Conectados pero aislados
COLUMNABianca Puntarelliacadémica de la carrera Terapia OcupacionaldLas recientes noticias sobre suicidios entre la población joven, ha puesto de manifiesto un grave problema de salud pública.
Este fenómeno se ha convertido en una preocupación creciente, especialmente en el contexto contemporáneo digital, que, aunque ofrece oportunidades de interconexión y creación de contenido, también intensifica la presión emocional y social que enfrentan nuestros jóvenes.
La transformación de nuestras interacciones en la era digital ha dado lugara una cultura de seguidores, donde la comparación constante y el ciberacoso son realidades cotidianas y, aunque existen espacios digitales juveniles, a menudo estos se desarrollan bajo identidades virtuales que carecen de la sensibilidad humana necesaria para frenar impulsos de violencia, lo que puede contribuir a sentimientos de aislamiento, ansiedad y depresión, aumentando el riesgo de ideación e intentos suicidas, en una sociedad que, en general, carece de un entendimiento profundo sobre el sufrimiento mental.
La contención emocional, la escucha activa y la consideración palpable de las opiniones de los jóvenes son esenciales para crear espacios seguros, tanto en línea como presenciales, donde puedan compartir sus experiencias sin temor a ser juzgados ni minimizados, donde sefacilite el diálogo abierto sobre la salud mental y los peligros de una sociedad hiperconectada y acelerada como la nuestra. Anteeste escenario, el contacto con la naturaleza se presenta como un poderoso antídoto contra la presión digital, ya que las actividades al aire libre mejoran el bienestar emocional y reducen el estrés según diversos estudios. Fomentar caminatas, deportes y talleres crea-tivos en entornos naturales no soloproporciona un respiro de las pantallas, sino que también permite una conexión sensorial y emocional que promueve un estilo de vida equilibrado.
Asimismo, el involucramiento de los jóvenes en actividades que les otorguen propósito y motivación, tales como proyectos comunitarios, voluntariados y actividades artísticas; muchas veces pueden ser una forma efectiva de combatir la sensación de vacío y desesperanza. La responsabilidad de prevenir el suicidio juvenil no recae únicamente en unas pocas autoridades, sino que debe ser asumida por to-dos los agentes involucrados.
Lasinstituciones educativas, organiza:ciones de salud y comunidades de-ben colaborar para desarrollar estrategias que aborden los desafíos del mundo digital y promuevan la salud mental mediante políticas y programas que incluyan la voz de los jóvenes. dela Universidad Andrés Bello.