Autor: Por Juan Paulo Iglesias
Elevando la discusión:
Relato por entregasSé lo que hicieron el verano pasado. El título de la ya clásica película de terror delos 90 resuena por estos días.
Y no por lo del terror, aunque a algunos el asunto les cause miedo, sino más bien por las revelaciones que puedan seguir saliendo de la investigación sobre Luis Hermosilla y Leonarda Villalobos que no para de sumar protagonistas. Esuna suerte de versión moderna de esas novelas decimonónicas por entregas que no dejaban de abrir nuevas aristas. Como dicen, a veces la realidad supera a la ficción.
Material suficiente para un guionista en busca de inspiración, con giros de último minuto y un celular -el de Hermosillaque de pronto se convirtió, como dice Max Colodro, “en el Santo Grial del tráfico de influencias”. Estamos ante “una caja de Pandora cuyos secretos amenazan con extenderse hasta el infinito”, agrega Colodro, para quien “esto tiene todas las notas de un déja vu”. Nada de cantar victoria antes de tiempo. Es un asunto transversal.
“Hace unos años”, apunta, “Penta fueel primero en caer en el torbellino del financiamiento ilegal de las campañas y la centroizquierda celebraba, con el ministro Rodrigo Peñailillo a la cabeza”, hasta que poco después “fue la cabeza del propio ministro la que rodó”. Y en el momento actual, “con una crisis institucional y de seguridad sin precedentes, no será fácil que el sistema político pueda zafar”. “Caiga quien caiga”, si no, “sería el puntapié final para un sistema de justicia al borde del abismo”. Como recuerda Daniel Matamala, el propio Hermosilla aseguró en el ya legendario audio que “aquí está metido medio Chile”. Y tan equivocado no estaba.
“Sus redes no tenían límites”, apunta Matamala, “desde defender al jefe de asesores del Presidente Boric, Miguel Crispi, hasta recibir alertas en su teléfono del fiscal regional de Aysén sobre un caso de drogas”. Un escándalo “que se puede convertir en una sucesión de memes”, dice, pero cuyo “nudo central estáen la estrecha relación política, humana y profesional entre Luis Hermosilla y Andrés Chadwick”. Por eso, lo que queda por develar es “hasta qué punto Chadwick y los demás mencionados estaban al tanto o eran parte” de las distintas operaciones investigadas. Habrá que esperar los capítulos siguientes. “Sin moral cívica las comunidades perecen”, decía Bertrand Russell.
Y algo de eso hay para Juan Ignacio Brito en este caso que “ha vuelto a desnudar lo peor de lo nuestro, esa podredumbre que habíamos tendido a olvidar en los últimos años”. El episodio, dice, “retrotrae a la década pasada, cuando estallaron los escándalos que hicieron añicos la confianza del público en las autoridades”. Y, aligual queentonces, apunta, “las re-lostigre, como los asiáticos, una de las causas del problema actual, según él, es que “las dos fuerzas motrices del crecimiento” (recursos naturales y ahorro de largo plazo) “están rindiendo menos”. Y para salir de ahí, dice, además del diagnóstico, esimportante “acordar metas que nos ayuden a coordinar mejor nuestras acciones públicas y privadas”. velaciones conocidas ahora sugieren la existencia de una crisis moral”. No son las regulaciones las que nos harán mejores personas, dice.
“La primera reforma”, apunta, es otra, una “de la quenadie habla, pero es primera necesidad”: la de “las voluntades”. Un asunto de virtudes cívicas, como decía Russell. dando bote hace tiempo, pero el riesgo, según Magdalena Browne, es que se apueste todo a una sola canasta, como pasó con el cambio constitucional. La ilusión “está puesta en la reforma al sistema político”, apunta, pero si bien esta “esextremadamente necesaria”, setrata “sólo de un paso”. No todo se solucionará con ajustes institucionales.
Falta fortalecer los partidos y “que sean capaces de encauzar las demandas ciudadanas”. Y, sobre todo, de cara a las próximas elecciones, que “asuman que están frente a una encrucijada respecto de su sustentabilidad futura”. Y si para Giorgio Jackson el origen de todo está en la inercia de la política, convertida en “un espacio permanente y exclusivo para las trincheras”; una que, según él, sólo se puede romper a través de “instancias de diálogo genuino”, “coraje y liderazgo” para sacar adelante las reformas.
