Autor: POR Juan Toro. FOTOS Sergio Alfonso López
Cuky Pérez "Nadie está mirando el impacto de la IA en el trabajo en Chile"
Cuky Pérez "Nadie está mirando el impacto de la IA en el trabajo en Chile" Cuky Pérez "Nadie está mirando el impacto de la IA en el trabajo en Chile". Cuky Pérez "Nadie está mirando el impacto de la IA en el trabajo en Chile". L. LA ANALISTA DE DATOS QUE TRIUNFÓ EN SILICON VALLEY RECUERDA SU EXPERIENCIA DESEMPEÑÁNDOSE EN EMPRESAS COMO AIRBNB Y SHOPIFY. HOY ENSEÑA PROGRAMACIÓN A MUJERES EN COMUNAS VULNERABLES Y ADVIERTE SOBRE LOS DESAFÍOS QUE LA lA PLANTEA AL MUNDO LABORAL: “LO QUE VIENE PARA CHILE SERÁ UN AJUSTE DIFÍCIL”. POR Juan Toro. FOTOS: Sergio Alfonso López El El cambio fue drástico.
Hace dos años que la analista de datos María de los Ángeles Cuky Pérez cambió su carrera en la vertiginosa industria tecnológica de Silicon Valley, donde trabajó en Airbnb y Shopify, por Chile y más tiempo libre.
Hoy, se dedica a dar talleres de inteligencia artificial y programación en La Pintana, Renca y Maipú, mientras participa de directorios de empresas y colabora con fundaciones: Estoy trabajando, pero claro, no tengo un jefe, no tengo una empresa. El calendario está lleno, pero no es de 8 a 8 dice Pérez sentada en su departamento en Providencia. Entre los cuadros, los muebles curvos y el centenar de libros en la biblioteca, podría parecer el hogar de una pareja de artistas más que de los analistas de datos que viven aquí. Pérez vivió más de dos décadas en Estados Unidos. Se fue en 2002, comenzó trabajando como académica, investigando economía economía del comportamiento, y terminó liderando equipos de ciencia de datos en empresas tecnológicas de alto calibre. Durante sus años en Silicon Valley, trabajó en Airbnb y luego en Shopify, con un estilo de vida que hoy no extraña: El ritmo de trabajo allá es non stop. Teníamos vacaciones ilimitadas, pero eso es un mito. Aunque estés de vacaciones, estás conectado al Slack, al correo. No existe la desconexión. Junto a su marido Miguel Socías, también profesional del mundo tech formaban la pareja perfecta para ese mundo: sin hijos, sin horarios, sin excusas para desconectarse. Todo estaba enfocado en hacer crecer los productos, levantar rondas, experimentar, experimentar, mejorar el diseño. En empresas como Airbnb, los trabajadores trabajadores reciben participación en la propiedad, lo que refuerza el vínculo con el proyecto: Uno se siente responsable. Si hay que hacer algo el fin de semana, lo haces. Nadie se va a las cinco... Lo volvería a repetir 100 veces, no me arrepiento de ese nivel de trabajo, pero no lo quiero ahora. Es un capítulo cerrado. El regreso se decidió de a poco, primero con la muerte de su madre en 2016, y finalmente con la pandemia. Cuando llegó el 2020, todos fueron enviados a trabajar desde la casa y, hasta el regreso a Chile de la pareja, nunca volvieron.. Fuefdcil tomar la decisión? Para nada. Sobre todo porque cuando lo decidimos, en 2016, dijimos que nos veníamos en 2022. Parecía teórico y seguimos viviendo hasta que llegó el momento. *** La infancia de María de los Ángeles Pérez en Constitución no estaba enfocada en la tecnología. Estudió en un colegio particular / r. Cuky Pérez "Nadie está mirando el impacto de la IA en el trabajo en Chile" subvencionado creado por la Fundación Angelini, diseñado originalmente para atraer profesionales a la celulosa. Era un establecimiento atípico: salas pequeñas, educación personalizada, libertad pedagógica y, aunque no era común en la época, clases de programación. --Nos enseñaban a programar en Pascal, desarmábamos computadores. Siempre me llamó la atención. Y gracias a eso, conseguí mi primer trabajo en California. Aunque inicialmente pensaba estudiar Medicina, como su padre, terminó en Ingeniería Comercial, para especializarse en Economía, por recomendación del director del colegio. Durante sus años en la Universidad Católica se fue entusiasmando con la investigación. El plan era claro: seguir una carrera académica, hacer un doctorado y dedicarse a publicar papers. Fue ese camino el que la llevó a Estados Unidos, junto a su pareja --hoy su marido--, quien fue aceptado en un Magíster en Stanford. Ella, mientras tanto, encontró trabajo en un instituto de investigación. Ahí comenzó todo. --Me contrataron porque sabía manejar datos, que lo había aprendido en el colegio. Después de cinco años, entró al Doctorado, convencida de que la academia era lo suyo. Pero después, instalada como profesora universitaria en el Evans School of Public Policy and Governance en Seattle, se dio cuenta de algo que no esperaba: --La academia es muy solitaria. Interactúas a través de papers. Era un trabajo muy introspectivo, muy lento. El dilema fue duro. Pero finalmente pidió un año de permiso sin goce de sueldo. En ese año, volvió a California, entró a Airbnb y nunca regresó a la academia: --La academia era el sueño para el que había estudiado toda la vida. Pero no me hacía feliz. *** Era 2015 cuando María de los Ángeles Pérez llegó a Airbnb. La empresa aún estaba consolidando su estructura y preparándose para salir a la bolsa.
