que la falta de regulación sobre la información que circula impacta en sus marcas. La razón: las empresas no quieren ver dañada su repu-tación anunciando en esta redsocial. Sin embargo, dos días después de interpuesta la demanda, GARM ha sido disuelto sucumbiendo a la presión de Musk. No queda claro que pasará con el juicio y tampoco cómo el millonario convencerá a los anunciantes de volver a confiar la plataforma. Algo difícil enel Reino Unido aprobó la Ley de Seguridad en Internet, una norma que castiga a quienes viertan los contenidos ilícitos y nocivosen lared, y obligaa lasempresas tecnológicas a vigilar sus plataformas. La ley entrará en vigencia en 2025.
Así también, la Unión Europea ha sido pionera con normativas que regulan el contenido, el comercio digital y la protección de datos en internet; mientras tanto Naciones Unidas está trabajando en torno al Pacto Digital Global que debiera lanzarse este año.
Sin embargo, lasregulaciones no solo provienen de los gobiernos: mientras Musk agitaba las aguas virtuales, X instaló una demanda en un tribunal federal de Texas contra Global Alliance for Responsable Media, una organización sin fines de lucro que re-didata demócrata, Kamala Harris. Las pachotadas en línea de Musk son incontables, tanto como su extraordinaria fortuna.
Si desde hace años que las redessociales provocan fenómenos de desinformación y polarización política, hasta esta semana la intervención personal del dueño de X pasó de lo virtualmente anecdótico a poner en jaque la seguridad nacional de Inglaterra e Irlanda del Norte.
Su comportamiento virtual pone en cuestión a aquel Musk que señalaba que haría todo lo posible por combatir las noticias falsas apelando al criterio de los propios usuarios de X para denunciar las fake news y deepfakes con una herramienta denominada Community Notes.
Una estrategia que parece ser no verosímil cuando X enfrenta demandas internacionales delos go-directamentecuando mantiene su tono controversial: “Intente la paz por dos años, ahora es la guerra”. Más allá del comportamiento errático del amo y señor deX, la responsabilidad que le cabe por lo sucedido en Inglaterra es un punto de inflexión que empuja a respuestas conjuntas entre gobiernos, organizaciones internacionales y el propio sector privado a poner límites a las empresas que lucran gracias a la polarización y también sobre los responsables de verter informaciones falsas que ponen en riesgo la paz social. ¿La era salvaje de internet llegará a su fin? Esperemos. Su regulación también será inevitable..