Para Cristóbal Osorio el problema es otro y “Jackson se equivoca en la comprensión de las inercias que hoy generan la energía de este momento histórico”. Porque, dice, “todo lo que sucede hoy procede de la energía que se descargó el 4 de septiembre de 2022”. Y ante eso, apunta, “no sólo no ha habido respuesta” de la izquierda, “sino tampoco un diagnóstico completo”. Pero volviendo a Illies y su pregunta de ¿ cuándo se ponen en marcha las cosas?, para Guillermo Larraín, por acá, al menos en el plano económico, la clave para impulsarlas en la dirección correcta y “retomar la senda del crecimiento” es “entender bien qué nos ha pasado”. Y más allá de que concuerda con Ricardo Caballero eneso de que nunca fuimos unTiedme pcamobia rLas crisis siempre tienen un punto de partida, aunque a veces cueste descubrirlo.
Es como ese libro del alemán Florian IMlies, éxito de ventas hace algunos años en su país, 1913, un año hace cien años, que cuenta los hechos antes de que la Primera Guerra Mundial lo cambiara todo. Porsus páginas pasan los protagonistas de la historia antes de la historia, desde Stalina Lenin, pasando por Tito y Hitler, además del propio archiduque Francisco Fernando.
“¿Cuándo se ponen en marcha las cosas?”, escribe lllies, y la pregunta vale también por acá y, a la luz de lo que dice Paula Escobar, aún hay tiempo para que las cosas tomen el rumbo correcto con “la reforma al sistema político”, “fundamental para poder avanzar y no dejar a la ciudadanía rumiando más frustración”. “Siya sabes lo que tienes que hacer y no haces nada, entonces estás peor queantes”, dicen que decía Confucio.
Sea así ono, lo cierto es que en el caso de la reforma política, el asunto parece estarLa porfiada realidadPero si se trata de evitar que las cosas se pongan en marcha en la dirección equivocada, la crisis de seguridad ha encendido todas las alertas, con el fantasma de la situación de Ecuador en el ambiente, como recordaba hace algunas semanas Ascanio Cavallo.
Una realidad que está “tan lejos y tan cerca”, como esa película de Wim Wenders y que exige entender, según Cristián Valdivieso, que “lo que enfrenta Chile no es un problema puntual o acotado de inseguridad”, sino “una crisis estructural y sistémica”. Una que “requiere ser narrada en presente continuo por el gobierno”. No sirve el relato de la “normalización” que buscó instalar para el segundo tiempo, porqueal final la realidad se impone.
Y si bien es cierto que esta -la realidades como es y no como uno quiere que sea, para Cavallo, en este caso, “el gobierno de Boric parece estar en un momento de negación, derivado en parte de sus prejuicios ideológicos, en parte del temor de excederse y en parte de su debilidad institucional”. Y el problema es que “los crímenes aumentan en la medida en que los criminales no aprecian que sus acciones son más costosas”. Hay que tomar medidas. De nada sirve enojarse por las advertencias, dice.
Esa no es más que “la reacción prototípica de todos los gobiernos que se sienten incomprendidos”. De seguir así, “el Estado quedará desnudo no solo por lo que niega, sino porque simplemente también lo habrán asaltado”. Al final es un problema de prioridades, según Pablo Ortúzar.
“Tenemos -diceuna sobreoferta de credencialesen la educación superior, al tiempo que una demanda insatisfecha por más profesionales del rubro policial”. Y “como es evidente que los desafíos de seguridad que enfrenta el país seguirán creciendo” y “a punta de discursos altisonantes no van a mejorar las cosas”, lo que hay que hacer es “poner la plata donde se ponen las palabras”. Hay “pocos policías” y “mucha gratuidad”, dice, y los “millones que hoy se dilapidan en estudios dudosos” debido a la gratuidad, según él, la seguridad, podrían destinarse a porque al final, de poco sirve “seguir inflando penas en un país donde haya más abogados que policías”.. Debates que marcaron la semana