Lo que no se esperaba era que la forma de trabajo de Silicon Valley sería totalmente opuesta a lo que conocía: --Yo venía de la academia, con oficina propia, puerta cerrada, casi con sillón para la siesta. El primer mes me lo pasé encerrada en una sala silenciosa que tenían ahí.
Hasta que mi jefa me dijo: "Esto no es así, acá tienes que estar afuera, conversando, creando". También aprendió la velocidad de las empresas tecnológicas y los lemas: --"La perfección es una enfermedad" y "Terminado es mejor que perfecto", mientras en la universidad un paper podía demorar años. Pero ese es el tipo de trabajo que más se alinea con mi personalidad, rápido. --¿ Ser mujer y latina no trajo problemas ahí? --Siempre fue tema. Era un ambiente progre, obviamente, pero sobre todo en tecnología, había muy pocas mujeres, muy pocos latinos y ser ambas, es ser de la minoría. Imagino que ahora habrá cambiado, pero en ese momento se hicieron muchos esfuerzos por tener equipos más diversos. Pérez llegó a ser la jefa de Ciencia de datos en Airbnb y se involucró en iniciativas internas para aumentar la participación femenina.
Pasaron de tener un 20% a casi un 50% de mujeres en el área de ciencia de datos, algo muy poco común en la industria del momento: --Hicimos cosas concretas: anonimizar los test de entrada, incluir mujeres en las entrevistas, cambiar cómo se presentaban los casos. Y funcionó. Pero costó. A veces había que escuchar cosas como "no queremos bajar el nivel". Tenías que demostrar que eso no iba a pasar por dejar entrar más mujeres. En 2021, dejó la empresa y entró a Shopify, como Senior Data Science Manager hasta su regreso a Chile al año siguiente. Poco antes de la explosión de la Inteligencia Artificial que remeció el escenario de la industria. En diciembre de 2022 OpenAI lanzó la primera versión gratuita de ChatGPT y desde entonces no solo acaparó la atención, el negocio tecnológico cambió. Meta (Facebook), Alphabet (Google) y X (ex-Twitter) recortaron su plantilla en 22%, 4% y 80% respectivamente, aunque parte del motivo tras esa reducción fue la sobrecontratación tras la pandemia.
El nuevo centro tecnológico hoy aparece en San Francisco, con una zona renombrada como "La arena", donde están los competidores de Inteligencia Artificial como OpenAI, Notion y Chroma: --Ahora el trabajo del data science se está automatizando con la IA, no están contratando y buscan otros perfiles. --Pareciera que se fueron en el momento perfecto. --Creo que con mi marido llegamos en el momento perfecto a Silicon Valley, cuando reventó la segunda generación del "Punto Com", con las empresas que parecía que iban a cambiar el mundo. Y nos fuimos justo en el momento, con el surgimiento de la IA y. Cuky Pérez "Nadie está mirando el impacto de la IA en el trabajo en Chile" el cambio político de Estados Unidos. Ahora es difícil hablar de diversidad. Las empresas ahora están muy calladas en esos temas. Se terminó ese Silicon Valley que conoció? Esa imagen sí, pero las empresas siguen, obviamente, y la carrera está en crear la Inteligencia Artificial General. Ese es el foco. Desde hace dos años, María de los Ángeles Pérez observa con atención el avance de la inteligencia artificial. Ya no desde un escritorio en Silicon Valley, sino desde cursos que dicta en La Pintana, Renca y Maipú, donde enseña a mujeres a programar con asistentes como ChatGPT y otras herramientas de ¡A. Lo que ve le fascina, pero también le preocupa: Veo que vienen años de ajuste muy difíciles. Ya está pasando: las empresas tech han dejado de contratar ingenieros y cientistas de datos. Las herramientas son demasiado eficientes. No se necesitan necesitan tantas personas. Habla desde la experiencia. Su marido con quien desarrolla cursos y aplicaciones está usando actualmente un modelo de lenguaje para testear código. Antes, necesitaban un equipo. Hoy, lo hacen con una sola máquina: Es como tener un equipo de programadores en la casa. Es impresionante. Lo que más le inquieta no es la posibilidad de una superinteligencia superinteligencia descontrolada ese es, dice, el “temor hollywoodense”, sino el desempleo masivo. En particular, el que afectará a los trabajos de entrada: jóvenes, personas con menos estudios, trabajadores trabajadores administrativos. Se habla mucho de los derechos de autor, de la privacidad, pero el gran tema es el empleo. El soporte al cliente ya es casi completamente automatizado. Y funciona. La gente hoy ni siquiera siquiera se da cuenta que está hablando con un bot. En sus cursos, intenta