Informalidad y nuevos desafíos
Areciera que lo peor de la crisis ha quedado atrás; la economía ha comenzado a reactivarse poco a poco en línea con las mejores cifras sanitarias. El comercio, tras un cierre casi absoluto, ha abierto sus puertas, con fuertes crecimientos en sus ventas.
Pero han sido variables más bien transitorias las que han acelerado el consumo, como la apertura del sector, el retiro del 10% y otras ayudas fiscales, así como la activación de decisiones de compra pospuestas durante los meses de mayor encierro, todo ello acompañado de fuertes ofertas. A esto se suma que, para el último cuarto del año, los resultados se verán beneficiados por una baja base de comparación. La reactivación efectiva del sector será lenta y dependerá directamente de la capacidad de volver a levantar el mercado laboral. Deberemos lidiar entonces con el gran desafío que enfrenta hoy el país: cre- “Se deben concentrar los esfuerzos no solo en crear empleos, sino en que sean formales y de calidad”. Ar empleos. Pero, ¿empleos de qué tipo? En el último trimestre móvil se evidenció que los ocupados crecieron 2,4% respecto al trimestre previo, es decir 172 mil 850 más; sin embargo, 61% de estos son informales.
En el comercio es más dramático: los ocupados del sector crecieron 0,8%, con un alza de 3,7% de los informales y una caída de 0,7% de los formales; es decir, todo el empleo creado en los últimos meses en el sector es informal. El desempleo trae informalidad, la que es sinónimo de precariedad e inestabilidad. Gran porcentaje de este trabajo es realizado por trabajadores por cuenta propia, con un ingreso medio de $281.000 mensual. Por su parte los asalariados informales tienen un ingreso medio de $384.400 mensual, versus $724.500 de los formales (ESI 2019). Junto con la necesidad de crear empleos formales enfrentamos una digitalización mundial. Todo que pueda ser automatizado se automatizará, haciendo más difícil la reactivación del empleo. Aparecerán entonces nuevas demandas laborales, por lo que urge capacitar a nuestra fuerza de trabajo.
Un estudio de la CNC, FCH y Sence muestra que, en el comercio, el 80% de las competencias laborales de la cadena de valor principal son de naturaleza rutinaria, lo que las vuelve altamente automatizables y digitalizables. Tras una crisis de esta magnitud la recuperación real del empleo tomará tiempo; se deben concentrar los esfuerzos no solo en crearlos, sino en que estos sean formales y de calidad. La inversión en capital humano puede ayudar en esta labor, fortaleciendo los sistemas de capacitación y creando una hoja de ruta para la transformación digital, que involucre a empresas, trabajadores y Estado.