convertir esa amenaza en una oportunidad. oportunidad. Les enseña a sus alumnas a utilizar herramientas de ¡ A como asistentes programadores. El objetivo: darles una ventaja mientras mientras aún haya un margen de tiempo antes de que las máquinas hagan ese trabajo: Les enseñamos a ver a la ¡ A como un copiloto. Ya no es un chat para hacer preguntas. Es una herramienta para crear. Aun así, reconoce que hay poco debate público sobre estos temas en Chile. Cree que el país no está preparado para el impacto impacto que se viene. Uno cree que hay alguien pensando en esto. Pero no es así. Nadie está mirando el impacto de la lA en el trabajo en Chile. No se ha cambiado ni el currículum escolar. Conoce casos concretos. Trabajó cinco años con la Fundación Kodea para introducir ciencias de la computación en escuelas públicas. Lo lograron. Pero justo cuando eso empezaba a consolidarse, consolidarse, llegó la JA y volvió a cambiar el tablero. Nos pasó muy rápido. Hace cinco años enseñar a programar programar era revolucionario. Hoy ya parece casi obsoleto si no lo haces con lA. Por eso le interesa estar conectada con lo que ocurre fuera de Chile. En Silicon Valley siguen muchos de sus amigos y la tecnología tecnología continúa avanzando a una velocidad imparable: Los cambios son exponenciales. Y como humanos somos malos para percibir eso. Nos parece una línea recta, hasta que de repente es vertical.
Yno es prioritario aquí? Hace poco fuimos con mi marido a escuchar una charla de Jeannette Jara, hablando sobre su propuesta y en ningún minuto se habló de esto, que para mí va a ser lo más difícil que enfrente Chile entre el 2026 y 2030. Puede venir un desempleo masivo de los puestos de entrada para jóvenes. cNo hay candidatos abordando esto? Yo no he visto a nadie.
La industria en Chile, dice, tiene problemas conocidos, la fuga de profesionales al extranjero, un mercado más pequeño, y a pesar de eso, comparado a la región destaca: Tenemos el Cenia (Centro Nacional de Inteligencia Artificial), Artificial), creo que Chile en la región está como el mejor preparado, pero al verlo con Europa o Estados Unidos, no es lo mismo. Aún así tenemos gente muy bien preparada, un mini sistema de venture venture capital, que nos falta más, pero está.
Siempre me sorprende Chile, tiene como un motorcito. 6 Cómo se mejora eso? ¿ Inversión privada o presencia estatal? No creo mucho en regulaciones de Estado, pero en Silicon Valley teníamos alianzas con las universidades y eso en Chile hace falta, porque sigue siendo mal visto que los académicos trabajen con la industria. Necesitamos esas alianzas. *** Hoy María de los Ángeles Pérez dice que su vida es un lujo. No solo por el tiempo libre o la posibilidad de hacer kite surf durante semanas, sino porque ha logrado alejarse de la presión constante por producir. Silicon Valley, reconoce, le dio mucho, pero también la agotó: Allá nunca eres suficiente. Todos tus pares son más brillantes, brillantes, más jóvenes, más rápidos. Y eso te mete en una máquina donde sientes que tienes que ir rápido todo el tiempo. Lo hicimos durante veinte años. Ya no más. Hoy valora dormir bien, hacer deporte, tener conversaciones largas. Su marido también ha bajado el ritmo: Estamos enfocados en vivir sanamente. Nos encanta estar en el mar. Y también queremos estar disponibles para enseñar, para aportar desde lo que aprendimos. Pero no a costa de la salud ni de la libertad.
Asegura que esta no es una época en que tenga metas profesionales profesionales fijas, pero sí hay ideas: He pensado en involucrarme más en la toma de decisiones públicas. cEn qué tipo de cargos? Quizás desde un centro de estudios, una universidad, incluso desde el gobierno. No lo sé. Pero va a hacer falta que muchos estemos ahí, involucrados. Lo que sí tiene claro es que su regreso a Chile fue una decisión y no una renuncia. Cuando llegó, notó que algunos la miraban con lástima, como si hubiese fracasado. Nos decían “lo siento, te tuviste que volver”. Y no. Nosotros lo elegimos. Y estamos felices. Mientras tanto, sigue atenta a cada nuevo avance. En su casa ya han desarrollado un asistente de inteligencia artificial llamado Margarita, un agente que ayuda a organizar agendas familiares. Quiere enseñar a crear herramientas así a más personas, especialmente especialmente a quienes podrían quedarse atrás. Mi próximo proyecto es hacer un agente que me diga qué tipo de kite tengo que llevar según el viento del día. Por ahora, eso. Pérez pausa y agrega: Y seguir enseñando. Porque esto recién empieza..